Cuatro estadounidenses, incluyendo el embajador Christopher Stevens, murieron cuando el 11 de septiembre del 2012 unos hombres armados atacaron e incendiaron el consulado de Washington en Bengasi.

Unos comandos de Estados Unidos capturaron a Jatala en el marco de una operación armada encubierta en suelo libio y fue transferido a Estados Unidos tras ser llevado a un buque estadounidense.

Las fuerzas especiales, trabajando en conjunto con agentes del FBI, llevaron adelante la operación para capturar a Jatala -a quien Estados Unidos acusa de ser el cabecilla del ataque- sin sufrir bajas. Libia acusó a Washington de violar su soberanía.

La operación encubierta implicó una victoria para el presidente Barack Obama, quien ha sido objeto de fuertes críticas por el manejo del ataque contra el consulado de Bengasi realizado por su gobierno.

Jatala llegó a Washington en helicóptero poco después del amanecer desde el buque de la marina donde había sido retenido desde su captura, informó el diario The New York Times.

El sospechoso se encontraba bajo estrictas medidas de seguridad en un tribunal federal de la capital estadounidense, agregó el diario.

Jatala es acusado de asesinato, porte de armas y ofrecer ayuda material al “terrorismo”, según los cargos presentados por los fiscales federales, el y primero de los cuales podría conllevar la pena capital. Los cargos se basan en testimonios de funcionarios libios y testigos que señalaron que Jatala fue presunto partícipe del ataque de 2012.

Aquel ataque planteó interrogantes sobre la seguridad de las legaciones diplomáticas estadounidenses en el mundo y ha sido objeto de un duro debate político.

Hillary Clinton, que era secretaria de Estado en el momento del ataque, hizo frente a duros cuestionamientos en unas audiencias ante el Congreso.