Internacional

Investigación periodística afirma que EE. UU. mintió sobre la muerte de Bin Laden

Un artículo de prensa publicado en la revista británica London Review of Books afirma que Estados Unidos mintió sobre los acontecimientos que hace cuatro años terminaron con la ejecución de Osama Bin Laden, líder de Al Qaeda y quien en su momento fue el hombre más buscado del planeta.

El artículo, escrito por el veterano periodista Seymour Hersh ganador del, detalla que no se produjo ningún tiroteo en la casa donde permanecía Bin Laden y que su cuerpo no fue lanzado al océano Índico como lo asegura el gobierno de EE. UU., la Casa Blanca ya reaccionó desvirtuando por completo el trabajo periodístico.

Hersh utilizó para la conformación de su trabajo periodístico fuentes anónimas.

Según el relato de Hersh, la CIA (Central de Inteligencia Americana, en inglés), y los servicios de seguridad de Estados Unidos no jugaron ningún papel relevante para descubrir a Bin Laden.

No hubo ninguna confesión de ningún prisionero que fuera obtenida por medio de torturas que ayudara a encontrar al correo del fundador y jefe de al Al-Qaeda, ni se se produjo ningún tiroteo en la casa en la que vivía Bin Laden.

También descarta la afirmación estadounidense de que el cadáver del terrorista fue nunca arrojado al mar.

En el artículo, el periodista, ganador del Premio Pulitzer, Hersh explica que, en realidad, Estados Unidos se enteró de donde estaba Bin Laden cuando un alto cargo del Servicio de Inteligencia Militar de Pakistán (ISI), se presentó directamente en las oficinas de la CIA en Islamabad para decírselo, en agosto de 2010.

La persona, cuyo nombre no desvela el periodista, sólo quería dinero, Y ahora vive en Estados Unidos, donde trabaja como consultor de la CIA.

El ISI tenía a Bin Laden prisionero desde el 2006 en la ciudad de Abbottabad, en una casa situada a tres kilómetros de la Academia General del Ejército de ese país y de una base militar, y a un cuarto de hora en vuelo de helicóptero de uno de los principales centros de mando de su sistema de armas nucleares.

Bin Laden estaba “muy enfermo” al momento de su muerte

El fundador de Al Qaeda vivía en una casa con “barrotes en las ventanas y alambre de espino en el tejado”, según Hersh. Estaba muy enfermo, y había sido puesto bajo tratamiento médico por el propio ISI.

Bin Laden, de acuerdo con la versión de la London Review of Books no tenía protección, y estaba aislado del resto del mundo.

Una vez que confirmaron la veracidad de la información, los estadounidenses simplemente se dirigieron al alto mando del ISI para explicarles que tenían localizado a Bin Laden. Confrontados con los hechos, los líderes militares paquistaníes no tuvieron más remedio que aceptar la situación.

La Casa Blanca tachó el lunes último de falso el artículo que Seymour Hersh escribió para The London Review of Books. El portavoz presidencial Josh Earnest dijo que el artículo está “plagado de inexactitudes y falsedades claras”. Earnest hizo notar la reacción del exsubdirector de la CIA Michael Morell al artículo: que él dejó de leerlo porque cada oración estaba equivocada. El gobierno de Obama dice que los paquistaníes no sabían nada del ataque con antelación.

Su única condición fue que Bin Laden no saliera vivo de la casa nunca. Arabia Saudí, que, según Hersh, había financiado gran parte de la operación para mantener al fundador de Al-Qaeda arrestado, también insistió en que Bin Laden debía ser asesinado, para que nunca pudiera hablar de los vínculos entre Riad y su organización.

Con todo eso pactado, el famoso ataque de los Navy SEAL descrito en la película “La noche más oscura” no existió nunca. Los soldados de las fuerzas especiales de la Armada de Estados Unidos fueron guiados por espías paquistaníes hasta la habitación de Osama Bin Laden.

Allí se encontraron con el terrorista que estaba agachado, tratando de huir y lo mataron a tiros. Después, vaciaron sus cargadores en el cadáver hasta el punto de que el cuerpo de Bin Laden se desintegró.

