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Terremotos causan estragos en Uspantán, Guatemala y San Salvador

Dos grandes terremotos que dejaron destrucción y muerte ocurrieron casualmente con un año de separación entre uno y otro. La diferencia radicó en ubicación geográfica, magnitud de daños y cantidad de víctimas.

Era la noche del 11 de octubre de 1985, y los habitantes de San Miguel Uspantán, Quiché, fueron sorprendidos por un fuerte terremoto.

La falla donde se originó el movimiento fue la del Polochic, la cual no ha registrado mayores sismos en la historia moderna. De acuerdo con el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), la magnitud del movimiento telúrico fue de 5.0 grados en la escala de Richter y 3 en la de Mercalli.

A pesar de que no fue un sismo de gran intensidad, destruyó más de 500 casas, una cifra considerable para un pueblo del tamaño de Uspantán. La superficialidad del epicentro fue determinante. Únicamente se reportó el fallecimiento de una persona, por paro cardíaco. El jefe de Estado Óscar Mejía Víctores llegó al día siguiente para verificar los daños, y ofreció apoyo.

La solidaridad no se hizo esperar. Llamó la atención un evento organizado por artistas nacionales denominado Uspantán, toda Guatemala te ama, en el que varios artistas se presentaron en el Teatro Nacional, y el producto del evento fue a beneficio de los damnificados.

El Salvador

Un año después de la catástrofe de Uspantán, un sismo fuerte sacudió San Salvador, El Salvador, el 10 de octubre de 1986. Una urbe de menor tamaño que la Ciudad de Guatemala, pero mayor que Uspantán, fue afectada gravemente por un terremoto de 5. 7 grados Richter.

Edificios del centro histórico y casas humildes sucumbieron ante la fuerza terrestre, a las 11.50 horas. En el centro de San Salvador, cayeron edificios conocidos, como el Gran Hotel de El Salvador, Edificio Rubén Darío y la moderna Biblioteca Nacional.

El monumento al Divino Salvador del Mundo resultó dañado; la imagen de Cristo cayó de su base. Uno de los casos más tristes fue el de una escuela en San Jacinto, cuyo techo cayó sobre 42 niños. El terremoto dejó más de mil 500 muertos y 200 mil afectados, especialmente en zonas pobres capitalinas. El impacto cambió la ciudad, ya que surgieron nuevas áreas comerciales.

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