Dos días después de la liberación de los dos últimos prisioneros estadounidenses en Corea del Norte, detenidos cuando realizaban una misión secreta para la inteligencia de su país, Obama insistió en que son necesarios más “pequeños gestos como esos” para que Estados Unidos y sus socios reconsideren su postura hacia el régimen de Pyongyang.
Junto a su aliado surcoreano, Washington sostiene que el inicio de un diálogo de alto nivel no puede producirse mientras Corea del Norte no muestre una voluntad indiscutible de abandonar su programa nuclear.
Las negociaciones a seis bandas entre las dos Coreas, China, Estados Unidos, Rusia y Japon, que tienen por objetivo hacer renunciar a Corea al desarrollo de su tecnología militar nuclear a cambio de ayuda financiera y humanitaria, llevan en punto muerto desde 2009.