El éxito en el plano deportivo ha hecho del atleta, originario de San Cristóbal Verapaz, una de las figuras más reconocidas y un modelo para quienes sueñan con alcanzar una hazaña de tal magnitud.

Pasadas algunas semanas desde que cruzó en segundo lugar la meta de la competencia que tuvo lugar en las calles de la capital británica y de haber recibido varios reconocimientos, Barrondo volvió a los entrenamientos con la mente puesta en sus próximos objetivos.

Durante su visita a este diario, las felicitaciones y las solicitudes de fotografías y autógrafos no se hicieron esperar para un personaje que no puede pasar inadvertido.

¿Cómo ha cambiado su vida luego de haber ganado la medalla en los Juegos Olímpicos?
De muchas maneras. En ocasiones me despierto, la veo para pensar en que sí es verdad que la gané. A veces me cuesta darme cuenta de lo que logré, pero trato de poner los pies sobre la tierra, sin descuidar el trabajo que nos ha traído hasta este lugar.

¿Es diferente su manera de ser con las personas que le rodean o quienes ahora se le acercan?
Siento que no. A veces me da pena no poder atender a todos los que se me acercan para felicitarme o quieren una foto. Si por mí fuera les daría un abrazo a todos los guatemaltecos.

Ha sido una transición importante que ha experimentado junto al equipo de marcha y en la óptica de los guatemaltecos que lo ven como un ejemplo.

Al final, de eso se trata, de cambiar la vida de los demás por medio de lo que uno hace o dice, de demostrarles a los nuestros que somos capaces de hacer cosas grandes si nos lo proponemos.

En sus apariciones públicas se habla mucho de su manera de expresarse, y da la impresión de que se preparó para este momento. ¿Es así?
Siempre trabajamos con el profesor Rigoberto Medina —su entrenador— con la mente puesta en una medalla olímpica, y cuando se convirtió en realidad vinieron otras cosas, pero al final el querer ser mejor es lo que hace la diferencia, y eso es lo que trato de transmitir a las personas de este país.

Hubo un momento en que usted, Medina y sus compañeros afrontaron carencias por falta de apoyo. ¿Qué balance hace meses después?
Recuerdo muy bien las palabras que el profesor nos dijo a finales del 2010: “La próxima Navidad será diferente, se los prometo”, y fue algo muy bonito darse cuenta de lo que logramos en las competencias como los Juegos Panamericanos, con cuatro medallas —dos oros, una plata y un bronce—, y eso nos permitió tener una mejor etapa en la que pudimos, cada quien, ayudar a nuestras familias y a nosotros mismos.

¿Encontró en Medina el apoyo que necesitaba al venir a la capital, donde las condiciones eran diferentes a las de San Cristóbal?
Sí. Fue él quien me convenció de que dejara de estudiar y comenzara a entrenar. Al igual que yo, él tiene lejos a su familia y me llevó a creer que tenía condiciones para destacar y muchas cosas más, si trabajaba de manera correcta.

¿Ha dimensionado cuánto pueden influir su ejemplo y palabras en los demás?
De muchas maneras. Una parte que me impactó fue encontrarme con amigos del colegio que se fueron a Estados Unidos y me reconocieron luego de ganar la medalla. Fue algo que me marcó mucho.

¿Contrasta esta etapa de su vida con la que debió pasar en su niñez, con dificultades económicas y que en su momento no le permitían desarrollarse en el deporte?
Sí, de muchas maneras. Lo veo como haber seguido las cosas que mi papá —Bernardo— me decía: “Cuando yo no esté, usted es el hombre de esta casa y nunca debe dejar de trabajar, para que nada les falte a su mamá y hermanos”. Soy el mayor de los cinco hijos, y desde muy joven supe que tenía que trabajar duro.
Al final, son las ganas de salir adelante y de mejorar las condiciones de la familia las que nos hacen correr, aunque sea descalzos.

Su ejemplo se ha convertido en algo que niños y jóvenes quieren imitar. ¿Cómo maneja esa responsabilidad, más allá de su labor como atleta?
Hay que demostrar con todas nuestras acciones que somos capaces. Lo que uno hace y lo que se aprende en casa puede hacer la diferencia.
Los padres tienen que hacer conciencia a los niños de que al respetar su vida van a respetar a los demás.

Al lado de lo deportivo, ¿qué proyectos tiene en el futuro para quienes necesitan apoyo y no cuentan con recursos?
Tengo varios meses de trabajar con la Fundación Red de Jóvenes de San Cristóbal Verapaz. Tratamos de hacer conciencia y ayudar a quienes lo necesitan como alguna vez nosotros lo hicimos.
Con la empresa Tigo trabajamos en el proyecto de construir en San Cristóbal un polideportivo para quienes deseen practicar deporte, y quizá algún niño o niña que llegue a ese centro tenga capacidad para ganar una medalla olímpica para Guatemala.

El recuerdo de un día inolvidable

Con agrado, el subcampeón olímpico recibió como obsequio la réplica de la portada de la publicación de Prensa Libre correspondiente al domingo 5 de agosto, un día después de su hazaña en las calles de Londres, en la competencia de los 20 kilómetros marcha.En la portada, el titular “Histórico” resumió el sentimiento de los guatemaltecos al ver al atleta de San Cristóbal Verapaz colgarse la primera medalla para el país.

En la imagen principal de la página, Barrondo aparece en el podio, con la medalla en la mano izquierda y un ramo de flores en la derecha.

Otras tres fotografías completan la publicación, que en aquella fecha fue dedicada por completo a su triunfo. “Les agradezco mucho por este detalle. Es muy especial para recordar lo que sucedió ese día en Londres. Es algo que aprecio”, expresó el atleta. https://www.youtube.com/watch?v=wl2MqmxH18o

Erick Barrondo fue elegido unánimamente como Personaje del Año 2012 de Prensa Libre. (Video: Prensa Libre TV)