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Crímenes obligan a una iglesia mexicana a blindarse contra las balas

 Acorralado por la inseguridad, un sacerdote de la ciudad mexicana de Monterrey  (norte) se vio obligado a levantar un alto muro para proteger a sus feligreses y a instalar un semáforo que alerta sobre las frecuentes balaceras.

MONTERREY.- El sacerdote estadounidense Scott McDermott contó  que la decisión la tomó luego que en abril de 2011 se desatara un tiroteo afuera de la iglesia, ubicada en la comunidad Ciudad Solidaria, a unos 200 km de la frontera con Estados Unidos, en Monterrey, la tercera ciudad en importancia de México.

La balacera, al parecer entre narcotraficantes, provocó que “todo el mundo corriera para entrar a la parroquia, y los que estábamos adentro no sabíamos lo que pasaba, había mucho pánico”, narró McDermott, cuya parroquia además desembolsa alrededor de US$900 en los sueldos de ocho guardias.

El muro, instalado dos meses después del incidente y que llega en algunos sectores a los seis metros de alto, protege el frente de la parroquia “de algún granadazo o una bala perdida” , cuenta el párroco sobre el paredón que ya luce los rastros de las balas.

A su vez, un semáforo fue ubicado a un lado del altar para indicar a los feligreses la situación en el exterior del edificio. Con la luz en verde la situación es normal, en amarillo indica que ha ocurrido un hecho violento o se han visto personas armadas en las últimas 24 horas en los alrededores, y en rojo cuando hay balaceras.

“Esta fue una idea muy buena del padre Scott, porque la verdad aquí se dan a cada rato las balaceras y así, con las luces (del semáforo) y la barda, nos sentimos más protegidos y está uno más a gusto en la misa”, dijo María del Socorro Aguilar, una viuda de 62 años que tiene por lo menos una década asistiendo a las misas dominicales.

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