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Guatemala, país golpeado por lluvia y huracanes

Las inundaciones y desastres causados por la lluvia han sido un problema sin resolver desde hace casi medio siglo. La capital y la provincia han afrontado por igual ese viejo lastre.

Foto satelital de la ruta del Huracán Fifí, en septiembre de 1974. (Foto: Hemeroteca PL)

Foto satelital de la ruta del Huracán Fifí, en septiembre de 1974. (Foto: Hemeroteca PL)

El 25 de septiembre de 1970 más de 25 familias de la 19 avenida y 10a. calle, zona 12, resultaron afectadas al inundarse sus viviendas por la lluvia del día anterior.

El agua empezó a caer copiosamente a eso de las 14 horas por todo ese sector y a causa de estar obstruidos los tragantes de la 19 avenida, las correntadas se fueron sobre varias viviendas del lugar que están construidas a bajo nivel y dañaron muebles, ropa de uso personal y otros objetos más, pertenecientes a las numerosas familias afectadas.

El agua alcanzó en algunos patios y habitaciones más de medio metro de altura y hubo necesidad de llamar a los bomberos municipales, quienes colaboraron con la gente, la mayoría de escasos recursos económicos, a extraer el agua de las viviendas. En la casa marcada con el número 10-41 resultaron afectadas las habitaciones de los señores Juan Daniel Díaz, Otilia Monterroso de Morales, Juan Monterroso y Ricardo Alfredo Morales Monterroso.

Con daños

La casa del señor Adrián Calanchí, situada a la vecindad, también resultó seriamente inundada, al extremo de que el agua llenó el patio más de medio metro de altura y ésta se filtró hacia las casas situadas en la parte de atrás.

En la 10a. calle Interior, en una pequeña encallejonada, se inundaron las casas de los señores Daniel Pérez López, Paulina Sinaí, Pedro Huinac Pérez, Eugenia Pérez, Gonzalo Pérez, Silvenia García, Humberto Andrés Avila, Lesbia María López, Macaria López, Maria del Carmen G. López, Eugenia Pérez, Juan Gamboa, Mercedes Pérez, Andrés Zorín, José Carballo, Isabel Barrios, Manuela de Jesús Pirir, Viviana Pérez Ordóñez y otros más.

Estas casas están situadas alrededor de un pequeño campo de juego, el cual resultó completamente inundado a casi un metro de altura y las aguas se desbordaron a todas las habitaciones, donde dañaron muebles, ropa, animales de corral y otros objetos más.

Medida extrema

Los bomberos, para darle paso a las correntadas de agua que seguían acumulándose, abrieron un boquete en una de las paredes del lado sur del sector de casas y el agua fue saliendo lentamente hacia un sitio baldío.

Los habitantes de las viviendas trabajaron por espacio de cuatro horas sacando el agua de sus cuartos ayudándose con botes y otros objetos, y muchos de ellos se enfrentaron a serios problemas para dormir anoche, pues sus camas y colchones resultaron empapados, así como sus ropas de cama.

Entrevistados algunos de los afectados, indicaron un tanto indignados que la propietaria de algunos de esos inmuebles y la municipalidad misma no se habían preocupado a la fecha por dotarles del correspondiente drenaje.

El terrible Fifí

Guatemala ha sido afectada históricamente por desastres climáticos, ya que la ubicación y geografía donde se encuentra Centroamérica hace que sea más vulnerable y esté expuesta a huracanes, inundaciones, deslizamientos y terremotos.

Fifí ingresó a las costas de Honduras entre el 16 y el 19 de septiembre de 1974 y tocó suelo guatemalteco, en Petén, el 19 a la medianoche, después de haber pasado por Belice.

El huracán Fifí fue considerado uno de los más devastadores y con mayor fuerza destructiva, hasta el paso del huracán Mitch, en 1998.

Fifí también afectó a Honduras, México, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica; sin embargo, Honduras fue el más afectado de todos, ya que se contabilizaron más de 10 mil muertos y 600 damnificados.

El centro de huracanes de los Estados Unidos informó que el huracán Fifí era el más fuerte que durante este siglo había azotado las costas de Honduras y golpeó las de Guatemala en los últimos días de ese mes.

La misma intensidad de lluvias se dejó sentir en las vertientes del Pacífico, alcanzando no sólo Guatemala,  sino también El Salvador y Nicaragua.

Su efecto en estos lugares duró igual tiempo.

