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Embajada de España: un caso con muchas dudas

La mañana del 31 de enero de 1980  todo parecía normal y rutinario en la sede de la Embajada de España en Guatemala, en la zona 9 capitalina.

Portada del 01/02/1980 el embajador de España en Guatemala, Máximo Cajal y López, sale de la sede diplomática luego del incendio. (Foto: Hemeroteca PL)

Portada del 01/02/1980 el embajador de España en Guatemala, Máximo Cajal y López, sale de la sede diplomática luego del incendio. (Foto: Hemeroteca PL)

Sin embargo, a eso de las 9 horas llega un grupo de  campesinos indígenas del Comité de Unidad Campesina (CUC)  que toman las instalaciones e inmediatamente colocan en el frente del edificio  mantas condenatorias contra el Ejército y el Gobierno.

El grupo, integrado por aproximadamente 30 personas, entre las cuales habían mujeres y hombres, eran en su mayoría de Uspantán, Quiché. Luego de la toma dijeron a  las personas que se encontraban en la cancillería que quedaban en calidad de rehenes.

En aquella ocasión estaban en dicho lugar, entre otros,  el ex presidente de Guatemala, Eduardo Cáceres Lehnhoff; el ex canciller Adolfo Molina Orantes; el médico Mario Aguirre Godoy; el embajador español, Máximo Cajal y López, y  personal administrativo de la embajada.

Al conocerse el hecho, llegan eso de las 11.15 horas numerosas unidades de la policía Nacional (PN), con agentes uniformados y vestidos de particular, quienes, por medio de altavoces, pidieron a los invasores que se rindieran.

Los ocupantes de la embajada no atendieron los llamados, y exigieron  a la PN que se retirara, al decir que su movimiento de protesta era justo, ya que sólo con medidas de hecho era posible ser escuchados por el Gobierno.
El director de la PN era Germán Chupina Barahona, y el responsable de los agentes vestidos de civil, Pedro García Arredondo, jefe del Comando Seis.

Interviene embajador

Seguidamente, el embajador Cajal y López, Cáceres Lehnhoff y Molina Orantes utilizaron altavoces que llevaban los ocupantes de la sede diplomática para pedir  a las fuerzas de seguridad que se retiraran, ya que se iniciarían negociaciones y recordándoles que gozaban  de inmunidad diplomática.

A las 14 horas es liberado Aguirre Godoy, quien es introducido a un carro  policial y llevado lejos del lugar.

Las fuerzas de seguridad no atendieron el llamado de los diplomáticos  ni de los exfuncionarios  guatemaltecos, por lo que numerosos agentes policíacos  comenzaron a ingresar a la sede diplomática, mientras otros apuntaban  con sus armas a las puertas y ventanas.

Al ver el movimiento de la policía uno de los ocupantes gritó: “Si la fuerza pública  no se retira, estamos dispuesto a  pagar hasta las últimas consecuencia”,  y que morirían junto a los rehenes.

La Policía continuó entrando a la sede donde  localiza  víveres, medicinas  y dulces que  habían  llevado  los invasores con el propósito de mantenerse en ese lugar por  varios días. Asimismo, localiza  seis bombas  incendiarias que tenían en su poder los invasores; estaban hechas con botellas con gasolina, hule, mechas y retazos de tela.

A las 15.20 horas se escuchan dos detonaciones de arma de fuego y de pronto  se observa una columna de humo salir de una de las ventanas  de la embajada.

A los pocos minutos  se vio aparecer  por un corredor  a Cajal y López, con el rostro y las manos quemadas.
Un testigo que se encontraba a pocos metros dijo que se escuchaban gritos desgarradores y que había confusión. Afirmó que pudo ver  a una mujer  que gritaba  desesperadamente. Uno o dos minutos  después,  terminaron los gritos y todo quedó en silencio.

