Hemeroteca

Juan Pablo II y la devoción popular guatemalteca

El 6 de febrero de 1996 el Papa Juan Pablo II desarrollaba su segunda visita al país. Dos grandes devociones guatemaltecas estuvieron muy presentes durante el encuentro con los católicos.

Juan Pablo II en Esquipulas el 6 de febrero de 1996. (Foto: Hemeroteca PL)

Juan Pablo II en Esquipulas el 6 de febrero de 1996. (Foto: Hemeroteca PL)

Uno de los principales motivos de su peregrinación a Guatemala fue el conmemorar el cuarto centenario de la imagen del Cristo Negro de Esquipulas, el ícono de la fe guatemalteca por excelencia.

Con una multitudinaria misa en el Valle de María, ubicado en el municipio de Esquipulas, Chiquimula el Santo Padre presidió una solemne misa clausurando los actos conmemorativos del Cuarto Centenario del Cristo de Esquipulas.

Abrigados y apiñados por el intenso frío que predominaba en esa mañana del martes 6 de febrero, los peregrinos aplaudieron varias veces al Santo Padre cuando habló de la necesidad de la paz y reconciliación en Guatemala.

En un helicóptero de la Fuerza Aérea de Guatemala, FAG, el cual era flanqueado por otras dos aeronaves militares, el Sumo Pontífice llegó a Esquipulas a las diez de la mañana. Poco después, en el papamóvil, hizo un breve recorrido por el anchuroso Valle, el cual estaba adornado con alfombras de aserrín.

Juan Pablo II, como era tradicional, con su mano derecha bendecía a los peregrinos que estaban a los lados de la vía hasta llegar al altar, el cual fue ubicado en uno de los extremos del campo mencionado. Acompañado de varios obispos y cardenales ingresó al área dispuesta.

A su paso, saludó a las personas que estaban en un sector especial y dio su bendición a una joven que permanecía sentada en silla de ruedas a causa de lesiones sufridas en un accidente de tránsito. Luego subió al altar, el cual estaba adornado con cientos de plantas tropicales y flores, así como tapizado con alfombras rojas.

Encuentro con el Cristo Negro

En un lateral derecho del altar estaba una réplica del Cristo Crucificado de Esquipulas, mientars que en las plataformas laterales habían religiosos, personas invitadas y los coros que amenizaron la misa.

El obispo de Zacapa y Prelado de Esquipulas, monseñor Rodolfo Quezada Toruño, pronunció palabras de bienvenida al Sumo Pontífice ante el júbilo de los millares de peregrinos.

“Su Santidad, llega desde Roma con un mensaje de paz, a fin de convertirse en un peregrino más que arriba para venerar al milagroso Cristo de Esquipulas. Estamos contentos y muy agradecidos de que el peregrino de la paz esté con nosotros porque llega a fortalecer más nuestro amor por Cristo”, expresó monseñor Quezada.

Juan Pablo II expresó durante la homilía de la misa: “Queridos hermanos y hermanas guatemaltecas, peregrinos en Esquipulas me alegro de encontrarme de nuevo en Guatemala y especialmente en Esquipulas, en donde los peregrinos centroamericanos y de México llevan más de cuatro siglos de venerar la milagrosa imagen, bien perfecta y acabada que representa la agonía de Cristo en la cruz, el Señor de las Misericordias”.

El Pontífice recordó que en la Basílica del Cristo Negro los presidentes centroamericanos suscribieron el Acuerdo de Esquipulas en 1986, origen de los procesos de pacificación, los cuales dieron frutos positivos en El Salvador y Nicaragua.

Al finalizar la misa el Papa fue llevado a la Basílica de Esquipulas en forma privada. Originalmente tenía previsto almorzar en la abadía de la Basílica y descansara un momento. Sin embargo la visita al camarín del  Cristo Negro fue breve e íntima. Luego partió nuevamente a la capital.

Coronación de la patrona

Mientras Juan Pablo II se encontraba en Esquipulas, la ciudad capital se preparaba para el encuentro final con el Pontífice en el Campo de Marte, zona 5.

Desde primeras horas de la tarde se trasladó la barroca imagen de Nuestra Señora de la Asunción, Patrona de la Ciudad de Guatemala, en una carroza desde su parroquia ubicada en la zona 2. Miles de devotos la acompañaron en su discurrir por sitios inéditos como la séptima avenida de las zonas 1 y 4. Por otras calles comenzaba la peregrinación de miles de feligreses con dirección al Campo de Marte donde se había instalado un altar especial.

Al final de la tarde ingresa en una pequeña anda la hermosa imagen de la Virgen entre el aplauso de más de medio millón de personas que la ovacionaban. La Virgen fue colocada a un costado del altar que también era presidido por una réplica del Cristo Negro.

Pasadas las siete de la noche ingresó el Papa Juan Pablo II en medio del júblio de los peregrinos. ¡Que viva el Papa! expresaba un animador desde el altar mientras ingresaba el papamóvil. Se inició la Liturgia de la Palabra en la que el Papa hizo énfasis en el capítulo 12, versículo 1 del libro del Apocalipsis, escrito por el Apóstol San Juan, que presenta una visión de la madre de Jesucristo contemplada por el apóstol como una mujer envuelta por el sol, con la luna a sus pies y una corona de doce estrellas, que es la representación de la imagen venerada.

“En esta ciudad, llamada tradicionalmente la Nueva Guatemala de la Asunción, nos reunimos para glorificar y bendecir a Dios que ha elevado al cielo y glorificado en cuerpo y alma a María, madre suya y nuestra, expresó el Pontífice en su mensaje”.

Seguidamente el Papa bendijo la corona y la colocó sobre las sienes la corona de plata sobre la cabeza de la Virgen de la Asunción, una pieza extraordinaria de la platería guatemalteca que databa del siglo XVIII y que fue restaurada al igual que la imagen para este acontecimiento. 

Mientras el Pontífice coronaba a la Patrona de la capital los fieles cantaban el alabado “Pues Concebida” entre aplausos y expresiones de júbilo. El rito finalizó cuando Juan Pablo II incensó a la Virgen ya coronada.

Un episodio lamentable ocurrió en el mes de agosto del año 2000 ya que la imagen de la Virgen de la Asunción fue objeto de robo de la corona pontificia colocada por Juan Pablo II en 1996 al igual que los querubines que la acompañaban. Este fue un duro golpe al patrimonio colonial de la ciudad. A la fecha el robo no ha sido esclarecido ni las piezas aparecieron.

ESCRITO POR: