Internacional

Preocupa aumento de la intolerancia religiosa en Brasil

Una niña agredida a pedradas a la salida de un culto afrobrasileño, un centro de espiritismo atacado, un médium asesinado, la tumba del mayor médium del país profanada: la violencia intrarreligiosa aumenta en Brasil.

La niña de 11 años, que salía de un culto de candomblé en un barrio pobre de Rio de Janeiro vestida de blanco, fue herida en la cabeza tras recibir pedradas de presuntos evangélicos que llevaban biblias en las manos y que le gritaron “¡Diablo!” “¡Jesús regresará!”, contó su abuela, que le acompañaba.

Eduardo Paes, el alcalde de la ciudad que acogerá los Juegos Olímpicos de 2016, se apresuró a presentar excusas “en nombre de todos los cariocas” a la pequeña Kailane Campos.

“La marca de Rio es la diversidad. Es inaceptable que alguien sea agredido a raíz de su religión”, dijo el alcalde. El arzobispo de Rio, Orani Tempesta, calificó de “muy inquietante” las “señales de intolerancia religiosa” en Rio.


“En una ciudad que recibirá los Juegos Olímpicos, hay que apoyar la diversidad cultural. No estamos contra los evangélicos sino contra una minoría fascista que tiene un proyecto de un poder hegemónico. Es peligroso para la libertad de expresión y para la democracia brasileña”, dijo a la AFP el “babalawo” (guardián de los secretos del candomblé) Ivanir dos Santos.

Dos Santos coordina desde 2007 la marcha contra la intolerancia religiosa que reúne todos los años a miles de personas de todos los credos en la playa de Copacabana.

El domingo pasado, una manifestación de apoyo a la niña agredida reunió a unas 1.500 personas, incluidos varios evangélicos -como su madre- que dijeron rechazar el fanatismo de ciertos grupos.

Romper el silencio

Estas persecuciones de los practicantes de ritos afrobrasileños no son nuevas “pero empeoran y queremos romper el silencio”, dijo el “babalawo”. “Alguien debe responder por todos estos actos de violencia. El gobierno federal debe establecer un plan nacional de combate de la intolerancia religiosa”, agregó.

En Brasil, el país con más católicos en el mundo y donde más de la mitad de la población de 202 millones de personas es negra o mulata, el sincretismo religioso está muy presente.

Tras asistir a la misa de Nochebuena el 24 de diciembre, millones de brasileños se visten de blanco la noche del 31 para hacer sus ofrendas a Yemanjá, la diosa del mar en el candomblé. Muchos de ellos son también “espíritas” y creen en espíritus y en la reencarnación.

Pero desde hace 30 años, las iglesias evangélicas proliferan, sobre todo en los medios pobres, y satanizan los cultos de origen africano.

En las cárceles, los pastores evangélicos son muy activos, y hoy en día varios narcotraficantes ordenan el cierre de “terreiros” (lugares de culto del candomblé) en las favelas, subraya dos Santos.


“Es racismo. El fin del sincretismo está relacionado con el crecimiento de las iglesias evangélicas. En Rio, esta cantidad de neopentecostales cambió la cultura moderna de la ciudad. La alegría (como el carnaval, la samba) se convirtió en pecado”, lamentó el presidente del Instituto Brasileño por la Diversidad (IBD) de Salvador de Bahia, Helio Santos, en declaraciones a la AFP .

Santos se denomina “adepto de la doctrina espírita” fundada en el siglo XIX por el francés Allan Kardec. Fue popularizada en Brasil por Chico Xavier, fallecido en 2002 a 92 años y cuya tumba en Uberaba, estado de Minas Gerais, fue profanada el viernes.

“Hay que valorizar la diversidad. Brasil está tornándose anacrónico, está dando marcha atrás. Un país que quiere convertirse en la cuarta o quinta potencia del mundo de aquí al 2030 no lo será con esas posiciones evangélicas. La sociedad debe reaccionar de manera urgente”, agregó Helio Santos.

Recordó que la bancada evangélica en el Congreso Nacional, que se opone a la igualdad racial y de género, al aborto, a la eutanasia y al casamiento gay, es hoy la tercera fuerza parlamentaria y que el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, es un neopentecostal.

“Los evangélicos también tienen un gran poder en los medios de comunicación (televisiones y radios), hacen proselitismo y son muy fuertes en marketing”, afirmó el presidente del IBD.

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