Al escoger a Bannon como máximo responsable de campaña, Trump está enviando claramente el mensaje que seguirá enfatizando su imagen de foráneo a la política y no complacerá a los sectores republicanos más establecidos.

Bannon ha sido un fuerte partidario de Trump desde hace meses y ha criticado a la dirigencia del partido, inclusive al presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan. Bannon antes trabajaba para el banco Goldman Sachs y no aporta experiencia política a la campaña.       

Trump ha rechazado los pedidos de los republicanos tradicionales de abandonar la retórica incendiaria que le dio la victoria en las primarias, pero que ha antagonizado a gran parte del electorado general.

En vez de tratar de hacerse más atractivo para los diversos sectores de ese país, Trump se ha aferrado a sus controversiales comentarios que encantan a la ultraderecha pero no van más allá.       

Conway se sumó a la campaña de Trump este año como asesora. Una veterana estratega y encuestadora de los republicanos, tiene estrechos vínculos con el compañero de fórmula de Trump, el gobernador de Indiana Mike Pence.

Trump dijo a The Associated Press que conoce a ambos colaboradores desde hace mucho tiempo.

“Son personas fenomenales, son ganadores, son campeones y tenemos que ganar” , manifestó.       

Se estima que Rick Gates, subalterno de Manafort y quien acostumbra a viajar con Trump, seguirá teniendo un papel de importancia en la campaña.       

Manafort, quien asumió el cargo tras la salida de Corey Lewandowski en junio, ha sido criticado porque en el pasado trabajó a favor de un partido político ucraniano afín a Rusia.

The Associated Press reportó el miércoles que Manafort ayudó al partido a enviar clandestinamente por lo menos 2.2 millones de dólares a dos firmas de cabildeo en Washington en el 2012.       

Las encuestas de opinión sitúan a Trump por detrás de su rival, la demócrata Hillary Clinton, tanto a nivel nacional como en regiones clave para alcanzar la presidencia.       

Los cambios fueron reportados primero por el Wall Street Journal y se producen un día después de que Trump publicase un mensaje en Facebook pidiendo el fin de la intolerancia y la opresión.