Internacional

El Salvador afronta guerra de pandillas

El Salvador es un pueblo que no escapa a los espectros de la violencia que lo han desolado en su historia, porque 23 años después de firmados los acuerdos de paz que finalizaron la guerra civil, diferentes sectores advierten de que ese país avanza en una guerra tácita entre el Gobierno y las pandillas.

El mismo Ejecutivo aceptó recientemente dicha situación, cuando el portavoz de la Presidencia, Eugenio Chicas, dijo que los “grupos criminales (pandillas) han decidido declararle la guerra al Estado” y a la “población”.

No obstante, Raúl Mijango, uno de los principales mediadores de una polémica tregua entre pandillas, dijo en una entrevista a EFE que la “declaración de guerra” vino por parte del Gobierno.

“Las pandillas lo que piensan es que el Gobierno fue quien les declaró la guerra a ellas”, expuso.

en los países del Triángulo Norte de Centroamérica es la principal causa de que más de 200 mil centroamericanos migren cada año buscando, generalmente, una mejor vida en Estados Unidos, pero también que las solicitudes de refugio en México casi se duplicaran en el 2014.

El Salvador entró “en un momento de definición porque el Gobierno, sin renunciar a la prevención y reinserción, enfrenta a las pandillas intensificando la represión, lo que ha desatado una escalada” con el asesinato de policías y soldados que no se sabe cuándo finalizará, explicó a AFP el analista Juan Ramón Medrano, experto en temas de seguridad.

Diferentes sectores de la sociedad salvadoreña apuntan a que las cifras de asesinatos y los constantes enfrentamientos entre el Ejército y la Policía contra las pandillas se constituye en una especie de guerra “no declarada” originada a partir de la ruptura de una polémica tregua entre pandillas, que inició en el 2012 y que se prolongó por 15 meses.

Acto de guerra

de las víctimas son integrantes de pandillas.

El excomandante guerrillero fecha el “acto de guerra” el 5 de enero recién pasado, cuando el presidente Salvador Sánchez Cerén dijo que su gobierno no podía “volver al esquema de entendernos y de negociar con las pandillas”, aceptando indirectamente que la gestión anterior lo hizo a efectos de disminuir los asesinatos.

“Eso está al margen de la ley (…) nuestra obligación es perseguirlos, castigarlos y que la justicia determine las penas que les corresponden”, sentenció el gobernante tras una reunión con las jefaturas de la Policía.

De igual manera, el director del Instituto de Medicina Legal (IML), Miguel Fortín Magaña, señala la existencia de una “guerra informal” que está a “un paso del enfrentamiento frontal” y que tiene a la base la tregua entre pandillas, propiciada por el Gobierno, que inició en 2012 y que se prolongó por 15 meses.

Para el titular del IML la tregua es la “aberración que consecuentemente ha traído está vorágine de violencia” que comenzó a en octubre del año anterior.

policías fueron asesinados por las pandillas en el 2013.

No obstante, durante dicha tregua, el promedio diario de homicidios disminuyó de 12 a 5.

A la ruptura del alto el fuego temporal, el Gobierno atribuyó el incremento del 57 por ciento de los asesinatos en el 2014 (tres mil 912), respecto del 2013 (dos mil 490).

Magaña, señala que la tregua permitió que las dos principales pandillas, la Mara Salvatrucha (MS13) y M- 18, “crecieran” y controlaran más territorios.

“En este momento viene un choque entre dos fuerzas, la del Estado y una fuerza incipiente (de las pandillas), que de alguna manera ya tiene más fuerza de la que tenía antes (de la tregua)”, sentenció.

El eco de esta guerra informal no es nuevo, pues la prensa local en diferentes ocasiones y a lo largo de los últimos meses ha expuesto dicha situación de mano de sus “analistas”.

La Iglesia Católica salvadoreña expresó su preocupación por la violencia e inseguridad que se vive en ese país y llamó a todos los sectores a unirse para encontrar “nuevos caminos de convivencia” que permitan frenar el flagelo.
Lo que está sucediendo en nuestro país nos causa honda preocupación y nos afecta a todos. El ambiente violento y la inseguridad que viven muchos salvadoreños nos desafía”, dijo el arzobispo José Luis Escobar Alas.

Lo anterior, es empujado por la escalada de ataques perpetrados por los pandilleros contra los miembros de los cuerpos estatales de seguridad, que tienen un efecto “cascada” en la opinión pública cada vez que se reporta una baja.

En lo que va del 2015 se contabilizan 34 policías, 13 soldados, a seis guardias de centros penales y un jefe fiscal ultimados y, además, la Policía Nacional Civil (PNC) dijo que hasta el 15 de junio recién pasado reportaba 300 balaceras entre sus agentes y pandillas.

El hecho de que esta gama de personajes públicos, medios de comunicación y Gobierno, constantemente liados en opiniones antagónicas, concuerden en la existencia de una guerra tácita o informal enciende las alarmas y apunta a que no es un mero acto del lenguaje.

Otro pilar que sostiene lo anterior son las estadísticas, sobre todo cuando se comparan los últimos dos meses con el período de la guerra civil salvadoreña (1980-1992).

El IML registra un total de dos mil 768 homicidios hasta el 23 de junio recién pasado, lo que significa que el acto de matar se ha repetido unas 16 veces diarias en el 2015.

Pero solo entre el 1 de mayo y 23 de junio último, 54 días, se han cometido mil 216 asesinatos, lo que representa el 43.93 por ciento de los asesinatos de todo el año.

El promedio diario de muertes violentas asciende, entre mayo y junio recien pasado, a 21.69.

En comparación, durante los 12 años de una cruenta guerra civil, unas 75 mil personas fueron asesinadas, con un promedio anual de seis mil 250, mensual de 520 y diario de 17.36, con lo que, en 54 días en el período de la guerra civil, se cometían 937 asesinatos, 279 menos que en la actualidad.

Cambios

768 homicidios se registran hasta junio del 2015.

Otra postura en la que Mijango y Magaña concuerdan es en la necesidad de que el Gobierno cambie sus políticas de Seguridad, a pesar de que el mismo dio por sentado, el pasado 5 de junio, que tiene “previstos cambios” en esa materia y que su énfasis está en “profundizar” los actuales planes.

Lo anterior puede indicar que el Gobierno está resignado a que el 2015 cierre con una cifra de homicidios superior a los cinco mil, como predijo Fortín Magaña, lo que marcaría un hito en la historia de posguerra salvadoreña, mientras las salidas a corto y mediano plazo parecen truncas e inútiles.

El presidente, que comandó una de las mayores organizaciones que formó parte de la guerrilla más exitosa de América Latina en la década de los años 1980, hoy se enfrenta a otro grupo de “marginados sociales” surgidos del mismo caldo de cultivo de marginalidad y pobreza.

EFE/AFP/AP

ESCRITO POR: