Internacional

Amplia oferta electoral israelí confunde al elector indeciso

Los políticos israelíes apuran las últimas horas de la jornada sin reflexión previa a los comicios generales de este martes mientras muchos ciudadanos siguen sin decidir cuál será el partido que se gane su confianza.

Los principales líderes y favoritos en las encuestas, el primer ministro israelí y dirigente del partido Likud, Benjamín Netanyahu, y el cabeza de la plataforma Campo Sionista, que aglutina al centro-laborista del país, Isaac Herzog, remataban hoy sus campañas electorales con diversos actos durante el día.

Su objetivo, cerrar filas ante sus correspondientes formaciones y convencer al elector indeciso que podría darles la llave del gobierno y que, según algunos sondeos, alcanza el 20 % de los votantes a menos de doce horas de la apertura de las urnas.

La amalgama electoral, que supera la treintena de partidos que recorren el espectro desde la izquierda más extrema hasta la derecha más nacionalista, parece disgustar a algunos votantes, que no le encuentran sentido a tanta diversidad.

Así lo apuntaba Galila Levy, de 63 años y residente de Jerusalén, quien aseguraba tener “problemas para decidir” por este motivo. Sin embargo, votará al partido Shas: “Porque van con la derecha y eso me gusta. Esperemos que hagan cosas buenas a quien se las merecen” , explicaba en las calles del centro de Jerusalén junto a un antiguo diputado del Parlamento israelí, Charlie Bitton.

Este antiguo líder de los Panteras Negras, con fuerte trascendencia a nivel de movimientos sociales en el Israel de los años setenta, asegura que hay tanta fragmentación “porque cada uno vota lo que siente” .

En su caso, también dará su voto a Arie Deri, líder de esta formación de judíos ultraortodoxos mizrahíes, con origen en los países árabes, de quien espera sea parte de la coalición que componga el próximo Ejecutivo y así “pueda realizar un cambio por la sociedad de Israel” .

“En este país hay demasiada democracia, demasiados partidos, no está bien. En total, 32 partidos, no es bueno. La fuerza de los partidos se diluye con tanta fragmentación y en el Parlamento el elegido no tendrá la fuerza para hacer nada”, criticaba Abraham Zaidan, quien apoyará la reelección del actual líder del Ejecutivo.

Por su parte, el rabino del distrito centro de Jerusalén, Elsiha Levy, sostenía que en estos momentos habría que buscar la “unidad en el pueblo de Israel” .

“Todos los partidos religiosos deberían haber ido juntos, todos deberíamos votar por un mismo partido y que no hubiera división. Hay demasiados partidos y por eso surge la ruptura y las peleas” , conviene sin desvelar a qué candidato marcará en su papeleta mañana.

Ela Ashkenazi, ultraortodoxa de 46 años, lamenta que los palestinos con nacionalidad israelí hayan decidido aunar fuerzas bajo la denominada Lista árabe Común, que aglutina a nacionalistas seculares, antiguos comunistas y también judíos e islamistas, mientras que los israelíes se separan cada vez más.

“Los árabes se han unido aquí y han aprendido de nuestro sistema y hacen lo contrario que nosotros, que nos dividimos” .

También duda Liran Zoaguri, de 22 años y resuelto a apostar por la izquierda sin saber aún bajo qué forma.

“En las próximas elecciones votaré a un partido de izquierda porque aquí tiene que haber un cambio, aunque no sé a cuál exactamente. Será el laborismo o el centro de Yair Lapid. Creo que Bibi (Netanyahu) ha hipnotizado al pueblo” , sostiene.

Mientras tanto, y a pocas horas de que se abran las urnas, los últimos sondeos dan la victoria al Campo Sionista, que obtendría 24 diputados, frente a los 20 o 21 que recibiría el Likud, un margen que, debido precisamente a la atomización del voto en Israel, podría dificultar la creación de un gobierno de centro-izquierda.

-Voto de indecisos-

Los partidos israelíes hacen hoy el último esfuerzo para captar a los ciudadanos indecisos que pueden ser los que determinen qué fuerza será la más votada en los comicios que se celebran mañana.

Tanto el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, como el cabeza de cartel de la coalición Campo Sionista y líder del Partido Laborista, Isaac Herzog, realizaron hoy diversos actos electorales en los que apelaron, por un lado, a la unidad nacional y, por otro, a la necesidad de abrirse a todos los sectores sociales, sin exclusión.

En la visita que efectuó a Har Homá (un barrio judío en la zona ocupada de Jerusalén), Netanyahu hizo hincapié en la necesidad de preservar la unidad de la ciudad y expresó su compromiso de “continuar trabajando” para evitar cualquier división.

En los mismos términos se expresó ayer el primer ministro en el mitin que la derecha israelí celebró en la Plaza Isaac Rabin de Tel Aviv, donde afirmó que “Jerusalén es nuestra capital eterna e indivisible y no será dividida.”

Por su parte, en un encuentro con simpatizantes de su coalición, Herzog hizo un llamamiento a los votantes de centro para que apoyen al Campo Sionista a fin de que no se disperse el voto de esa tendencia.

Herzog se dirigió en concreto a los seguidores del partido centrista Yesh Atid (Hay Futuro), que lidera Yair Lapid, para que cedan sus votos a su coalición, pues de lo contrario, dijo “sólo servirán para terminar apoyando” a Netanyahu en el juego de la aritmética parlamentaria.

El líder laborista expresó su compromiso en ser el primer ministro “de todos los israelíes”, sin diferencias de grupos, credos o ideologías.

“Lo prometo: Seré el primer ministro de todos y para todos, para la derecha y la izquierda, para los ultraortodoxos y los laicos, para los árabes, los drusos, los circasianos. Seré el primer ministro del centro y de la periferia; de los estudiantes y de las personas de la tercera edad”, recalcó.

Los últimos sondeos dan la victoria al Campo Sionista, que obtendría 24 diputados, frente a los 20 ó 21 que recibiría el Likud, un margen que, sin embargo y debido a la extremada atomización del voto en Israel, podría ser insuficiente para que el centroizquierda formara gobierno.

En este sentido, el Likud sería el más beneficiado de esa fragmentación del voto, pues en el parlamento habría más representación de fuerzas de derecha y extrema derecha que de centro e izquierda, lo que unido al apoyo de los partidos ultraortodoxos, podría determinar que Netanyahu siguiera estando al frente del Ejecutivo israelí.

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