Internacional

Albaneses se sienten “orgulloso”  de tener como santa a Madre Teresa

Los albaneses se sienten orgullosos y consideran “histórica”  la canonización de su hija, Gonxhe Bojaxhiu, conocida como la Madre Teresa de Calcuta, por el papa Francisco en la misa solemne celebrada el domingo en Vaticano.

Objetos personales y fotografías de la Madre Teresa, exhibido en el Museo de Albania. (AFP).

Objetos personales y fotografías de la Madre Teresa, exhibido en el Museo de Albania. (AFP).

Algunos de sus seguidores mas fieles siguieron la ceremonia de la canonización a través de una gran pantalla colocada en la plaza que lleva su nombre en Tirana, mientras que otros optaron por verla en directo desde las televisiones de sus hogares.

“Para el pueblo albanés, la canonización de la Madre Teresa es un gran orgullo. Nos aumenta la dignidad y nos hace conocidos en todo el mundo” , dijo a Efe Kujtim Kadriu, un musulmán, en el bulevar principal de Tirana adornado con banderas rojinegras nacionales y franjas blanco y azules, colores del vestido de la Madre Teresa.

“La figura de la Madre Teresa honra a nuestra nación. Su canonización es un privilegio para los albaneses y los musulmanes. Ella ha transmitido paz, amor, bondad en el mundo igual que el profeta Mahoma, Abraham y otros de otras religiones” , indicó el derviche Saliu, de la comunidad bektashi, una secta musulmana.

Albania es un pequeño país balcánico con un 67 % de musulmanes, el 10 % católicos y el 7 % ortodoxos.

“Somos afortunados de que es hija de esta tierra y símbolo de la cultura albanesa. Nacida en una sociedad albanohablante de mayoría musulmana, en Skopje que pertenecía a Yugoslavia, y que vivió en Calcuta prestando su vida a los pobres, hoy es una santa que pertenece a todo el mundo” , dijo a Efe la ministra de Cultura albanesa, Mirela Kumbaro.

El nuncio apostólico en Albania, el español Ramiro Moliner Inglés, manifestó a Efe que siempre que hay una canonización es un día “muy grande”  para la iglesia católica.

Y para el pueblo albanés es un “gran orgullo”  tener una persona que pertenece a ese pueblo que haya llegado tan alto, añadió.

“Cuando se reconoce como santa se convierte en una persona no sólo del país del que proviene, sino del mundo entero” , comentó el nuncio mientras seguía en la plaza bajo un fuerte sol la misa celebrada por el papa Francisco.

Madre Teresa pertenece es del pueblo albanés, al mismo tiempo es cristiana por creencia, pero se sentía ciudadana del mundo y su misión era ayudar a los más pobres del mundo, sin excluir a nadie, recordó.

Antes del inicio de la misa, en la plaza “Madre Teresa”  de Tirana, cantantes líricos del Teatro nacional de la ópera y Ballet dieron un concierto de música clásica, a la que asistieron, además de la ministra de Cultura, la de Educación, Lindita Nikolla, y el alcalde de Tirana, Erjon Veliaj.

El presidente de Albania, Bujar Nishani; el primer ministro, Edi Rama, y el presidente del Parlamento, Ilir Meta, viajaron a Italia para asistir a las actividades del Vaticano para la canonización de la Madre Teresa.

En la Biblioteca Nacional, los fieles podrán ver hasta el día 10 una exposición con recuerdos de la santa, como el rosario, una cruz personal regalada por el papa Juan Pablo II y otros materiales relacionados en su actividad humanitaria.

Correos de Albania ha puesto hoy en circulación un sello que conmemora el 4 de septiembre, efeméride de la canonización de la Madre Teresa, fundadora de la orden de las Misioneras de la Caridad y el premio Nobel de la Paz.

Los albaneses pudieron conocer a la Madre Teresa sólo en vísperas de la caída de la dictadura comunista, en 1989.

Anteriormente, el régimen comunista le había prohibido entrar en ese país para visitar a su madre enferma, Drane, quien murió en Tirana en 1974, como tampoco para ver a su hermana, Age, quien falleció dos años después.

Albania se convirtió en 1967 en el primer país ateo del mundo y el dictador estalinista Enver Hoxha persiguió severamente a los clérigos católicos, y también a los musulmanes y a los ortodoxos.

Las iglesias y mezquitas fueron destruidas, y algunas de ellas convertidas en polideportivos, almacenes de cereales y cuarteles militares.

La religión volvió a practicarse a partir de 1991 y desde entonces dos papas, Juan Pablo II y Francisco han visitado el país, un ejemplo de la convivencia pacífica y la armonía religiosa en el mundo.

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