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Compran de oferta abrigo de víctima del Holocausto en EEUU:

Las rayas azules y grises llamaron inmediatamente la atención de Jillian Eisman. Ella veía los artículos que atestaban un armario durante una venta de ofertas en Long Island cuando reconoció de inmediato el símbolo de horror y odio: un abrigo usado por un prisionero del campo de concentración nazi en Dachau durante la Segunda Guerra Mundial.

Curadores del centro no sólo exhibieron la prenda sino también descubrieron la historia de la persona que la usó. (Foto Prensa Libre: AP)

Curadores del centro no sólo exhibieron la prenda sino también descubrieron la historia de la persona que la usó. (Foto Prensa Libre: AP)

“Supe exactamente lo que era, aun antes de ver los números (84679 en el pecho)”, dijo Eisman, quien compró el abrigo por 2 dólares el año pasado durante la venta y luego lo donó al Centro Kupferberg del Holocausto en Nueva York.

Curadores del centro no sólo exhibieron la prenda sino también descubrieron la historia de la persona que la usó: un adolescente obligado a fabricar municiones para los alemanes, que pasó cuatro años en un campo de reubicación y luego llegó a Estados Unidos. Nunca les contó mucho a sus hijos sobre Dachau ni que había guardado ese abrigo.

La historia de Benzion Peresecki, quien después se cambió el nombre a Ben Peres, es contada con bastantes detalles, gracias en gran parte a los números de serie y los cuidadosos registros que él guardó y que su hija encontró luego de que él falleciera.

“Sabíamos que mi padre y abuela habían estado en el Holocausto”, dijo Lorrie Zullo, quien tenía 13 años cuando su padre murió de una embolia en 1978. “Sabíamos que tuvo un hermano que fue asesinado. Pero él no hablaba mucho de eso”.

Los historiadores dicen que abrigos como el que guardó Peres son muy raros, ya que la mayoría de las prendas que los prisioneros de los campos de concentración usaron fueron quemados para evitar la propagación de piojos y otras posibles enfermedades. Aparte, la mayoría de los prisioneros no querían guardar recuerdos de su horrible sufrimiento.

Zullo dijo que quedó “atónita” cuando escuchó que el abrigo fue hallado en un armario en la casa donde había crecido.
“Ni siquiera lo revisé antes de que se vendiera”, dijo. “¿Cuáles son las probabilidades de que alguien lo encontrara, reconociera lo que es y luego lo donara a donde debería de estar?”.

Eisman, cuyo hermano de 24 años, Joshua Birnbaum, murió en los ataques del 11 de septiembre, dijo creer que “todo ocurre por alguna razón”.

“Hay una razón por la que yo tenía que estar en esa casa… Hay una razón por la que yo era amiga de alguien que trabajaba en un museo del Holocausto. ¿Cuáles son las probabilidades de eso? Es difícil decir que todo sea coincidencia”.

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