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Huelga bananera se complica por desacuerdos

Una huelga que empezó en julio de 1986, en la finca Arizona, Izabal, se complicó por no llegar a acuerdos entre las partes y dejó pérdidas por más de Q2.5 millones.

Portada del 21 de septiembre de 1986. (Foto: Hemeroteca PL)

Portada del 21 de septiembre de 1986. (Foto: Hemeroteca PL)

Fernando Bolaños, presidente alterno de la asociación de bananeros, informó que dicho movimiento había dejado grandes pérdidas al sector.

Los trabajadores  y la parte patronal entraron en meses de conflicto, el cual llegó a su fin el 20 de septiembre de 1986.

En julio pedían aumento salarial con otras prestaciones y decidieron entrar en paro sin acudir al diálogo.

Estos trabajadores lograron el apoyo de 28 compañeros, indicó Bolaños, pero el rest,o que pasa de 200, no acuerpó el paro. Al conocer el conflicto, los tribunales de Trabajo y Previsión Social de Puerto Barrios mediaron y fue hasta el  18 de septiembre que se ordenó la reinstalación de los huelguistas.

Durante este tiempo hubo pláticas entre los que seguían en sus labores y quienes exigían el paro total. En varias pláticas formales surgieron diferencias de criterio y como resultado surgió la división de los interesados en trabajar y los huelguistas, situación que cambió el movimiento en la finca Arizona, afirmó Bolaños.

Enfrentamiento

Este surgió entre trabajadores al ordenar los  tribunales de Puerto Barrios la reinstalación de los 48 trabajadores despedidos. El sector patronal obedeció el dictamen, pero los demás laborantes se opusieron a que entraran a la finca a ocupar sus puestos.

Eduardo Ventura Peñate, directivo del nuevo comité ad hoc pro formación del sindicato mayoritario de la finca bananera Arizona, mostró la orden de reinstalación, pero informó que de trabajar los 48 huelguistas, entonces los restantes abandonarían  sus labores.

“La razón es muy fácil”, expresó. “Durante las pláticas los invitamos a que trabajáramos en armonía  por la situación económica que vivimos, pero ellos nos insultaron, nos trataron de “traidores” y nos humillaron con un dirigente sindical capitalino de apellido Estrada, quien los asesora”, indicó.

Este sindicalista capitalino, dijo Peñate, vino con imposiciones fuera del orden y ha ido de finca en finca para convencer a otros trabajadores a ir a la huelga. Por ello nos oponemos a que trabajen los que dejaron sus puestos en julio de ese año .

José Luis Gudiel, trabajador de la finca Alabama, dijo que ellos son casi 100 trabajadores y pertenecen a la región de Arizona. “No queremos a los disociadores y si entran, apoyamos a los que sí mantuvieron el trabajo mientras los otros holgaban”, refirió.

“Yo soy testigo de que al principio se trató de no apoyar la huelga y ellos se apoderaron de las bodegas de Arizona para no dejar sacar los instrumentos de trabajo”, dijo José Luis Gudiel.

En esa fecha vino la policía, pero los huelguistas fueron agresivos con sus machetes. Del puente colgante no dejaron pasar a los agentes policíacos.

“Es más, cuando los agentes fueron atacados por los huelguistas, la autoridad trató de defenderse con los fusiles, pero no dispararon por orden del jefe”, comentó.

“Visto todo esto pidieron  la intervención de la ministra de Trabajo para formalizar nuestro comité ad hoc para defendernos conforme la ley, y de esto ya se levantó el acta respectiva por parte de un inspector de Trabajo”, dijo Gudiel.

Conflicto laboral

César Augusto Pérez Reyes, administrador de la finca Arizona, manifestó que el conflicto entre la parte laboral y patronal está cancelada. “Nosotros acatamos la orden en reinstalar a los 48 despedidos, pero sus compañeros no los quieren recibir. Contra 200 hombres nada se puedo hacer”, comentó. “Como administrador es un grave problema”, refirió.

“Si les doy la razón a los reinstalados, se declaran en paro los otros 200. Pero si les doy también la razón a los 200, me pueden acusar de no acatar la ley y eso es lo que  se  debe aclarar. Para nosotros, los de la parte patronal,
la cosa está muy clara, puesto que nada tenemos que ver entre el enfrentamiento de los dos bandos”, aseguró el administrador.

Pidió en ese entonces que llegara la autoridad competente y dilucidara el problema, porque lo que no deseaba es seguir con pérdidas que alcanzaron las 21 mil cajas de banano.

“En dinero no podría decir exactamente la cantidad, pero es más de dos millones y medio de quetzales”, aseguró.

Huelga en otras fincas

El movimiento de huelga se extendía a otras fincas, aunque en parecidas condiciones que las de Arizona. La más fuerte se centralizó en la hacienda Hopy, S. A., donde el dirigente Antonio Interiano informó que el paro se declaró el jueves en apoyo a los despedidos en Arizona.

“Aquí estamos en paro y los compañeros trabajadores acordaron seguir la consigna de otras fincas”, dijo Interiano.

“Sabemos que vino un inspector de Trabajo para entrar al diálogo y si nos conviene, regresamos, pero también depende de lo que dispongan los demás compañeros”.

“Efectivamente, el inspector de Trabajo dialogó con los trabajadores y trató por todos los medios de convencerlos en cuanto a que ya existía la orden de reinstalación en Arizona”. Con eso, la ley está al día, explicó.

El inspector de trabajo pidió, por consiguiente, que  reflexionaran  en cuanto a regresar a sus labores. La parte patronal sólo pide que repongan 4 horas por  cada dos días  y saldrán del problema.

Los trabajadores no aceptaron el ofrecimiento y decidieron seguir el paro. De ahí se derivó escuchar la petición de la parte patronal en cuanto a levantar el acta respectiva para quien no se presente  a sus labores será despedido, y además no tendrá derecho a cobrar el tiempo holgado y el séptimo día.

Oficialmente, Baudilio Padilla, abogado de la agropecuaria Hopy, en compañía del administrador, Rolando Aldana Villamar, acompañaron al inspector de trabajo para levantar el acta, la cual leyeron a los trabajadores el pedido de la parte patronal.

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