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Dulces,vino caliente y música: la Navidad festiva de los mercadillos de Viena

Aroma de galletas de jengibre, salchichas a la plancha, ponche de naranja y el sonido de todo tipo de música callejera, desde villancicos a jazz. Los numerosos mercados tradicionales de Viena invitan a pasear y hacer vida social en la calle pese a las gélidas temperaturas.

Los numerosos mercados tradicionales de Viena invitan a pasear y hacer vida social. (Foto Prensa Libre: AFP)

Los numerosos mercados tradicionales de Viena invitan a pasear y hacer vida social. (Foto Prensa Libre: AFP)

Más de una decena de mercadillos prenavideños se convierten en punto de reunión de amigos y turistas desde primera hora de la mañana hasta alrededor de las 21:00  (20:00 GMT) .

El más conocido de la ciudad es el que está situado frente al monumental Ayuntamiento neogótico: es el más grande y en él se instala en estas fechas una pista de hielo que atrae a numerosos patinadores.

Presidido por un gran letrero luminoso que recibe a los visitantes con un dorado “Frohes Weihnachten”   (“Feliz Navidad” en alemán) , el mercado de Navidad del Ayuntamiento cuenta con varios focos de luces de colores que ponen la atención sobre un gran portal de Belén y varios muñecos de nieve y elementos navideños gigantes.

Para aquellos que prefieren ver el espectáculo desde la tribuna, pueden pasar el tiempo recorriendo los diferentes puestos, donde se pueden comprar artesanía, complementos invernales como guantes y gorros o decoración para el árbol de Navidad y el Belén.

Amigos y turistas tratan de conjurar el frío con una taza de Orangenpunsch  (ponche de naranja) o Gl hwein  (vino caliente con especias) , o se dejan seducir por platos como salchichas a la plancha, hogazas de pan rellenas de Gulash  (un estofado de ternera y pimentón picante) o Ksesptzle, un típico plato austríaco hecho con harina, queso y huevos.

El mercadillo de la iglesia de San Carlos es uno de los más importantes de la ciudad y este año ha colocado un pequeño cercado con cabras, ponies y paja para que los niños puedan divertirse.

Dos de esos pequeños que ríen y construyen muros de paja son españoles, tienen 4 y 7 años, y han llegado a la capital austríaca con su familia para descubrir el ambiente navideño centroeuropeo.

La familia Sierra-Izquierdo, que ha llegado a Viena desde Barcelona para recorrer uno por uno los mercadillos de Navidad que inundan la ciudad, critican, entre risas, que en Viena se haga de noche a las 16:00  (15:00 GMT) , lo que hace que la mayoría de mercados se tengan que visitar de noche, cuando hace más frío.

A escasos minutos a pie, en pleno centro histórico de Viena y rodeada de carruajes tirados por caballos, está la catedral de San Esteban, a cuyos pies se encuentra otro de los más típicos mercadillos navideños vieneses, aunque con unas dimensiones mucho menores que el del Ayuntamiento.

Como novedad este año, el famoso “Prater” , el mayor parque público de la ciudad situado cerca del estadio donde España ganó la Eurocopa en 2008, ha abierto también un mercadillo de Navidad.

Los visitantes pueden entrar en calor tomando las tradicionales bebidas calientes, con alcohol o sin él, mientras ven girar la gigantesca noria de cerca de 65 metros, inaugurada en 1897 e indiscutible emblema del parque.

Los palacios imperiales de Hofburg y Sch nbrunn no podían faltar a esta cita tan señalada, siendo una parada obligatoria para aquellos turistas que quieran sumergirse del todo en el ambiente navideño de la ciudad.

Las notas musicales salidas de un grupo de instrumentos de viento resuenan en las inmediaciones del palacio de Hofburg, donde se encuentra el mercadillo Am Hof.

Allí, mientras una pequeña banda local ameniza la tarde con villancicos y canciones tradicionales, una de las dependientas austríacas recita los precios de sus artículos en italiano para que uno de los turistas interesados en ellos la entienda a la perfección.

Un poco más lejos, a media hora del centro de Viena, los visitantes se ven sorprendidos por el enorme árbol de Navidad decorado con luces blancas que preside el palacio de Sch nbrunn.

Mientras observan el palacio de verano que los emperadores Francisco José I e Isabel de Baviera, más conocida como Sisi, habitaron en el siglo XIX, los más golosos esperan la larga cola que hay para poder comprar los crépes recién hechos que se ofrecen en uno de los puestos centrales del mercadillo.

Además, Sch nbrunn ofrece ideas originales con las que sorprender y endulzar a familiares y amigos en estas fechas, como las cajas de pastas típicas austríacas o las herramientas hechas de chocolate negro.

Los niños tienen un hueco especial en el mercadillo que se encuentra en el campus de la Universidad de Viena, el cual fue anteriormente un hospital, donde pueden montarse en atracciones preparadas para ellos como una pequeña noria o un trenecito. 

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