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Errores y corrupción hacen caer a Otto Pérez Molina

A un año de la renuncia del presidente Otto Pérez Molina, quien actualmente enfrenta varios procesos por corrupción en su gestión, recordamos los desaciertos y resbalones que antecedieron a su dimisión, el 3 de septiembre de 2015.

Otto Pérez Molina mostraba un desgaste los días siguientes de conocerse la estructura La Línea. (Foto: Hemeroteca PL)

Otto Pérez Molina mostraba un desgaste los días siguientes de conocerse la estructura La Línea. (Foto: Hemeroteca PL)

Iniciando el año,  la coyuntura nacional se dividía entre el reinicio del juicio contra el general Efraín Ríos Montt por genocidio y la prórroga de la permanencia de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, Cicig, de la cual el presidente Pérez Molina se veía reacio a aprobarla.

El 6 de enero de 2015 el cuerpo diplomático presentó su saludo de Año Nuevo al presidente Otto Pérez Molina, teniendo como vocero al Nuncio Apostólico de Su Santidad, monseñor Nicolás Henry Marie Denis, quien manifestó que la comunidad internacional pedía “una justicia sin obstáculos y sin interferencias”, tanto en el proceso por genocidio y en todo proceso en general. 

Algunos diplomáticos manifestaron que si el gobierno apoyaba una prórroga del mandato de la Cicig ellos apoyarían pero sin opinar sobre la conveniencia de la ampliación.  En esa ocasión Pérez Molina indicó que no era el momento para discutir sobre ese asunto. 

Al día siguiente el ex mandatario manifestaba que pediría “a unas personas” que evalúen el trabajo de la Cicig ya que “prematuramente” no había dado resultados en cuanto a desmantelar estructuras paralelas al Estado. 

Autoevaluación

El 8 de enero de 2015 Prensa Libre publicaba una entrevista con Pérez Molina sobre la evaluación de su tercer año de mandato presidencial. En esa ocasión se daba de cinco a seis puntos de desempeño respecto a su desempeño el año anterior. 

Sobre sus promesas de campaña manifestó que había fallado en el combate a la transparencia y la corrupción pero que no era exclusivamente problema de su gobierno si no que era algo que venía de años atrás y que la lucha era difícil. 

El 14 de enero Otto Pérez acompañado de Roxana Baldetti presentaron el tercer informe de gestión del gobierno, omitiendo la crisis en el sistema de Salud, la cobertura educativa, corrupción y temas de medioambiente. En ese acto el presidente declaró el 2015 como el “año de la no violencia” en referencia a sus avances en seguridad. 


Mitin político 

Días después el 17 de enero, el binomio presidencial volvía a la polémica tras convertir un informe de gobierno en un mitin político en Huehuetenango, ante cientos de personas que fueron trasladadas de varios municipios. El discurso más propio de un acto político por los gestos de la ex vicepresidenta Baldetti. 

Polémica por cónsul

El 10 de febrero trascendió el nombramiento del ex secretario de comunicación social, periodista Francisco Cuevas, como Cónsul en Los Ángeles, California. 

La decisión fue criticada ya que el funcionario carecía de experiencia en diplomacia y consulados. Pérez Molina defendió el nombramiento ya que indicó que Cuevas ya había recibido una inducción sobre el puesto y confiaba en que iba a desempeñar un buen trabajo. 

Sin embargo los señalamientos se extendieron porque durante la gestión del nuevo cónsul se habían erogado más de Q355 millones en publicidad gubernamental, asesorías en “monitoreo de la opinión pública”, conocidos como los “call centers del gobierno” para generar opinión favorable al gobierno, un rubro poco urgente. 

Contradicción

El marzo, el vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden visitó el país para reunirse con los presidentes del área del Triángulo Norte en diversos temas migratorios. Sin embargo la declaración de Biden sobre la extensión del mandato de la Cicig puso en aprietos a Pérez Molina.

El mandatario guatemalteco expresó que no aceptaba ninguna imposición y que el tema no había sido parte de la agenda de la reunión con Biden. “Una cosa es asumir responsabilidades, y otra, imposiciones, que ninguno de los tres países, estoy seguro, va a aceptar”. 

