Internacional

El Papa recuerda a la monja española asesinada en Haití

Francisco tuvo unas palabras para Isabel Solá Matas, la misionera española asesinada hace dos días en Haití, y pidió a sus fieles que oraran por ella.

El cadáver de Sor Isabel es trasladado en Haití, donde fue asesinada hace dos días. (Foto Prensa Libre: AP).

El cadáver de Sor Isabel es trasladado en Haití, donde fue asesinada hace dos días. (Foto Prensa Libre: AP).

“Quisiera recordar a aquellos que se gastan en el servicio, a los hermanos en contextos difíciles y arriesgados (…) especialmente, las muchas religiosas que donan totalmente su vida”, afirmó el papa Francisco al final de la misa de canonización de la madre Teresa de Calcuta.

“Recemos de manera particular por la misionera española, Sor Isabel, que hace dos días fue asesinada en la capital de Haití”, afirmó el Pontífice.

La religiosa española Isabel Solá Matas, de 51 años, murió por disparos de bala el viernes último por la mañana cuando circulaba por el centro de la capital haitiana, Puerto Príncipe.

Originaria de Barcelona, Sor Isabel, que pertenecía a la congregación católica Jesús-María, vivía en Haití desde hacía 8 años.

Las tasas de violencia criminal en este país caribeño, uno de los más pobres del mundo, son muy elevadas.

“Deseo que cesen tales actos de violencia y haya una mayor seguridad para todos”, afirmó Francisco, que pidió igualmente recordar a “las otras religiosas que recientemente han sufrido violencia” en otros países.

“Mi casa”

La misionera Isabel Solá, escribió luego del terremoto del 2010: “Haití es mi casa, mi familia, mi trabajo, mi sufrimiento y mi alegría, y mi lugar de encuentro con Dios”.

Esas palabras, dadas a conocer el fin de semana por Obras Misionales Pontificias, las redactó la misionera catalana en una carta en la que reconocía que no se podía imaginar que le iba a tocar “sobrevivir una de las mayores catástrofes de la historia”  y que ello “cambiaría radicalmente”  su “concepción de la vida, del sufrimiento, de la muerte y de la fe”.

“Pensareis que cómo puedo seguir viviendo en Haití, entre tanta pobreza y miseria, entre terremotos, huracanes, inundaciones y cólera. Lo único que podría decir es que Haití es ahora el único lugar donde puedo estar y curar mi corazón”, escribió la religiosa.


“Haití es mi casa, mi familia, mi trabajo, mi sufrimiento y mi alegría, y mi lugar de encuentro con Dios” , añadía la misionera barcelonesa hace cinco años.


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