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Un lío sindical de hace más de sesenta años

El tema  sindical ha dado de qué hablar a lo largo de décadas en Guatemala. Una nota del 9 de abril de 1954 detalla un incidente entre un accionista de buses urbanos y un dirigente laboral.

Autobús de empresa Unión de una flotilla de 1960. (Foto: Hemeroteca PL)

Autobús de empresa Unión de una flotilla de 1960. (Foto: Hemeroteca PL)

La nota indicaba: El señor Benvenuto Batres Orellana, accionista de la empresa de autobuses urbanos “Unión” agredió a bofetadas ayer temprano al secretario de conflictos del sindicato de trabajadores de dicha empresa, Andrés de León Mijangos, escapando precipitadamente, suceso que se desarrolló en presencia de un inspector de trabajo.

Ei incidente obedeció al enojo que le causó la presencia del inspector de trabajo en las oficinas de la empresa, quien fue atendido por el señor de León Mijangos que tuvo buen cuidado de poner al corriente del representante de la inspección general de trabajo numerosas anomalías que se han suscitado últimamente.

Los trabajadores de la empresa de transportes “Unión” se abocaron ayer temprano con el inspector de trabajo Rodolfo Calderón García a las oficinas de la citada empresa, con el objeto de realizar una plática en torno a pretendidas violaciones del pacto vigente entre los laborantes y la empresa aludida.

En dicha plática se puso en conocimiento del inspector que “muchos patronos no les pagan cabal a sus pilotos”…

La agresión

En el preciso momento en que el secretario de conflictos del sindicato de la empresa, se disponía a dictarle al inspector Calderón García los nombres de los socios que no pagan cabal a sus trabajadores, ingresó a la oficina el accionista Benvenuto Batres Orellana, quien sin respetar la presencia de las personas allí reunidas, se lanzó contra el trabajador de León Mijangos agrediéndolo a bofetadas, no pasando la cosa a degenerar en algo más serio, en vista de la intervención de los presentes.

Llaman a la autoridad

Ante otra tentativa y previniendo mayores abusos, el secretario general del sindicato, señor José Pablo Girón Arévalo, envió por un guardia civil, para que condujera al agresor a la cárcel.

Estaban de acuerdo en tal actitud, según se nos dijo, no sólo los trabajadores de la empresa, sino los representantes de la CGTG y el inspector de trabajo, que pedían fuera sancionado por desacato a la ley.

Accionista desaparece

Mientras la preocupación existía en hacer llegar urgentemente a la guardia civil, el socio de la empresa – y accionista, señor Benvenuto Batres Orellana, escapó como por arte de magia.

Algunos manifestaron haberlo visto escondido en el interior de las oficinas,  pero fue imposible ponerlo en manos de la justicia.

Los guardias civiles que acudieron y creyeron en una posible captura retornaron defraudados.
El señor Batres Orellana, según se nos manifestó, ha sido consignado a los tribunales —juzgado
6o. de paz— para que conozca el caso y proceda a las sanciones respectivas de conformidad con la ley de la materia.

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Parece un lío sindical de ahora, pero en realidad ocurrió hace más de sesenta años. Poco o casi nada ha cambiado desde entonces. Y la historia sindical continúa.

El transporte urbano en Guatemala en las décadas de 1980 y 90. (Video: tomado de Youtube)

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