El agua “mágica

Aunque el caso de la sustancia misteriosa que estuvo a punto de vertirse en el Lago de Amatitlán, fue abiertamente defendida por la ex vicepresidenta Baldetti, Otto Pérez Molina respaldó la operación de limpieza. 

En esa ocasión Pérez dijo de que se había vertido información equivocada sobre el tema. “Que miren el producto que se está echando y los resultados que se están teniendo. Los invito a que fueran ya a ver los resultados”, manifestó. Pérez agregó que había sostenido una reunión con el embajador de Israel y con técnicos que respaldaron el proyecto. 

Por ese caso se erogaron Q137 millones y actualmente Baldetti está siendo procesada por el fraude. 

Defiende a Baldetti

El 16 de abril salió a la luz la estructura de defraudación aduanera denominada “La Línea”, en la cual estan involucrados varios funcionarios de la SAT y del gobierno de Pérez Molina. Inicialmente se había revelado que la estructura era dirigida por Juan Carlos Monzón, secretario privado de Baldetti, quien en ese momento se encontraba con la vicepresidenta en Corea del Sur, sin embargo Baldetti no se pronunció sobre el paradero de Monzón. 

Al día siguiente de conocerse la noticia, Pérez Molina se pronunció y respaldó a Baldetti manifestando que no pediría su renuncia ya que no había evidencia de su vinculación con La Línea. Sin embargo durante esa conferencia no aclaró sobre sus acciones en la intervención a la SAT, sobre su relación con Monzón ni sobre las escuchas que se habían presentado en ese momento. 

Pérez Molina tuvo que acatar la recomendación de la Instancia que evaluaba el desempeño de la Cicig ante el impacto del caso de La Línea y solicitó la prórroga días después. 

Despertar ciudadano

El 25 de abril más de 10 mil personas en una muestra de espontaneidad y civismo se apostaron frente al Palacio Nacional de la Cultura exigiendo el cese de la corrupción y la renuncia de la vicepresidenta Roxana Baldetti. 

Bajo el lema “Renuncia Ya”, organizado en las redes sociales, los manifestantes con carteles y consignas iniciaban una serie de manifestaciones las cuales causaron sorpresa en diferentes sectores. Ese día sería conocido como el 25A. Los manifestantes sin provocar disturbios manifestaron durante más de cinco horas. 

Días después de la manifestación, la sociedad civil abogó por que los funcionarios publicaran su patrimonio, ante las evidencias de enriquecimiento ilícito. Sin embargo Pérez Molina se mostró esquivo al publicarlo, indicando que ya lo había entregado a la Contraloría de Cuentas. 

El rechazo a la corrupción le salpicó en la cara al propio Pérez Molina ya que el 30 de abril en una actividad con salubristas, éstos lo abuchearon cuando mencionó en su discurso a la vicepresidenta Roxana Baldetti hasta en tres ocasiones. Días después en Quiché tuvo otra actividad y un grupo de mujeres le gritaba ¡Fuera corruptos!.


Resta importancia a rechazo

El 6 de mayo Pérez Molina minimizó los resultados de la Encuesta que Prensa Libre realizó para medir su credibilidad entre la población y descartó por primera vez que renunciaría a la presidencia porque respetaba el mandato constitucional que se le había encomendado tres años atrás. 

Renuncia Baldetti

Luego de que le fuera retirada la inmunidad, la presidenta Roxana Baldetti presentó su renuncia a la vicepresidencia el 8 de mayo de 2015. El encargado de dar el anuncio al país fue el propio presidente Pérez Molina. 

“Finalmente, la vicepresidenta, después de las pláticas que venimos observando, valientemente ella tuvo la decisión de presentar su renuncia”, indicó Pérez Molina. 


Cae Directiva del IGSS

El 21 de mayo otro golpe se daba al gobierno de Pérez Molina, aunque especificamente en gente de su confianza. Ese día la cúpula del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social fue capturada bajo los señalamientos de corrupción en la adjudicación anómala de un contrato de Q116 millones a favor de Droguería Pisa, para atender a pacientes con insuficiencia renal. 

Entre los capturados se encontraba Juan de Dios de la Cruz Rodríguez, presidente del IGSS y ex secretario privado de Pérez Molina. Al conocerse la noticia, el presidente Pérez manifestó que aceptaba parte de la responsabilidad porque había depositado su confianza en algunas de esas personas, pero no quiere decir que me haga responsable de los hechos. Me defraudaron. 

