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Los óleos sagrados dan salud y consagración 

¿Alguna vez ha escuchado usted sobre “los santos óleos”, “la unción de los enfermos”, “la unción sacerdotal” o la “unción de las manos”? ¿Qué relación tienen con los ritos de la Semana Santa?

Bendición de las jarras que contienen los santos óleos. (Foto: Hemeroteca PL)

Bendición de las jarras que contienen los santos óleos. (Foto: Hemeroteca PL)

Seguramente se habrá preguntado por qué se unge con aceite a enfermos, sacerdotes y recién nacidos, y qué significado tiene esta sustancia espesa -regularmente extraída del olivo- y combinada con perfumes.


Y aunque el aceite aplicado en el Bautismo y la Confirmación difiere del aplicado a enfermos y moribundos, la raíz es la misma: consagración y preparación.

En la antigüedad se ungía con aceite también a los reyes. Un ejemplo es el de David: “Entonces Samuel tomó el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos; y el Espíritu del Señor vino poderosamente sobre David desde aquel día en adelante. Luego Samuel se levantó y se fue a Ramá”.

Así, se llama crisma al aceite y bálsamo mezclados que consagran los obispos católicos para ungir a los que se bautizan, confirman u ordenan.

Esta referencia indica que se derramaba abundante aceite sobre la cabeza del elegido. Además, se le colocaban las manos en la “crisma” o cráneo, en el ritual llamado “imposición de manos”. Así, quedaba predestinado o seleccionado para alguna misión.

Plenitud sacerdotal

La Misa Crismal, celebrada el Martes Santo, reúne a los obispos con todos los presbíteros y diáconos de su diócesis, y es una manifestación de la plenitud sacerdotal del obispo, a semejanza de sumo sacerdote de su grey, y como signo de la unión estrecha de los presbíteros con él. 
 
Ese día se bendicen los óleos de los catecúmenos y de los enfermos. Es la ocasión para reunir a todo el presbiterio alrededor de su obispo y hacer de la celebración una fiesta del sacerdocio.
 
El origen de la bendición de los santos óleos y del sagrado crisma procede del ambiente romano. Además, el ritual se hacía originalmente el Jueves Santo, día de la Semana Santa que quedó destinado para conmemorar la institución de la Eucaristía.

Los catecúmenos, que en la antigüedad eran “aspirantes” a ser cristianos, eran ungidos con el santo crisma durante la Vigilia Pascual del Sábado de Gloria, primera ocasión en la que se aprovechaba el aceite consagrado.

Unción de los niños

Es común en cualquier parroquia que los sacerdotes unjan en la frente, las manos y los pies a los bebés, porque esa aplicación significa que son consagrados como reyes dentro del reino de Cristo.
 
De hecho, la palabra crisma proviene del latín chrisma, que significa unción. Así se llama ahora al aceite y bálsamo mezclados que el obispo consagra en la misa de Martes Santo.

Con esos óleos serán ungidos los nuevos bautizados y se signará a los que reciben el sacramento de la Confirmación. También son ungidos los obispos y los sacerdotes en el día de su ordenación sacramental. 

?Según la doctrina católica, el crisma o unción representa al Espíritu Santo, dado junto con sus carismas el día de nuestro bautizo y de nuestra confirmación y en la ordenación de los sacerdotes y obispos.
 
La liturgia cristiana ha aceptado el uso del Antiguo Testamento, en el que eran ungidos con el óleo de la consagración los reyes, sacerdotes y profetas, ya que ellos prefiguraban a Cristo, cuyo nombre significa “el ungido del Señor”.

El aceite  de los catecúmenos se extiende al exorcismo, pues los bautizados se fortalecen y llenan de vigor, reciben la fuerza divina del Espíritu Santo, para que puedan renunciar al mal.

El óleo de los enfermos, cuyo uso atestigua el apóstol Santiago, remedia las dolencias de alma y cuerpo, para soportar y vencer con fortaleza el mal y conseguir el perdón de los pecados. 

De hecho, los sacerdotes ungen a los enfermos no para prepararlos para morir sino para inyectarles salud. Un sacerdote decía en una ocasión que “la unción de los enfermos es sacramento de vida, no de muerte”.

Fuerza y vida

El aceite simboliza el vigor y la fuerza del Espíritu Santo. Con este óleo el Espíritu Santo vivifica y transforma nuestra enfermedad y nuestra muerte en sacrificio salvador como el de Jesús. 

La materia apta para el sacramento debe ser aceite de oliva o de otros vegetales.?? El crisma se hace con óleo y aromas. Su consagración es competencia exclusiva del obispo. Es conveniente recordar que no es lo mismo el Santo Crisma (que se utiliza en el Bautismo y en la Confirmación y es consagrado) que el óleo de los catecúmenos y de los enfermos (que solo es bendecido y puede serlo por otros ministros en algunos casos).

El rito de esta misa, que debe ser siempre concelebrada, incluye la renovación de las promesas sacerdotales, tras la homilía. 

Ese día no se dice el Credo. Tras la renovación de las promesas sacerdotales se llevan en procesión los óleos al altar donde el obispo los puede preparar, si no lo están ya.

En último lugar se lleva el Santo Crisma, portado por un diácono o un presbítero. Tras ellos se acercan al altar los portadores del pan, el vino y el agua para la eucaristía.

Mientras avanza la procesión se canta un himno apropiado. El obispo recibe los óleos. La misa prosigue como una misa concelebrada normal.

Tras el canto del Santo se bendice el óleo de los enfermos y tras la oración después de la comunión se bendice el óleo de los catecúmenos y se consagra el Santo Crisma. 

En la procesión de salida, los óleos serán llevados inmediatamente después de la Cruz, mientras se cantan estrofas del ¡Oh Redentor! u otro cántico apropiado.

El ritual de Martes Santo recuerda a los cristianos su condición de reyes, ungidos y escogidos. El aceite o crisma también es la señal de la salud y el sello de la preparación para una vida nueva.

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