En Belice

Informes de la estación de radar en Belice y procedentes de un avión de la marina, mostraban que el ojo del huracán Fifí cruzó la costa de Belice, cerca de 70 millas al sur de la capital, entre las 16 y las 17 horas, tiempo del este.

En Stan Creek, ciudad costera a 35 millas de la capital de Belice, se reportaron vientos de 90 millas por hora lo cual producía altas mareas que obligaron a detener el movimiento de las embarcaciones sobre la región.

En Guatemala, más de 200 personas perdieron la vida, en su mayoría ahogadas, y miles  quedaron sin vivienda,  ya que estas fueron arrastradas por  los ríos. Además, se reportaron puentes dañados, caminos y carreteras destruidas, numerosos derrumbes y deslaves.

La  capital  fue afectada por el huracán que dejó destrozos e inundaciones en varias zonas, así como caída de árboles y daños en el alumbrado público.

El poder de los ríos

“¡Fue una horrible pesadilla! Comentó la señora Carlota Oshta”, ante la inundación causada por el río Achiguate, el 22 de septiembre de 1978.

“En la costa he experimentado inundaciones pero ninguna como ésta; mis muebles, alimentos y ropa, fueron arrastradas por la corriente y mi casa está seriamente dañada”, se lamentó.

Prácticamente, esa vez desapareció casi por completo la carretera de Escuintla hacia Puerto San José. Aunque no se lamentaron pérdidas humanas, decenas de familias quedaron aisladas, tanto en la cabecera como en la ciudad porteña.

Daños al agro

En septiembre de 1979 más de un millón de quintales de maíz corría peligro de perderse por el problema de las lluvias de los últimos días, dijo el entonces ministro de Agricultura,  Edgar Ponciano Castillo.

El funcionario informó entonces que según los estudios efectuados, la producción de maíz llegaría a más de ocho millones en 1979.

Sin embargo, las pérdidas por el fenómeno que se atraviesa podrían ascender a un millón de quintales.

Explicó que a su despacho han llegado numerosos mensajes de las distintas regiones del sector público agrícola, donde se le informa sobre los daños que el temporal está ocasionando a las plantaciones de productos del agro.

Hasta el momento —reiteró— no se puede indicar en números estos daños, pero son considerables.

Entonces, había necesidad de que los ríos bajaran a su cauce normal para poder decir a cuánto ascendían las pérdidas.

El temible Mitch

Al menos veinticinco personas murieron en Centroamérica en octubre de 1998 por el paso del huracán Mitch, mientras en Guatemala fueron evacuadas cinco mil de varias comunidades de Izabal.

En Honduras se reportaron 11 muertos; 3, en Costa Rica; 8, en Nicaragua; 1, en Panamá, y 2 en Guatemala.

En Izabal, Guatemala,  se mantuvo en un ambiente de alarma generalizada por las consecuencias del fenómeno, especialmente porque se temió para un embate mayor.

Lluvias intermitentes y vientos huracanados azotaron la región, lo que obligó a suspender la navegación acuática.

Belice no se libró de la devastación, y sus habitantes tuvieron que buscar refugio en Belmopán, la capital.

Luego de su paso por el país, el fenómeno se dirigió a México y las Antillas, donde dejó destrucción. En el caso de México, Mitch azotó las costas de Yucatán.

Poca seriedad legal

Poco o nada ha cambiado en 50 años en la prevención de desastres naturales en el país. Las mismas regiones azotadas en los años 1970 son abatidas cada año por la  lluvia y el desborde de ríos.

Respecto de zonas de riesgo,  David de León,  vocero de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), dijo en septiembre de 2016 que Guatemala es el primer país continental con riesgo a desastres en el mundo, con ocho mil 200 puntos vulnerables.

Indicó que es necesario modificar la Ley de la Conred, lo cual implicaría hacer cambios a 23 normativas existentes en el país.

En septiembre de 2016 la institución estuvo en el ojo del huracán, al haber promulgado el presidente, Jimmy Morales, el polémico Decreto 5-2016, el cual declaraba estado de Prevención en todo el país, para atender los efectos del invierno, pero restringía dos artículos constitucionales y lesionaba la Libertad de Expresión.

Dicho decreto, publicado en el diario oficial el 20 de septiembre, fue dejado sin efecto al día siguiente por el presidente en funciones, Jafeth Cabrera.

Más de 300 personas perdieron la vida en el deslave de El Cambray II. (Video: tomado de Youtube)

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