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1997: Juan Pablo II beatifica a la primera guatemalteca

El 5 de mayo de 1997 trascendía dentro de las páginas de Prensa Libre la noticia de la beatificación de Sor Encarnación Rosal, originaria de Quetzaltenango y primera guatemalteca en recibir la beatificación. 

Nota periodística de Prensa Libre del 5/5/1997. (Foto: Hemeroteca PL)

Nota periodística de Prensa Libre del 5/5/1997. (Foto: Hemeroteca PL)

En una solemne ceremonia celebrada ayer en la Plaza de San Pedro del Vaticano, en Roma, el Papa Juan Pablo II beatificó a la religiosa guatemalteca, reformadora de la orden Bethlemita, sor María Encarnación Rosal.


Durante la misa fueron elevados a los altares los españoles Ceferino Giménez Malla, primer gitano beatificado, y el obispo Florentino Asensio Barroso, ambos declarados mártires víctimas de la represión religiosa durante la guerra civil española de 1936-39.

Asímismo el Pontífice beatificó a los sacerdotes italianos Gaetano Catanoso, fundador de la congregación de las Hermanas Verónicas del Santo Rostro, y Enrico Rebuschini, de la orden de Clérigos Regulares Ministros de los Enfermos.

Mujer animada por la caridad

Durante la homilía de beatificación, el Sumo Pontífice se refirió a Sor María Encarnación Rosal como mujer constante, tenaz y animada sobre todo por la caridad. 

Su fidelidad a Cristo, añadió el Papa, le acarreó múltiples sacrificios y sinsabores, por lo que tuvo que peregrinar de un lugar a otro para poder afianzar su obra, y no le importó renunciar a muchas cosas con tal de salvar lo esencial, afrimando que se pierde todo menos la caridad.

Desde lo aprendido en la escuela de Belén, es decir, el amor, la humildad, la pobreza, la entrega generosa y la austeridad -continuó- vivió una espléndida síntesis de contemplación y acción, uniendo a las obras educativas el espíritu de penitencia, adoración y reparación al Corazón de Jesús. 

El Papa exhortó a seguir el ejemplo de la nueva beata, con el deseo de que su intercesión acompañe la vida eclesial del continente americano que se dispone con esperanza a cruzar el umbral del tercer milenio de la Era Cristiana. 

Juan Pablo II concelebró con 40 cardenales, arzobispos y obispos, entre ellos los arzobispos de Guatemala, Próspero Penados del Barrio; de Portoviejo y presidente del episcopado ecuatoriano, José Mario Ruiz Navas; de Los Altos, Quetzaltenango – Totonicapán, Víctor Hugo Martínez Contreras, y el emérito de dicha diócesis, Óscar García.

También estuvieron presentes los obispos de las Verapaces, Gerardo Humberto Flores; de Jalapa y presidente del Episcopado guatemalteco, Jorge Mario Ávila del Águila y el castrense de Ecuador, Raúl Eduardo Vela.

A la ceremonia participó también una delegación oficial guatemalteca encabezada por el vicepresidente de la república, Luis Flores Asturias, así como el embajador ante la Santa Sede, José Mauricio Rodríguez Weber. 

María Encarnación Rosal nació en Quetzaltenango (Guatemala), el 26 de octubre de 1820 y murió el 24 de agosto de 1886, en Tulcán (Ecuador), aunque su cuerpo incorrupto se muestra a la veneración de los fieles, en Pasto (Colombia). Para conocer más de su vida consulte este enlace.

Júbilo en Quetzaltenango

Un día de fiesta vivió ayer la población católica de Quetzaltenango, al celebrar con una misa oficiada en el parque central la beatificación de la quetzaltec Sor Encarnación Rosal, por parte del Papa Juan Pablo II, en el Vaticano, Roma.

Desde las primeras horas, miembros de asociaciones y cofradías de varios municipios del suroccidente, especialmente de Quetzaltenango y Totonicapán, se hicieron presentes en las principales calles de la metrópoli para presenciar los actos religiosos.

El colorido de los trajes típicos engalanó las calles quetzaltecas, especialmente por las que pasó la procesión, la cual llevó en hombros, por primera vez, la imaen de sor María Encarnación Rosal. Mientras tanto, decenas de bandas de música escolar de diferentes colegios e institutos de la metrópoli altense entonaban marchas, las cuales alegraron el ambiente por algunas horas, mientras daba inicio la misa celebrada por el nuncio apostólico. Asímismo, se escuchó música interpretada por marimbas.

Por la tarde, la población católica de Quetzaltenango festejó la beatificación de su coterránea, mientras las delegaciones del extranjero visitaron vestigios que se encuentran en los lugares donde vivió la beata.

El más visitado fue un tronco de árbol que se encuentra en el colegio que lleva el nombre de la religiosa bethlemita, y que se dice era (el árbol) su favorito, así como también un rosal que se encuentra en la residencia de la familia Bahuer Walter. 

La congregación de Hermanas Bethlemitas, que preside Sor Cristina García y que fundó Encarnación Rosal en Costa Rica, dijo que seguirán luchando para lograr que la religiosa quetzalteca sea declarada santa. 

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