Internacional

Israel reinicia muro de separación en el valle palestino de Cremisán

El Ministerio de Defensa israelí reinició esta semana la construcción del muro de separación en el valle palestino de Cremisán, cerca de Belén, pese a que el Tribunal Supremo invalidó la decisión y pidió al Gobierno que la reconsiderara.

Maquinaria pesada llegó ayer al valle de Cremisán, entre la localidad palestina de Beit Yala y la colonia judía de Guiló, y empezó a arrancar olivos para preparar el terreno para la construcción, denunció a Efe el párroco de la Iglesia de la Anunciación de Beit Yala, Ibrahim Shomali.

“Israel sacó ayer sus bulldozers (excavadoras) y el Ejército empezó a arrancar olivos milenarios para construir el muro. Es una tragedia para la naturaleza, una tragedia para la comunidad cristiana y una tragedia para el pueblo palestino del área de Belén” , señaló el religioso.

Según él, el Ejército israelí “planea arrancar miles de árboles”  para levantar la barrera y, por el momento, no ha entregado a los propietarios de las tierras un mapa con su trazado, para que estos “no puedan recurrir de nuevo a los tribunales” .

Los vecinos de Beit Yala, incluido el Monasterio católico de Cremisán y su convento, llevan cerca de una década de lucha legal contra el muro.

El pasado abril el Supremo aceptó su petición contra la construcción e instó entonces a las autoridades a “considerar otras alternativas”  para la barrera de separación, cuyos trabajos han estado parados durante años por órdenes judiciales que, sin embargo, la corte rechazó renovar el mes pasado.

Los residentes denuncian que ayer se arrancaron olivos de más de 1.500 años de antig edad y aseguran que el muro aislará 3.500 kilómetros cuadrados de sus tierras.

Durante los últimos años, los cristianos de Cremisán han protagonizado diversas protestas para tratar de evitar la construcción del muro, entre ellas misas semanales al aire libre en el lugar donde este debía construirse.

Beit Yala es una de las últimas zonas verdes del distrito de Belén y pertenece a 58 familias cristianas y a la Iglesia Católica.

La posible construcción del muro no solo partirá las tierras sino que afectará a la rutina diaria de cientos de niños que acuden a una escuela infantil y al trabajo del monasterio, al ver complicados sus accesos, denuncian los afectados.

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