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Elefantes tailandeses rescatados se convierten en estrellas del polo

Una veintena de paquidermos asiáticos, rescatados de las calles en Tailandia por la fundación Triángulo de Oro, se han convertido en los protagonistas de la competición Kings Cup Elephant Polo en Bangkok.

La edición de este año contiene diez equipos y se disputa en una gran extensión de césped a la orilla del río Chao Praya -que cruza la capital tailandesa-, donde un monje vestido de una túnica naranja bendijo a los animales en la jornada inaugural.

El guía espiritual porta en sus manos el ‘dao rueng’, un enorme manojo de raíces de árbol que simbolizan la buena suerte, mientras da varias vueltas alrededor de una mesa repleta de flores y frutas.

La ceremonia de bendición se corona con un colorido desfile de hombres y mujeres ataviados con ropajes tradicionales y animado por las trompetas y bombos de una banda local.

La veintena de paquidermos participantes forman parte de un grupo mayor que la fundación Triángulo de Oro -creada en el año 2003- ha rescatado de la calle, donde se encontraban abandonados o explotados, y ha alojado en la provincia de Surin (este).

Los elefantes, que pueden llegar a pesar hasta cuatro toneladas, aceptan todo tipo de mimos y cuidados por parte de los mahout, un término de origen indio con el que se conoce a los guías.

El cuidador, sentado sobre el cuello del animal y sin sujeción alguna, equipa a su ejemplar con todo lo necesario para salir al terreno de juego y le pinta en la piel un número con tiza de color para identificarlo.
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“Colocamos una protección para que los jugadores estén cómodos y una cuerda con la que les aseguramos las piernas para que no se caigan”, declara a Efe el mahout Arisak.

En el polo sobre elefante, a diferencia del que se practica con caballo, el jugador golpea la bola -con un palo de hasta tres metros- para meter un gol en la portería contraria y el cuidador dirige el elefante.

“Los jugadores y los mahout tenemos que trabajar de muy estrechamente. Como no hablamos el mismo idioma, los mahout llevan en la espalda unas instrucciones en inglés”, detalla Chris Stafford, creador de la Fundación Triángulo de Oro y jugador en uno de los equipos.

Los partidos se celebran sobre una superficie de 100 metros de largo por 60 metros de ancho y constan de dos tiempos de siete minutos cada uno.

“Además de una buena relación entre nosotros, es muy importante que ambos mantengamos la calma ya que, inevitablemente, el elefante se excita en el momento del juego”, añade Stafford.

El esteópata Tony Nevin se encarga de que los animales estén en condiciones idóneas para salir al terreno de juego.
“La primera vez están un poco nerviosos, pero cuando saben lo que estás haciendo se ponen contentos”, reconoce Nevin.

Antes de empezar cada partido, se ofrece a los animales un bufé libre de frutas y verduras.
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“Uno de los mayores placeres para un elefante es la comida, por eso nos aseguramos de darles muchísima; sobre todo fruta que es su manjar favorito”, explica a Efe Sophie Bergen, directora de Mahout Elephant Camp.

“Los elefantes que participan en el torneo provienen de situaciones muy precarias. Viven desempleados el resto del año, en un pequeño pueblo bajo un sol abrasador y con muy pocos alimentos”, comenta Bergen.

El campamento de elefantes que coordina Bergen está situado en la provincia de Chiang Mai (norte), donde más de 25 elefantes conviven con 60 personas en un espacio estructurado como un pueblo tradicional de mahout.

Se cree que el polo sobre elefantes nació en los albores del siglo XX en la India, aunque la versión moderna se data en 1982 en Nepal, de la mano de James Manclark -exolímpico escocés- y Jim Edwards, que regentaba un negocio hotelero en el país.

Los organizadores del Kings Cup Elephant Polo esperan recaudar esta edición alrededor de los 85.000 dólares (unos 76.000 euros) que consiguieron en 2014 y que destinaron a diferentes programas de conservación del elefante asiático.

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