Internacional

Un líder extremista judío afirma que “hay que quemar iglesias” cristianas

Benzi Gopstein, líder del grupo extremista judío Lehava, contrario a las relaciones de judíos con no judíos, a la homosexualidad y a otras religiones, dijo en un encuentro con estudiantes rabínicos que los centros de culto cristianos deben ser quemados.

“Las iglesias deben ser quemadas”, aseguró el líder de la formación en una yeshivá  (escuela religiosa judía) en la que centenares de estudiantes asistieron ayer a un debate sobre la eliminación de la adoración a los ídolos, informó hoy el diario Yediot Aharonot.

El rabino Moshé Klein, presente en la discusión, cuestionó la postura de Gopstein y alegó que, en estos tiempos, la respuesta a este planteamiento debería ser negativa, idea que defendió otro de los participantes, el periodista Beny Ravinovich, quien mostró su sorpresa ante las palabras del líder de Lehava.

Tras las réplicas, Gopstein dijo estar “dispuesto a estar en prisión 50 años”  por sus declaraciones pero aseguró que éstas no trataban de incitar, sino que eran meras citas del rabino y teólogo judío español Rambam Maimónides.


El Centro de Acción Religiosa de Israel, brazo legal del grupo social y religioso judío Movimiento Reforma, mostró su preocupación ante las declaraciones de Gopstein, sobre quien en el pasado solicitaron al fiscal del Estado un seguimiento por anteriores comentarios polémicos.

“Si estos comentarios no llevan a una rápida decisión para acusarle, podemos decir públicamente que la ley israelí permite la incitación al racismo y la violencia”, sostuvo el director del Movimiento, el rabino Gilad Kariv, en declaraciones recogidas hoy por el diario Haaretz.

“¿Qué mas tiene que pasar para que el Estado de Israel luche seriamente contra aquellos que han decidido alimentar el fuego del odio y el fanatismo?”, se preguntó.

Las polémicas palabras tienen lugar en un momento en que sociedad y autoridades israelíes están conmocionadas por los violentos ataques de extremistas judíos la semana pasada contra la marcha del orgullo gay y contra una vivienda palestina, que acabaron con la vida de una adolescente israelí y un bebé palestino.

A raíz de estos sucesos, el Gobierno israelí aprobó el pasado domingo medidas excepcionales contra esos radicales.

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