Muertos

Los fallecidos en la quema de la embajada española fueron los diplomáticos Jaime Ruiz del Árbol, segundo secretario; Felipe Sáenz Martínez, canciller de la embajada; además, Mary Wilken viuda de Barillas, Lucrecia de Anleu, Miriam Rodríguez y Nora Mena Aceituno, del personal diplomático, así como María Teresa de Díaz Santa Fe, una visitante.

Los únicos campesinos que fueron reconocidos  fueron Juan Chic Hernández y Mateo Sis, ambos de Uspantán,  y Victoriano Gómez  Sacarías, de Santa Cruz del Quiché.

Escaparon milagrosamente el embajador Cajal y López; Aguirre Godoy, quien había salido pocos minutos antes de la explosión, y el niño Jaimito Ruiz del Árbol, de 6 años, hijo del infortunado segundo secretario de la embajada española.

Comunicado Oficial

El periodista Carlos Toledo Vielmann, junto al mayor Rolando Archila Marroquín, secretario y subsecretario de Relaciones Públicas de la Presidencia, en conferencia de prensa dieron el informe oficial de lo ocurrido en la embajada española.

Los funcionarios dijeron que la toma de la embajada había sido obra de grupo de terroristas y que los ex funcionarios que murieron realizaban gestiones relacionadas con un Congreso de Notariado Hispanoamericano.

Mostraron varias evidencias que consistían en seis pañuelos rojos y negros, con una estrella blanca al centro, un amplio documento que indicaba punto por punto la acción que llevarían a cabo las personas que habían tomado la sede diplomática, así como bombas molotov y morrales que portaban los campesinos.

También mostraron la fotografía de  Sonia Magaly Wenches Valdez, quien supuestamente era la jefa del grupo y que había muerto en la tragedia.

Qué dijo Cajal y López

El embajador Cajal y López declaró que el incendio se originó por el lanzamiento de una bomba molotov por parte de uno de los indígenas que ocupaban la sede diplomática.

El diplomático dijo que él intentó resolver el problema al pedir que la Policía se retirara, pero en lugar de eso, la fuerza pública se encaminó hacia el despacho donde él se había concentrado con los invasores y otros miembros del personal de la embajada.?

Fue en ese momento uno de los ocupantes sacó la bomba y la lanzó hacia la puerta. A esto siguió un tiroteo, indicó.

“Yo que estaba más cerca de la puerta de salida de mi despacho conseguí zafarme de uno de los ocupantes que me amenazaba con una pistola. Pegué un salto y atravesé la cortina de fuego que ya se había formado y salí con quemaduras, pero salí salvo”, indicó.

“Lo único que puedo decir es que estoy destrozado por lo ocurrido”, comentó.

Añadió que los campesinos llegaron armados, aparentemente con machetes, pero que cuando principió el asedio sacaron dos o tres pistolas y dos bombas molotov.

Difícil identificación

El reconocimiento de los 37 cadáveres carbonizados en el incendio tomó cuatro horas y media al juez Séptimo de Paz, Álvaro Hugo Salguero.

María Wilken viuda de Harinas, de 65 años, jefe de secretarias de la embajada española, fue reconocida entre los cuerpos de todas las mujeres que murieron. La identificó su hijo, el médico Enrique Harinas Wilken.

De los hombres, solamente tres fueron identificados Juan Chic Hernández y Mateo Sis, ambos de San Miguel Uspantán, y Victoriano Gómez Sacarías, de Santa Cruz del Quiché.

Siete de los cadáveres, entre ellos los de dos mujeres, llevaban anudados al cuello pañoletas rojas con fondo negro en cuyo centro estaba estampada una estrella blanca.

No atiende a juez

El 2 de febrero de 1980 el juez Salguero fracasa en su intento de tomar declaraciones voluntarias a Cajal y López sobre los trágicos sucesos en la embajada. Salguero acudió a un hospital privado con la intención de escuchar la versión de Cajal y López pero éste se rehusó a recibir al juez.

