La campaña electoral, que comenzó el 20 de agosto pasado, concluyó el fin de semana anterior con diversas actividades que incluyeron caravanas de automóviles por Managua y en los diferentes municipios del país de la mayoría de candidatos de los diferentes partidos que compiten en la contienda.

El presidente de Nicaragua y candidato a una nueva reelección, el sandinista Daniel Ortega, saca una amplia ventaja de 61.7 puntos a su competidor más inmediato, el exguerrillero de la “Contra”  Maximino Rodríguez, a cinco días de las elecciones, según el último sondeo de la nicarag ense M&R Consultores.

Los comicios en Nicaragua se celebrarán sin observación electoral independiente, con Ortega aspirando a su cuarto período y tercero consecutivo, ahora con su esposa, Rosario Murillo, como aspirante a la Vicepresidencia.

Además, en medio de una gran tensión debido a que los poderes Judicial, Electoral y Legislativo han anulado al principal grupo opositor y han despejado el camino a Ortega, líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional  (FSLN), ya que el resto de partidos que compiten son minoritarios.

Ahora con su esposa

Ortega, quien busca su cuarto mandato y tercero consecutivo, es favorito para ganar las elecciones del próximo 6 de noviembre, está vez junto a su esposa, Rosario Murillo, sin la presencia de observadores independientes y sin la participación del principal bloque opositor.

El líder sandinista parte como amplio favorito para arrollar a sus cinco contrincantes en medio de críticas de diversos sectores, que consideran que el mandatario no sólo quiere instaurar un régimen de partido único en el país, sino una nueva dinastía, 37 años después de que se derrocó a otra, la de la familia Somoza  (1937-1979) .

El gobernante, que cumplirá 71 años el 11 de noviembre, se perfila como virtual vencedor de las elecciones en la primera vuelta, algo para lo que necesita el 35% de los votos y cinco puntos más que el segundo.

Ortega, que se presenta como pragmático y moderado, muy diferente al joven comandante guerrillero y marxista de la década de 1980, es considerado casi seguro ganador por las encuestas, sobre todo después de que el principal bloque opositor se quedara sin aspirante al ser anulado por los poderes Judicial, Electoral y Legislativo.

“La tendencia está marcada”, dijo el director de la encuestadora nicaragü ense M&R Consultores, Raúl Obregón, la única firma que está difundiendo sondeos de cara a los comicios.

Líder indiscutible del Frente Sandinista de Liberación Nacional  (FSLN) , Ortega ha tenido como principal ayuda la cooperación de Venezuela, que suman US$4 mil 659.7 millones desde que retornó al poder en enero del 2007, fondos que administra al margen de la ley del presupuesto nacional.

“Ortega ha logrado una base votante a través de un montón de programas (sociales), asistencialistas, de prebendas”, con esos fondos de la cooperación venezolana que maneja como caja chica, dijo la poetisa y escritora nicaragüense Gioconda Belli.

Ortega ha dicho que con la millonaria ayuda venezolana, que administra una empresa privada ligada a los sandinistas, se han financiado programas sociales, subsidiado el pasaje del transporte público y la tarifa de la electricidad, entre otros gastos de carácter popular.

Los gobernantes sandinistas alegan que la popularidad de Ortega también se debe a la alianza de consenso que mantiene con el sector privado y los sindicatos, que le ha permitido a Nicaragua gozar de estabilidad económica y ser el país de la región, después de Panamá, con mayor crecimiento económico en los últimos cinco años.

Sus detractores, sin embargo, incluyen otro punto que favorece a Ortega y es el cierre de los espacios democráticos.

El embajador de Nicaragua en Washington durante el primer gobierno sandinista  (1979-1990) Carlos Tnnermann, dijo que Ortega, a través de los poderes del Estado, que controla, ilegalizó a la segunda fuerza política, destituyó a 28 diputados opositores, y prohibió la observación de la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea  (UE) y el Centro Carter.

Además, agregó, maneja toda la estructura electoral y se enfrentará a candidatos que no gozan de popularidad en la población.

“Un partido prácticamente único, compitiendo en un espacio único, lo que en buen nicarag ense se suele llamar pelea de tigre suelto contra burro amarrado”, escribió en un artículo el escritor Sergio Ramírez, quien fue vicepresidente de Nicaragua de 1985 a 1990, cuando Ortega gobernó por primera vez.

El mandatario, único candidato presidencial sandinista desde la década de 1980, y que ha estado ausente de la campaña, no tiene rival cercano, ya que el exguerrillero de la “Contra” Maximino Rodríguez, de la alianza que encabeza el Partido Liberal Constitucionalista  (PLC), tiene un 8% de intención de votos y lo máximo que podría obtener es un 20.3%, según las encuestas.

El mandatario lleva como candidato a la Vicepresidencia a su esposa, la influyente Rosario Murillo, a quien Ortega tildó durante el 37 aniversario de la revolución sandinista como “eternamente leal”.

Ortega, que coordinó una Junta de Gobierno tras la caída de los Somoza  (1979-1985), lleva ya tres mandatos a sus espaldas, ya que tras gobernar Nicaragua por primera vez de 1985 a 1990, inició el segundo en el 2007 y el tercero en el 2012, cuando fue reelegido en unas cuestionadas y polémicas elecciones.

Unos 4.34 millones de nicaragüenses están habilitados para elegir el 6 de noviembre próximo a un presidente, vicepresidente, 90 diputados ante la Asamblea Nacional y 20 representantes ante el Parlamento Centroamericano.