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1971: incendio cobra la vida de dos bomberos

El viernes 13 de agosto de 1971, la  motobomba B-4 de Bomberos Municipales, conducida por Roberto Sánchez Saravia  fue destacada junto a otros  elementos   para que   atendiera  una llamada de  auxilio por un incendio en la zona 2 capitalina.

Detalle de la portada de Prensa Libre del 13/08/1971. (Foto: Hemeroteca PL)

Detalle de la portada de Prensa Libre del 13/08/1971. (Foto: Hemeroteca PL)

Ese día también iban en la unidad  Carlos Pérez, Roberto Aguilar,  Rodrigo González y Víctor Meoño.

La motobomba  enfiló  sobre  la 1a. calle  y 10a. avenida de la zona 1. El semáforo marcó rojo a los bomberos, como iban con sirena abierta, continuaron la marcha sin percatarse de que del lado contrario se desplazaba un camión cisterna. Los dos   vehículos  colisionaron y esto originó un incendio de grandes proporciones.

 El accidente  se produjo por la imprudencia del camión cisterna. Por lo fuerte del impacto, el camión  fue a empotrarse  en la vivienda de la señora  Jesús Meoño, mientras la motobomba recorrió sin control  aproximadamente unos  20 metros  hasta que  se detuvo en el garaje  de la casa  de  Escolástico Ortega Peña, donde el portón  quedó totalmente destruido.

Los bomberos  Meoño y  González cayeron al suelo tras el impacto. Segundos después se produjeron  tres fuertes explosiones en el camión  cisterna, las cuales se debían al combustible que transportaba  el vehículo.  Momentos después todo fue pánico,  ya que  se levantaron columnas de fuego.

Curiosos que observaron el accidente manifestaron ese día  que como resultado de la colisión la puerta  de la cabina del cabezal  se abrió  y el piloto  fue expulsado  violentamente. Tanto piloto como ayudante del cisterna huyeron del lugar.

El bombero   Aguilar Pérez salió  de la cabina y corrió para auxiliar  a su compañero  Meoño, quien no solo estaba golpeado  sino envuelto en llamas, por lo cual no pudo hacer nada por él.

Al lugar del percance acudieron otras unidades   de los Bomberos municipales y voluntarios y ambulancias de la Cruz Roja, las cuales trasladaron a las víctimas a los hospitales  más próximos.

El Incendio

Al estallar el camión cisterna, prendió fuego la casa de la señora Meoño, quien vivía con su hija, Estela Melgar Meoño. Ambas fueron rescatadas  del inmueble y llevadas a un centro hospitalario, sin mayores lesiones y quemaduras, pero con crisis nerviosa.

Melgar Meoño era una conocida cantante de televisión y primera actriz del grupo de teatro experimental del Banco de Guatemala,  e hizo el papel de Doña Beatriz en la obra de Carlos Solórzano “Doña Beatriz, la Sin Ventura”.

La casa de ambas mujeres se   quemó totalmente  y nada pudo rescatarse, debido a que el fuego no fue apagado  rápidamente, lo implacable  del combustible y a que los bomberos no contaban  con equipo especial para atender estos casos.

En esa ocasión fue necesaria la presencia de más de 150 elementos  de ambos cuerpos de socorro  que trabajaron unidos para sofocar las llamas, mientras elementos del Ejército  y Policía Nacional desviaban el tráfico. El fuego fue controlado hasta la 15.30 horas.

Pérdidas

Las pérdidas materiales  fueron cuantiosas, aparte de los dos vehículos  que quedaron  calcinados por el voraz incendio. Las viviendas afectadas  quedaron reducidas a cenizas.

La señora Teresa Bolaños de Zarco, quien  fungía como presidenta  del comité pro recaudación de fondos  para los bomberos, y que en ese momento fue acompañada por  el mayor de esa entidad, periodista Álvaro Contreras Vélez, subdirector de Prensa Libre,  llegaron al hospital del Instituto guatemalteco de Seguridad Social para  observar  el estado de salud de los bomberos.

Faltó espuma y arena

Lo ocurrido puso en evidencia  las precarias condiciones de  los bomberos, pues no contaban con equipo especial para sofocar las llamas. Se necesitaba  polvo químico, ya que  el combustible no podía ser controlado con agua.

Los dos cuerpos bomberiles hicieron en aquella ocasión una solicitud a la municipalidad  para que les proporcionara sacos  con arena, petición que fue  atendida  por el alcalde, Alberto Solórzano Núñez.

Los socorristas Ronny  y Ricardo Robles  sufrieron quemaduras  cuando trataban de sofocar las llamas, por lo que fueron llevados a un centro asistencial.

El alcalde  Solórzano dio  instrucciones inmediatas para que se hicieran los trámites para el pago del seguro  de  Q1,000, es decir, un mes de salario, debido a que los socorristas  González y Meoño murieron en el cumplimiento de su deber.

Piloto se entrega

César Samayoa, piloto del camión cisterna que provocó el accidente y el incendio, se entregó  en el  Segundo Cuerpo de la Policía  momentos después del accidente. Fue transferido a la estación de tránsito de la Parroquia,  zona 6. Samayoa declaró que venía  de la refinería  de Izabal con 3 mil 600 galones  de diésel.

Juan Francisco Reyes, propietario del camión,  no se encontraba en ese momento  en Guatemala,  según informo  un empleado suyo.

Declaración de ministro

El ingeniero Joaquín  Godoy  Orantes , director  general  de Minería, opinó que ese fatal accidente fue porque no existía  una ley que regulara el traslado de combustible  por las calles de la ciudad, por lo cual constituía un verdadero peligro  para peatones, vecinos y automovilistas.

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