Las observaciones anteriores, efectuadas sobre 12 exoplanetas destruidos y cuyos restos orbitaban alrededor de enanas blancas —estrellas al final de la vida que agotaron su combustible nuclear— no habían mostrado la presencia de agua.
El estudio se centra en los restos de un asteroide, que están en órbita sin duda con otros planetas alrededor de una enana blanca bautizada como GD 61, situada a unos 170 años luz de la Tierra.