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Raúl Castro deja el poder en Cuba entre incertidumbre y esperanza 

Raúl Castro, quien estuvo durante décadas a la sombra política de su hermano Fidel como un eterno y leal escudero, y quien tras asumir la Presidencia intentó hacer un equilibrio con reformas económicas pero sin cambios políticos en Cuba, deja el poder el próximo jueves. 

La enfermedad de su hermano Fidel Castro lo llevó de manera interina a la presidencia en 2006, aunque en un primer momento mantuvo la línea política asegurando que las grandes decisiones se las consultaba al histórico líder guerrillero.

En 2008, después de haber sido elegido para asumir su primer mandato, empezó paulatinamente a imponer su estilo. El cambio más importante fue el cese en 2009 del vicepresidente Carlos Lage y el canciller Felipe Pérez Roque, considerados “delfines” de Fidel Castro y que fueron acusados de haberse cegado por “la miel del poder”.

Aquellos sonados cambios desviaron el foco de otro aspecto: Raúl Castro remodeló más de la mitad de su gabinete ministerial colocando en primera línea a funcionarios discretos que le habían sido leales durante años de trabajo en puestos intermedios del Estado y el Partido Comunista de Cuba (PCC).

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Con fama de exigente en el trabajo y familiar en la intimidad, Raúl Castro era consciente de que no tenía el carisma de Fidel, por lo que prefirió el protagonismo de las instituciones sobre las personalidades a la hora de tomar decisiones.

Su sucedor

Con paciencia y sin buscar protagonismo, Miguel Díaz-Canel hizo una carrera política de funcionario leal y eficiente, que ha sido premiada por Raúl Castro para ser su relevo en la presidencia.

“El compañero Díaz-Canel no es un novato ni un improvisado”, afirmó Raúl Castro cuando en 2013 lo designó vicepresidente primero del Gobierno Cubano.

Castro anunciaba entonces que su mandato terminaría en 2018 y que no optaría a la reelección, por lo que todos los ojos se posaron sobre el recién elegido Díaz-Canel, que se convertía en su mano derecha en el Gobierno.

A partir de este jueves, por primera vez desde el 1 de enero de 1959, la Revolución cubana tendrá un líder que no participó en la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista.

Nueva era

Aministía Internacional señaló este lunes que el fin del mandato del presidente de Cuba, Raúl Castro, debe suponer “el anuncio de una nueva era para los Derechos Humanos (DDHH)” en la isla.

La organización con sede en Londres publicó su hoja de ruta para el nuevo Gobierno cubano bajo el título “Transformar el enfrentamiento en diálogo”, con el que ilustra cómo mejorar el historial de Cuba en el respeto a los derechos humanos.

Tras cumplir dos mandatos de cinco años, Raúl Castro entregará la Presidencia, momento que, según AI, se presenta como una “oportunidad histórica” para “entablar un diálogo esencial y constructivo sobre el futuro de Cuba”.

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La directora para las Américas de AI, Erika Guevara, sostuvo que el nuevo presidente debe “consolidar los progresos en Cuba en materia de DDHH, en áreas como el acceso a la asistencia médica y a la educación”.

La representante de AI, organización que tiene vetada la entrada en el país caribeño desde hace casi 30 años, defendió que Cuba “debe abordar las restricciones que persisten sobre el derecho a la libertad de expresión y de reunión pacífica”.

Rechazan “dedazo”

Decenas de exiliados cubanos se congregaron el domingo en el barrio de La Pequeña Habana, en Miami, para exigir elecciones libres y democráticas en la Isla, y no la aplicación de “un dedazo para pasar de un dictador a otro”.
Ramón Saúl Sánchez, presidente del Movimiento Democracia, organización a cargo de convocar la manifestación, señaló a Efe que la elección de quien suceda en la Presidencia a Raúl Castro, el próximo 19 de abril, es una “traición al pueblo de Cuba, porque “cambiar de tiranos no es ser libres”.

“En 60 años los cubanos no hemos podido elegir ni el sistema de vida ni a nuestros dirigentes. Nosotros no escogimos el llamado socialismo que impera en Cuba”, señaló Sánchez.

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