Luego de varios días de permanecer refugiado en la casa del embajador de Estados Unidos, Cajal y López abandonó Guatemala, y el 8 de febrero de 1980 arribó a Madrid, España.

Guatemala rompió relaciones diplomáticas con España en 1980 y las restableció hasta el año 1984

El 17 de enero de 2008, el juez español Santiago Pedraz, quien se hizo cargo del caso, renuncia a la investigación por falta de apoyo en el proceso y porque el delito de genocidio no aplicaba en Guatemala.

El 25 de julio de 2011, la Policía Nacional Civil captura en el departamento de Santa Rosa a García Arredondo, por el delito de desaparición forzada del estudiante universitario Édgar Sáenz Calito, en 1981. España reclama su extradición por delitos de lesa humanidad y responsabilidad en la quema de la embajada española.

Cajal y López, de 77 años, dio en abril de 2012 su testimonio en la Audiencia Nacional española, el cual fue transmitido por videoconferencia al Juzgado Undécimo Penal, encargado de las diligencias.
Durante el interrogatorio sostuvo que 30 campesinos ocuparon la sede diplomática en protesta por la represión de la cual eran víctimas en Quiché.

El diplomático dijo que intentó negociar con autoridades para evitar una tragedia, pero que no hubo respuesta.

“Nunca tuve un interlocutor y traté de convencer a la Policía para que se retirara o permitiera la salida pacífica de los campesinos, pero no me hicieron caso”, indicó en su declaración, que duró una hora con 40 minutos.

El embajador agregó entonces: “Intenté comunicarme vía telefónica con los ministros de Relaciones Exteriores, Eduardo Castillo, y de Gobernación, Donaldo Álvarez Ruiz, pero ninguno respondió mi llamada”.

El único que le contestó fue el viceministro de Relaciones Exteriores quien le dijo era que veía “muy difícil” que la Policía se retirara de la sede diplomática.

Nueva declaración

Al ser interrogado nuevamente sobre los hechos, Cajal y López dijo que las fuerzas de seguridad poco a poco fueron incursionando en la sede diplomática, empezaron por el segundo piso y rompieron puertas con hachas para ocupar la embajada.

Eso motivó que los campesinos se atrincheraran en su oficina. Varios llevaban bombas molotov. “Cuando la Policía rompe la puerta de mi despacho empieza el fuego y no recuerdo cómo se produjo… entonces decidí salir y logré sobrevivir”, dijo Cajal. 0

4 de abril 2014

Máximo Cajal y López, ex embajador de España en Guatemala en la década  de los 80s   fallece a los 79 años de edad en Madrid, Cajal ya no pudo  estar presente  en el juicio contra  el ex jefe del Comando Seis de la Policía Nacional Pedro García Arredondo.

Inicia el juicio

El 1 de octubre de 2014, García Arredondo es el único en enfrentar a la justicia por la quema de la embajada de España. García Arredondo dijo: “Solo quiero decir que soy inocente, soy inocente y soy inocente”.

Cajal y López, quien falleció en abril de ese año, ya no pudo ver concluido el proceso.

El 15 de enero de 2015, una hora con 35 minutos bastaron para que  el Tribunal B de Mayor Riesgo dictara sentencia contra García Arredondo, a quien condenaron a 90 años de prisión al hallarlo culpable de la quema de la Embajada de España y la muerte de dos estudiantes universitarios que acompañaban los féretros de campesinos muertos en esa sede diplomática.

Otro involucrados en el caso son el exministro de Gobernación, Álvarez Ruiz, quien se encuentra prófugo, mientras  Germán Chupina Barahona, exdirector de la desaparecida Policía Nacional, falleció a los 84 años de edad, el 17 de febrero 2008 en su residencia de Boca del Monte, debido a complicaciones cardiorrespiratorias, neumonía y deshidratación, según reporte medico.

Quema de la embajada de España  continua sin esclarecerse: Video Prensa Libre You Tube

 

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