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EE.UU. ejecuta por inyección letal a salvadoreño

El estado de Virginia  (este de EE.UU.) ejecutó este jueves al ciudadano salvadoreño Alfredo Prieto, acusado de tres asesinatos, en la que supuso la primera aplicación de la pena de muerte en ese estado desde hace casi tres años, y la primera por inyección letal desde 2011.

Sobre Prieto, de 49 años, pesaban tres condenas de muerte por tres asesinatos cometidos entre 1988 y 1990, y sus últimas palabras fueron: “Me gustaría dar las gracias a todos mis abogados, a todos quienes me dan su apoyo y a los miembros de mi familia. Acabemos con esto” .

Para encontrar al último reo ejecutado en Virginia antes de Prieto hay que remontarse al 16 de enero de 2013, hace casi tres años, cuando Robert Charles Gleason fue electrocutado en la silla eléctrica.

La inyección letal, método por el que murió Prieto a las 21.17 hora local  (01.17 GMT del viernes) , no se aplicaba en el estado desde el 18 de agosto de 2011.

La ejecución se atrasó algunos minutos más de lo previsto  (inicialmente había sido planificada para las 21.00 en punto) porque los abogados de Prieto presentaron un recurso de última hora al Cuarto Circuito de Apelaciones de EE.UU., que les fue denegado.

Horas antes, tanto el Tribunal Supremo como una corte federal ya habían autorizado la ejecución de Prieto, al considerar que las drogas de la inyección letal que se le iban a administrar no producirían al reo un dolor innecesario.

La pena de muerte que recibió esta noche Prieto corresponde al doble asesinato, ocurrido en Virginia en 1988, de Rachael Raver y Warren Fulton, dos estudiantes de 22 años que desaparecieron una noche en Washington y cuyos cuerpos sin vida fueron hallados dos días después en una zona inhóspita del vecino estado de Virginia.

Según los investigadores, Prieto asesinó de un disparo en la nuca a Fulton y disparó a la joven Raver por la espalda mientras trataba de huir. Después la violó mientras ella se desangraba.

Este caso pudo resolverse gracias a unas pruebas de ADN que vincularon con el crimen a Prieto, que ya estaba en el pabellón de los condenados a muerte de una cárcel de California por violar y matar en 1990 a Yvett Woodruff, una joven de 15 años.

En dos breves notificaciones judiciales, el Supremo rechazó la solicitud de revisión de condena que habían pedido los abogados de Prieto, así como la defensa del derecho del salvadoreño a comparecer ante un juez para que éste determinase si su arresto había sido legal o no, institución jurídica conocida como “hábeas corpus”.

Por su parte, el magistrado Henry E. Hudson, de la corte federal del Distrito Este de Virginia, en la ciudad de Richmond, rechazó suspender la ejecución y se pronunció a favor de la efectividad del sedante pentobarbital, destinado a paralizar al reo antes de su ejecución y sobre el que la defensa expresó serias dudas.

En un escrito, al que accedió Efe, el magistrado rechazó que el pentobarbital fuese a causar al reo dolores intolerables y defendió su efectividad del 94,6 %.

En las ejecuciones en Virginia, el pentobarbital se utiliza para dejar inconscientes a los presos antes de administrarles una segunda sustancia que paraliza su cuerpo, el bromuro de rocuronio, y una tercera que actúa directamente en el corazón, el cloruro de potasio.

Durante una audiencia de dos horas, celebrada hoy en la corte federal del Distrito Este de Virginia, la defensa pidió que se detallara el origen, marca y componentes del pentobarbital, que las autoridades de Virginia importaron de Texas, uno de los estados con mayor número de ejecuciones.

“El 26 de agosto de 2015, dos empleados del sistema carcelario de Virginia específicamente entrenados llegaron a Texas y pusieron bajo custodia el pentobarbital. Los empleados personalmente lo transportaron de vuelta a Virginia y lo mantuvieron a la adecuada temperatura en todo momento” , contestó el juez en su escrito.

Esta ejecución ha vuelto a poner la pena de muerte en el punto de mira después de que el Tribunal Supremo autorizara a finales de junio el uso del midazolam, otro sedante utilizado para inyecciones letales y que en 2014 hizo agonizar a tres presos, entre ellos Clayton Lockett de Oklahoma que sufrió durante 43 minutos.

Desde que el Tribunal Supremo de Estados Unidos reinstaurara la pena de muerte en 1976, el país en conjunto ha ejecutado a 1.415 personas y Virginia a 111, siendo este uno de los estados donde más sentencias de muerte se han practicado, según un informe del Centro de Información sobre la pena de muerte.

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