La motobomba enfiló sobre la 1a. calle y 10a. avenida de la zona 1. El semáforo marcó rojo a los bomberos, como iban con sirena abierta, continuaron la marcha sin percatarse de que del lado contrario se desplazaba un camión cisterna. Los dos vehículos colisionaron y esto originó un incendio de grandes proporciones.
El accidente se produjo por la imprudencia del camión cisterna. Por lo fuerte del impacto, el camión fue a empotrarse en la vivienda de la señora Jesús Meoño, mientras la motobomba recorrió sin control aproximadamente unos 20 metros hasta que se detuvo en el garaje de la casa de Escolástico Ortega Peña, donde el portón quedó totalmente destruido.
Los bomberos Meoño y González cayeron al suelo tras el impacto. Segundos después se produjeron tres fuertes explosiones en el camión cisterna, las cuales se debían al combustible que transportaba el vehículo. Momentos después todo fue pánico, ya que se levantaron columnas de fuego.
Curiosos que observaron el accidente manifestaron ese día que como resultado de la colisión la puerta de la cabina del cabezal se abrió y el piloto fue expulsado violentamente. Tanto piloto como ayudante del cisterna huyeron del lugar.
El bombero Aguilar Pérez salió de la cabina y corrió para auxiliar a su compañero Meoño, quien no solo estaba golpeado sino envuelto en llamas, por lo cual no pudo hacer nada por él.
Al lugar del percance acudieron otras unidades de los Bomberos municipales y voluntarios y ambulancias de la Cruz Roja, las cuales trasladaron a las víctimas a los hospitales más próximos.
El Incendio
Al estallar el camión cisterna, prendió fuego la casa de la señora Meoño, quien vivía con su hija, Estela Melgar Meoño. Ambas fueron rescatadas del inmueble y llevadas a un centro hospitalario, sin mayores lesiones y quemaduras, pero con crisis nerviosa.
Melgar Meoño era una conocida cantante de televisión y primera actriz del grupo de teatro experimental del Banco de Guatemala, e hizo el papel de Doña Beatriz en la obra de Carlos Solórzano “Doña Beatriz, la Sin Ventura”.
La casa de ambas mujeres se quemó totalmente y nada pudo rescatarse, debido a que el fuego no fue apagado rápidamente, lo implacable del combustible y a que los bomberos no contaban con equipo especial para atender estos casos.
En esa ocasión fue necesaria la presencia de más de 150 elementos de ambos cuerpos de socorro que trabajaron unidos para sofocar las llamas, mientras elementos del Ejército y Policía Nacional desviaban el tráfico. El fuego fue controlado hasta la 15.30 horas.
Pérdidas
Las pérdidas materiales fueron cuantiosas, aparte de los dos vehículos que quedaron calcinados por el voraz incendio. Las viviendas afectadas quedaron reducidas a cenizas.
La señora Teresa Bolaños de Zarco, quien fungía como presidenta del comité pro recaudación de fondos para los bomberos, y que en ese momento fue acompañada por el mayor de esa entidad, periodista Álvaro Contreras Vélez, subdirector de Prensa Libre, llegaron al hospital del Instituto guatemalteco de Seguridad Social para observar el estado de salud de los bomberos.
Faltó espuma y arena
Lo ocurrido puso en evidencia las precarias condiciones de los bomberos, pues no contaban con equipo especial para sofocar las llamas. Se necesitaba polvo químico, ya que el combustible no podía ser controlado con agua.
Los dos cuerpos bomberiles hicieron en aquella ocasión una solicitud a la municipalidad para que les proporcionara sacos con arena, petición que fue atendida por el alcalde, Alberto Solórzano Núñez.
Los socorristas Ronny y Ricardo Robles sufrieron quemaduras cuando trataban de sofocar las llamas, por lo que fueron llevados a un centro asistencial.
El alcalde Solórzano dio instrucciones inmediatas para que se hicieran los trámites para el pago del seguro de Q1,000, es decir, un mes de salario, debido a que los socorristas González y Meoño murieron en el cumplimiento de su deber.
Piloto se entrega
César Samayoa, piloto del camión cisterna que provocó el accidente y el incendio, se entregó en el Segundo Cuerpo de la Policía momentos después del accidente. Fue transferido a la estación de tránsito de la Parroquia, zona 6. Samayoa declaró que venía de la refinería de Izabal con 3 mil 600 galones de diésel.
Juan Francisco Reyes, propietario del camión, no se encontraba en ese momento en Guatemala, según informo un empleado suyo.
Declaración de ministro
El ingeniero Joaquín Godoy Orantes , director general de Minería, opinó que ese fatal accidente fue porque no existía una ley que regulara el traslado de combustible por las calles de la ciudad, por lo cual constituía un verdadero peligro para peatones, vecinos y automovilistas.