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Un lugar de ensueño

En las faldas de los Cuchumatanes se encuentra Chiantla, un lugar indescriptible, donde el paisaje, sus leyendas y artesanías hacen que se confundan la realidad y el sueño.

Iglesia de Nuestra Señora de Candelaria, Chiantla, Huehuetenango. (Foto: Hemeroteca PL)

Iglesia de Nuestra Señora de Candelaria, Chiantla, Huehuetenango. (Foto: Hemeroteca PL)

Cansado, irritado, incómodo o malhumorado se siente probablemente todo ser mortal tras varias horas de viaje. Sobre todo cuando las cinco horas previstas han aumentado, de forma considerable, por derrumbes, obras de mejoramiento y demás sorpresas que pueden depararnos, de vez en cuando, nuestras carreteras.

Sin embargo, al llegar a Chiantla, Huehuetenango, toda mala actitud debe cambiar. La paz, la pureza, la belleza y la tranquilidad hacen mella en el turista. Su clima templado, acompañado de una agradable brisa, ayuda a que desaparezca toda sensación negativa que pueda quedar en el interior.

Ubicación

El pueblo se encuentra en las faldas del punto habitable más alto de Centroamérica: los Cuchumatanes, una prolongación de los Andes, en donde se encuentra el mirador Juan Diéguez Olaverri, trovador de la zona que dedicó sus famosos versos al espectacular paisaje. Es inolvidable poder apreciar, si la niebla lo permite, buena parte del territorio guatemalteco, en el que sobresale a lo lejos la imponencia del Volcán Santa María.

Se cree que la localización original no estaba en este mismo lugar, sino en una aldea llamada El Pino, conocida en la actualidad como Chiantla Viejo, en donde se instalaron los españoles por la cercanía con las minas de plomo y plata que había en los Cuchumatanes.

La Virgen de plata

Cuenta la leyenda que unos pastores encontraron la imagen de la Virgen de Candelaria en el lugar en donde se ubica ahora la iglesia en Chiantla. Los pobladores la trasladaron a la aldea en la que vivía la mayor parte de la gente, pero siempre ocurría lo mismo: la Virgen desaparecía, y volvía a aparecer en la iglesia.

Poco a poco, los habitantes del Pino decidieron seguir los pasos de la sabia Virgen. Según Ovidio Tello Mérida, director de radio Chiantla Stereo, fue una estrategia de los españoles para trasladar a la población, “ya que no era un sitio adecuado, pues tenía poca planicie, por lo que los españoles hicieron creer a los autóctonos que la Virgen quería estar aquí”, comenta.

Esta Virgen de Candelaria se caracteriza por estar recubierta de este material, debido a que Juan de Almengor prometió cubrirla, además del camerino donde se encontraba, “si hallaba la veta”, explica Tello. Sin embargo, solo cumplió parte de su promesa, porque la habitación nunca fue de plata. Como castigo “murió soterrado en la mina”, según la leyenda.

Bronce

Chiantla es también tierra de artistas. Tradicionalmente se trabajaba mucho el bronce. Pero, por la subida de precios, esta artesanía está en decadencia, ya que solo dos personas se dedican a ella. Paco Filemón es uno de ellos y, junto con dos ayudantes, fabrica campanas, candeleros o figuritas como una simpática ranita.

Más datos

  • Se encuentra a 270 km de la capital.
  • Desde Ciudad de Guatemala se tarda en llegar al lugar cerca de cinco horas y media.
  • Tuvo por nombre Talvin, que en mam significa “agua que se bebe”. Según otras teorías, proviene del vocablo chan o chian, por el cultivo de esta planta. Asimismo, el término chiantli, palabra de origen mexicano, significa casa o habitación.
  • Tiene un clima templado. Su temperatura media anual oscila entre 12 y 18 grados centígrados.
  • Se localiza a una altitud entre mil 980 y tres mil 800 metros sobre el nivel del mar.
  • Ocupa una extensión territorial de 583 kilómetros.
  • Su población es de 73 mil 927 habitantes (según el censo del 2000). En la actualidad, se calcula que ha aumentado hasta 80 mil.

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