Obama quería sacar provecho de  la ejecución

Washington e Islamabad había acordado mantener en secreto la muerte del terrorista durante una semana, tras la cual está sería atribuida a un ataque con aviones por control remoto en el lado afgano de la frontera de ese país con Pakistán. Ahí, según Hersh, fue donde Barack Obama decidió aprovechar políticamente el ataque.

Los asesores políticos del presidente de Estados Unidos le convencieron de que la explosión provocada por la destrucción del helicóptero que se había estrellado en Abbottabad iba a levantar sospechas.

Por consiguiente, en un mensaje escrito de forma precipitada, Obama anunció a Estados Unidos y a la opinión pública mundial la muerte de Bin Laden.

El cadáver del terrorista, además, estaba completamente destrozado, hasta el punto de que partes de su cuerpo podrían haber caído al suelo durante el accidentado viaje de regreso de Abbottabad a Jalalabad, en Afganistán, donde los SEAL tenían su base.

Así que la Casa Blanca se sacó de la manga la historia de que el cuerpo de Osama bin Laden había sido arrojado al Océano Índico desde el portaaviones Carl Vinson.

Posteriormente, el Gobierno de Obama enriqueció esa versión con una serie de detalles. El más importante es que Bin Laden estaba tratando de agarrar un rifle automático cuando los SEAL le mataron.
Así, se despeja toda duda de lo que, según Hersh, no fue más que un asesinato. La CIA, por su parte, también utilizo la muerte de Bin Laden para justificar su programa de torturas, a la que atribuyó la obtención de información decisiva para la localización de terrorista.

Sobornos por silencio

Los mayores perjudicados fueron las fuerzas especiales de Estados Unidos y los líderes del ISI paquistaní. Ambos se sintieron manipulados, aunque, en el caso de los paquistaníes, al menos se habían llevado ingentes cantidades en sobornos por parte de Estados Unidos a cambio de su silencio.

Respecto al artículo escrito por Hersh el diario español El Mundo señala que es consistente con muchos rumores y dudas acerca de la operación de la muerte de Bin Laden. El hecho de que sólo dos helicópteros pudieran aterrizar y llevar a cabo una operación de esa envergadura en un área militarizada provocó una considerable controversia en su momento.

También está ampliamente documentado el hecho de que aquella noche se produjo un apagón de luz en Abbottabad.

El Mundo también cita declaraciones que en el 2008 el embajador afgano en Washington había ofrecido a ese diario acerca de que “Bin Laden no está en ninguna montaña, sino en una gran ciudad de Pakistán”.

Trailer de la película La Noche más Oscura inspirada en la versión oficial difundida por EE. UU. de la muerte de Osama Bin Laden. (YouTube).

Sin embargo, como casi todas las informaciones de Hersh, agrega El Mundo, su artículo se basa en fuentes anónimas, que hacen muy difícil su comprobación. No obstante, si nos atenemos a las exclusivas dadas en el pasado por el veterano periodista de 78 años, es posible que la noticia sea cierta.

Hersh descubrió la famosa matanza My Lai, realizada por Estados Unidos en Vietnam, y las torturas en la cárcel de Abu Ghraib llevadas a cabo por soldados de ese país en 2003 y 2004.

Otros de sus trabajos, sin embargo, nunca han podido ser confirmados, como la alegación de que en 1983 un avión de pasajeros de Corea del Sur fue abatido por la Unión Soviética en medio de un combate aéreo entre ese país y Estados Unidos.

Esta es la versión oficial de EE. UU.

La muerte de Osama bin Laden se anunció el 1 de mayo de 2011, el Grupo de Desarrollo de Guerra Naval Especial de los Estados Unidos (unidad de élite de los SEAL) lo abatieron en el transcurso de un tiroteo en Abbottabad, Pakistán.

La operación fue llevada a cabo en coordinación con operativos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Pakistán confirmó que Bin Laden murió en país en un enfrentamiento con militares de EE. UU.

La Administración de Obama confirmó que el cuerpo de Bin Laden fue arrojado al mar tras comprobar, mediante pruebas de ADN, que efectivamente se trataba del fugitivo. Más tarde generaría polémica la decisión de no hacer públicas las fotografías y muestras de ADN que Estados Unidos decía tener.

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