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1920: guatemaltecos se manifiestan en contra de la dictadura Cabrerista

El 11 de marzo de 1920, un desfile cívico recorría por la tarde las calles de la ciudad de Guatemala para manifestar el descontento contra la dictadura de veintidós años del presidente Manuel Estrada Cabrera.

Foto tomada desde las gradas del calvario donde se ve la Calle Real (6a. avenida) llena de manifestantes en contra de Estrada Cabrera el 11 de marzo de 1920. (Foto: Hemeroteca PL)

Foto tomada desde las gradas del calvario donde se ve la Calle Real (6a. avenida) llena de manifestantes en contra de Estrada Cabrera el 11 de marzo de 1920. (Foto: Hemeroteca PL)

Después de sucesivas reelecciones, Estrada Cabrera había ido consolidando un gobierno más despótico, conforme crecía el descontento popular por su larga permanencia en el cargo.

El control policiaco es la respuesta del régimen a las manifestaciones opositoras y los atentados en contra del dictador. Los estragos que provocan los terremotos de 1917 y 1918 son la antesala a la caída del tirano en 1920.

Antecedentes

La segunda década del siglo XX está marcada por tres hechos: el aumento del rechazo a la dictadura, mayor presencia de los intereses norteamericanos y los terremotos que asolan al país. Con el pretexto de evitar la infiltración de los insurgentes de la Revolución Mexicana, Estrada Cabrera aumenta el control policiaco contra la población.

El gobierno recibe el respaldo de las compañías norteamericanas. La United Fruit Company, UFCO, llega a mediar para que Estados Unidos conceda un préstamo de US$17 millones a Guatemala, para pagar la deuda externa y reducir la influencia de los europeos, en particular los alemanes, con intereses en la caficultura y la electrificación. Al término de la Primera Guerra Mundial, los alemanes son forzados a abandonar esta última área, que pasa a la estadounidense Electric Bond and Share Co.

La deidad romana de Minerva es asociada con la figura de Estrada Cabrera, lo cual se exacerba con las fiestas minervalias y la proliferación de templos a Minerva. Son frecuentes las publicaciones alegóricas a dicha diosa y, obviamente, exaltando la imagen del gobernante. El férreo dominio que impone se hace sentir en todas las actividades, políticas y sociales, que se llevan a cabo en el país.

En tanto el poder de Estrada Cabrera comienza a sentir el desgaste de cuatro reelecciones, a lo que se agregan los estragos de los terremotos a partir del 25 de diciembre de 1917 hasta mediados de enero de 1918.

Manifestación histórica

Una revuelta organizada por los miembros del partido Unionista, tomó forma dentro de un grupo de ciudadanos guatemaltecos con tendencias conservadoras, aunque ligeramente modernizadas, el cual abanderaba la vieja idea de la unión de Centroamérica, de la cual se hablaba desde la época de la independencia patria, y a lo largo del siglo XIX.

La crisis llega a su punto máximo el mencionado 11 de marzo cuando la policía dispara contra una marcha de oposición, lo cual provoca más rechazo en contra de Estrada Cabrera y propicia su caída.

El mandatario observaba desde su residencia ubicada en “La Palma”, los acontecimientos y recibía los informes de los espías que había diseminado por toda la ciudad.

El unionismo

Con la suscripción del “Acta de los tres dobleces”, el 25 de diciembre de 1919, fue fundado el partido Unionista, el cual agrupaba a intelectuales, profesionales y obreros. Sus fundadores fueron el arzobispo José Piñol y Batres y Manuel Cobos Batres.

El movimiento nació próximo al centenario de la Independencia y funcionó en la 12 calle y 4a. avenida de la zona1. Meses después, de ese lugar saldría la histórica manifestación del 11 de marzo de 1920, que inició el derrumbe del gobierno de Estrada Cabrera.

Un mes más tarde, el 8 de abril, la Asamblea Nacional Legislativa emitió el Decreto 1022, el cual señaló alteraciones mentales del presidente, por lo que lo declaraba imposibilitado para continuar al frente del Organismo Ejecutivo. El decreto en mención le concedía licencia para ausentarse del territorio guatemalteco y de Centroamérica.

Esa misma fecha, la Asamblea nombró presidente al ciudadano Carlos Herrera Luna, hombre de cuantiosa fortuna, suave de carácter, conciliador en sus actos y de juicio reposado.

A partir de ese momento, la expresión “¡Cayó don Manuel…! ¡Cayó don Manuel…! comenzó a escucharse por doquier, como un estribillo que molestaba al dictador.

Ese mismo grito se ahogaría con el estruendo de los cañones disparados desde “La Palma”, residencia oficial, dando inicio a la “Semana Trágica”, durante la cual, heroicos protagonistas, reconocidos y anónimos, combatieron por la libertad y la dignidad nacional.

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