Internacional

El Papa insta a jueces a ser libres y rechazar la “telaraña”  de la corrupción

El papa instó el viernes a los jueces y fiscales que participaron en un simposio en el Vaticano a no dejarse atrapar por “la telaraña”  de la corrupción y a rechazar las presiones de gobiernos, entidades privadas u organizaciones criminales.

El papa Francisco sonríe mientras participa en la convención de jueces y magistrados contra el tráfico humano y el crimen organizado en El Vaticano. (Foto Prensa Libre: AP).

El papa Francisco sonríe mientras participa en la convención de jueces y magistrados contra el tráfico humano y el crimen organizado en El Vaticano. (Foto Prensa Libre: AP).

“Yo sé que ustedes sufren presiones, amenazas, y sé que hoy día ser juez, ser fiscal, es arriesgar el pellejo. Y eso merece un reconocimiento a la valentía de aquellos que quieren seguir siendo libres en el ejercicio de su función jurídica”, dijo el pontífice.

En su opinión, “uno de los más grandes males sociales del mundo de hoy es la corrupción en todos los niveles”  porque “debilita cualquier Gobierno, la democracia participativa y la actividad de la justicia”.

“A ustedes, jueces, corresponde hacer justicia y les pido una especial atención en el campo de la trata y del tráfico de personas y, frente a esto y al crimen organizado, les pido que se defiendan de caer en la telaraña de las corrupciones”, reclamó.


En el acto, promovido por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, participaron alrededor de 150 jueces, magistrados y trabajadores de este ámbito para estudiar estrategias en la lucha contra la trata de personas y el crimen organizado.

“Pido a los jueces que realicen su vocación y misión esencial, la de establecer la justicia sin la cual no hay orden, ni desarrollo sostenible e integral ni paz social”, subrayó.

Durante su alocución, destacó la necesidad de sancionar con la vista puesta en la reinserción de los condenados y expresó “seriamente la postura de la Iglesia contra la pena de muerte”, lo que suscitó el aplauso de los asistentes a la reunión.

“Me decía un teólogo que en la concepción medieval y posmedieval la pena de muerte tenía (dentro) la esperanza. Se los entregamos a Dios. Pero los tiempos han cambiado y esto ya no cabe. Dejemos que sea Dios quien elija el momento, pero no podemos ayudar” , recordó entre risas.

Francisco apuntó que “hacer justicia”  implica dictar sentencias que miren a la reeducación de los condenados, “de tal modo que se les pueda abrir una esperanza de reinserción en la sociedad”  porque “ni siquiera el homicida pierde su dignidad” .

Una pena cerrada en sí misma que “no dé lugar a la esperanza es una tortura, no es una pena” , exclamó.

Esta “delicada conjunción entre la justicia y la misericordia”  vale, añadió, “para los responsables de los crímenes de lesa humanidad, como también para todo ser humano” .

Destacó el papel que las mujeres desempeñan en la reinserción, no por feminismo, como afirmó, sino porque “tienen un olfato y un tacto especial”.

“En mis viajes me gusta visitar las cárceles. Es curioso. Como impresión general, he visto que las cárceles cuyo director es una mujer van mejor que aquellas dirigidas por hombre”, precisó el papa argentino.

Por otro lado, Francisco instó “hoy más que nunca”  a los magistrados a poner “gran atención en las necesidades de las víctimas”  porque “son las primeras que deben ser rehabilitadas y reintegradas en la sociedad”.


“No vale el viejo adagio: son cosas que existen desde que el mundo es mundo. Las víctimas pueden cambiar y de hecho sabemos que cambian de vida con la ayuda de los buenos jueces, de las personas que las asisten y de la sociedad toda”, añadió.

Asimismo, animó a estos afectados a “hablar de su ser víctima como un pasado que superó valientemente siendo ahora un sobreviviente o, mejor dicho, una persona con calidad de vida, dignidad recuperada y libertad asumida”.

Iglesia y política

Francisco añadió, en ese contexto, que “la Iglesia está llamada a comprometerse”  y, por esa razón, defendió la necesidad de que esta se involucre “en la gran política” , lo que constituye “una de las formas más altas del amor”.

“La Iglesia está llamada a comprometerse. No cabe el adagio de la Ilustración que la Iglesia no deba meterse en política. La Iglesia debe meterse en la gran política”, consideró el pontífice durante la cumbre de jueces y fiscales celebrada en el Vaticano.

En este sentido, parafraseó al papa y beato Pablo VI, quien definió la política como “una de las formas más altas del amor, de la caridad”.

“La Iglesia también está llamada a ser fiel con las personas, aun más cuando se consideran las situaciones donde se tocan las llagas y el sufrimiento dramático y en la cuales están implicados los valores, la ética, las ciencias sociales y la fe”, añadió.

Francisco se expresó de este modo para defender la labor de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, que en los últimos tiempos ha organizado conferencias internacionales de alto nivel sobre temas como el cambio climático, la pobreza o la vida en las ciudades.

“Uno puede pensar que la Academia debe moverse en un ámbito de ciencias puras, de consideraciones más teóricas, y eso responde a una concepción ilustrada a lo que debe ser una academia”, explicó.

Sin embargo, para el papa, “una academia debe tener raíces en lo concreto porque, si no, corre el riesgo de fomentar una reflexión líquida que se evapora y no llega a nada”.

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