Al día siguiente un cisma se venía sobre Pérez Molina, ya que su mano derecha, el ministro de Gobernación, Mauricio López Bonilla y otros viceministros fueron cesados de sus funciones. A pesar de eso, el presidente negó que su equipo se estuviera “desmoronando”.

Antejuicio y otros golpes

El 23 de mayo, el diputado Amílcar Pop del partido Winaq presentó una denuncia contra Pérez Molina en el Ministerio Público, por asociación ilícita, encubrimiento propio e incumplimiento de deberes por los casos de La Línea e IGSS-Pisa. Según Pop, habían suficientes indicios para procesar al presidente.

El 3 de junio se conocía la renuncia de Gustavo Martínez, su secretario general y yerno. Martínez manifestó que su renuncia oxigenaba al presidente y al Ejecutivo. 

Días después, el 10 de junio la Corte Suprema de Justicia decidió dar trámite a la solicitud de antejuicio en contra de Pérez Molina para determinar si existía relación entre él y los actos de corrupción señalados en la denuncia presentada el 23 de mayo anterior. El congreso tendría la decisión final de retirarle la inmunidad a Pérez y a su posterior procesamiento. 

Pérez Molina insistía en quedarse en el cargo y que se encontraba tranquilo ya que no tenía conocimiento de que hubiera una investigación abierta en su contra por parte de la Cicig y el MP. A pesar de esto, el gobernante presentaba en estos días un semblante serio y pensativo. 

El 11 de agosto trascendía una nueva encuesta de opinión evaluando la gestión del presidente y el impacto de las investigaciones de corrupción. Los resultados reflejaban que solo 12 de cada 100 guatemaltecos aprobaban la gestión de Pérez Molina. 

Encabezaba La Línea

Otro duro golpe al frágil régimen de Pérez lo constituyó la revelación de que él presidía junto a Baldetti, la estructura de defraudación aduanera La Línea, según las pesquisas de la Cicig y el MP evidenciadas a través de escuchas telefónicas y otras pruebas como pagos y transferencias dudosas. Horas más tarde, Baldetti era apresada y conducida al cuartel de Matamoros en medio del júbilo y la indignación ciudadana. 

Pérez Molina, atrincherado en el poder se dirigía a la población el día 23 de agosto en el que indicaba que no renunciaría y que era víctima del intervencionismo de la comunidad internacional y la corrupción en el sector privado. Además negaba su implicación en La Línea. 

El 25 de agosto se conocía que siete funcionarios cercanos a Pérez Molina presentaban su renuncia al conocerse el avance de las investigaciones por el caso La Línea. 

Los indignados que comenzaron las protestas del 25A iban sumando apoyo y cada vez eran más. Durante 19 semanas se reunieron en la Plaza de la Constitución y en las cabeceras municipales, pero el 27 de agosto, jueves, hicieron historia al protagonizar un paro nacional y una masiva manifestación a la que se fue agregando el sector empresarial, aunque en forma tímida. 


Renuncia inminente 

El 30 de agosto Prensa Libre publicaba la noticia de que la comisión pesquisidora del Congreso que conocía la solicitud de antejuicio en contra de Pérez Molina recomendaba el retiro de la inmunidad al mandatario por su presunta responsabilidad en la estructura La Línea. 

Al día siguiente, Pérez Molina se presentaba a los medios, por última vez como presidente. En esa oportunidad nuevamente fue confrontativo y lanzó ataques a diversos sectores, desde la Fiscal General, Thelma Aldana hasta el sector privado. 

El 2 de septiembre la fiscal general informó que se había girado una orden de captura en contra de Pérez Molina en horas de la mañana. Esa misma noche, el presidente, ya sin inmunidad, envía su renuncia al Congreso. 

La noticia corre como pólvora la mañana del 3 de septiembre. En lugar de Pérez Molina asume el vicepresidente interino Alejandro Maldonado Aguirre.

Mientras comparece ante el juez Miguel Ángel Gálvez, el rostro del exmadantario denota cansancio y desgaste tras 44 meses de gobierno.

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