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Figuras olímpicas: Julio Martínez

Una de las figuras más destacadas del deporte guatemalteco es Julio Martínez, quien además de establecer una marca mundial en la marcha, participó en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, Sydney 2000 y Atenas 2004.

Julio Martínez durante su participación en Atenas 2004. (Foto: Hemeroteca PL)

Julio Martínez durante su participación en Atenas 2004. (Foto: Hemeroteca PL)

Prensa Libre tuvo la oportunidad de hablar con el campeón de la marcha en una entrevista publicada diez años después de la hazaña en 2009.

El 8 de mayo de 1999, Julio Martínez puso al mundo de la marcha a sus pies, con la mejor marca (1.17.46). Por sus ocupaciones actuales, Julio, ha cambiado los tenis, la camiseta, los lentes oscuros y la gorra, por camisa, corbata y calzado formal.

Aún así, el instinto que muchas veces lo acompañó sobre el asfalto y le llevó a conseguir grandes logros, se mantiene intacto, cuando para muchos estos no pesan tanto como las dificultades que vivió y lo condujeron al retiro hace casi dos años.

Al recordar esa lluviosa mañana en la ciudad alemana, en donde tomó la salida, junto a sus compañeros Roaldo Estrada y Luis García, a Julio le cambia la expresión y vuelve atrás, al que considera el día más grande de su carrera.

El tiempo de 1 hora 17 minutos y 46 segundos, al completar el recorrido, lo convirtió en el mejor exponente del planeta y marcó una serie de cambios en su vida como atleta y persona, que a pesar de los años, todavía lo acompañan en su rutina.

La gloria que ese día lo invadió fue directo para su esposa, Amanda, sus hijos y para quienes lo apoyaron cuando, en 1992, dejó a un lado sus estudios para dedicarse de lleno al entreno y la competencia.

Un día de gloria

Durante la charla, Martínez regresa en el tiempo y tiene presente que días antes de la prueba, una discutida descalificación por un juez mexicano le impidió ganar la Copa Mundial, que se disputó en Mézidon-Canon, Francia, y benefició a su compatriota Bernardo Segura.

“Al principio, mi meta era demostrale a todos que no había sido justo lo que los mexicanos me hicieron”, comenta el ex atleta.
“Ese día salí a imponer el ritmo; llovió bastante fuerte, y eso creo me ayudó en el recorrido, porque a cada kilómetro trataba de acelerar y esperar, para ver cómo reaccionaban los otros”, agrega Martínez, quien tiene claro el momento clave en el que supo que la competencia sería para él.

“Al kilómetro 15, me di cuenta que sólo íbamos un mexicano (Alejandro López) y un alemán (Andreas Erm), pero a ellos les costaba seguir el ritmo. Faltaban tres kilómetros, y pegué el último acelerón, con lo que me quedé solo, y aunque el profesor José Alvarado me dijo que mantuviera el paso, no hice caso y aceleré aún más”, recuerda y sonríe.

“Al ver el contador de vueltas, vi que llevaba 1:10, por lo que aceleré más. El profe me decía que me tranquilizara, y llegué a la meta. Sólo me reí y me sentí satisfecho por haber logrado mi mejor marca”, comparte Martínez, al reconocer que en ese momento desconocía cual era el récord mundial y la magnitud de su triunfo.

“Al terminar, vi la expresión del profesor, que entre gran euforia me dijo: ¿Ya viste lo que hiciste?, no tenés idea de lo que acabas de hacer. Yo pensé que era un regaño y pregunté asustado ¿qué hice? y allí me dijo: hiciste el récord del mundo”, expresa.

La feliz realidad

El festejo con quienes lo acompañaban, innumerable cantidad de entrevistas y la completa atención de los que siguieron la prueba fueron las primeras señales de que todo había cambiado para Julio, ahora un plusmarquista.

Apenas volvió al hotel, la felicitación vía telefónica del entonces presidente Álvaro Arzú le esperaba, con lo que terminó ese gran día, pero no las emociones luego de su hazaña.

Después de asistir a otras competencias en Europa y pasar unos días en Estados Unidos, Julio volvió a Guatemala, en donde vivió algo inolvidable y, que a la fecha, valora más que los premios materiales que recibió.

“Sólo vi algo así cuando vino el Papa o un jefe de Estado. En el aeropuerto me esperaban las autoridades, y afuera, me subieron a una carroza, y hasta que vi a la gente que estaba en la calle para saludarme, comprendí lo que había logrado”, asegura Martínez, quien hasta ahora es reconocido por ese logro por personas que lo recuerdan en cualquier parte del país.

Grave error

Tiempo despue?s de la competencia celebrada en Alemania, la Federacio?n Internacional de Atletismo (IAAF) envio? a Guatemala, con el nombre de “Julio Rami?rez” el certificado que reconoci?a a Marti?nez como el duen?o de la mejor marca, un error que el propio atleta pidio? fuera corregido, pero que nunca tuvo eco en las autoridades de la Federacio?n Nacional ni del Comite? Oli?mpico Guatemalteco.

Lo anterior, no solo privo? a Julio de un premio econo?mico por su marca, sino que tambie?n impidio? que su tiempo fuera reconocido de manera oficial como re?cord mundial.

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