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Mueren ocho en accidente en San Marcos

El 19 de octubre 2006, una tragedia ocurrió en Tajumulco, San Marcos, cuando un autobús de la empresa Rodríguez se precipitó al fondo de un barranco de 200 metros, con saldo de ocho muertos y 40 heridos.

19/10/ 2006, accidente de un bus extraurbano en Tajumulco, San Marcos. (Foto: Hemeroteca PL)

19/10/ 2006, accidente de un bus extraurbano en Tajumulco, San Marcos. (Foto: Hemeroteca PL)

El bus, conducido por Marco Antonio Niz Chilel, de 24 años, salió de Tajumulco y tenía como destino Malacatán, San Marcos.

La unidad transitaba por un camino de terracería; al llegar al lugar conocido como El Mirador, en la aldea Tablash, el piloto intentó girar en una curva pronunciada, pero lo estrecho de la ruta se lo impidió; intentó entonces dar marcha atrás, pero lo mojado del terreno a causa de la lluvia provocó que el bus se fuera al barranco.

Tras el suceso, pobladores y bomberos llegaron al lugar y descendieron al fondo del abismo para rescatar a los heridos y extraer los cuerpos de los pasajeros que murieron.

Los fallecidos fueron identificados como Marco Niz, piloto de la unidad; Candelaria Ramírez Pérez, de 75 años; Anastasia Ramírez, 64; María Josefina Ramos, 44; Blanca Margarita Pérez Ramírez, y dos niñas de 7 y 8 meses.

Lucía Chávez Cash, 50, murió en el camino hacia el hospital.

Los 40 lesionados fueron trasladados a la clínica La Montañita, en Malacatán.

“Trasladaron a mi mamá al hospital, pero no resistió y falleció en el camino”, se lamentó, entre lágrimas, Olivia Romero Chávez, 19.

Se calcula que en el autobús viajaban más de 50 personas, pero familiares trasladaron a algunos pasajeros lesionados a sus casas.

Florentino Alexander Ramírez, 10, fue uno de los sobrevivientes. Su padre intentó prestarle auxilio en su casa, pero al ver que un corte en el abdomen era profundo, decidió regresar al lugar del accidente para que lo llevaran a un centro asistencial.

El niño perdió a su madre, Josefina Ramos, con quien se dirigía a Malacatán para vender hojas de mashán, para hacer tamales.

El juez de Paz de Tajumulco, Jubier Orozco, fue el encargado de identificar a las víctimas mortales. Mientras los familiares empezaban a llevarse los cuerpos del lugar hacia sus residencias, la Policía solo tomó nota de ello, ya que los pobladores se rehusaron a que fueran trasladados a la morgue.?

Habla jefe de Tránsito

Al ser consultado por Prensa Libre el jefe del Departamento de Tránsito, Eduardo Rottmann, dijo que él no tenía capacidad para ejercer control de las rutas, debido a que la unidad de agentes que sancionaba y vigilaba las carreteras había sido desmantelada, debido a la corrupción. ?“Los agentes se dedicaban a extorsionar a los pilotos, en vez de verificar su documentación o la velocidad”, dijo.

Habló sobre una propuesta, la cual sancionaría con penas más duras y el retiro definitivo del permiso para conducir si las infracciones eran reiteradas. También se aumentarían los requisitos para adquirir licencia profesional, pues en esa oportunidad quedó al descubierto que debido a la corrupción se había extendido licencia a un joven sin experiencia, lo cual causó la muerte de los pasajeros.

Postura de director general

Carlos Quezada, director general de Transportes, expresó que la camioneta accidentada tenía la licencia de circulación válida hasta el 6 de mayo de 2009, para cubrir la ruta de Toninchún a Malacatán.

Quezada indicó que la unidad contaba con seguro de la empresa La Ceiba, y que el piloto poseía licencia profesional, vigente hasta junio de 2008.

Desde el 14 de agosto 2006, se contabilizaron tres accidentes que dejaron 63 víctimas mortales.

Historia negra

Estos son algunos informes de accidentes de autobuses en los últimos años:
El 9 de octubre de 2006, 32 personas murieron al caer un autobús en un barranco en Huehuetenango.

El 14 de agosto de 2006, 23 personas murieron en la autopista Palín-Escuintla, por una falla mecánica en un autobús y porque la rampa de emergencia no funcionó.

En julio de 2005, una camioneta extraurbana se precipitó a un barranco en San Marcos. El saldo fue de 16 muertos.

En septiembre de 2005, en otro accidente de tránsito en Santa Rosa, murieron 15 personas .

En diciembre 2004, se produjo un accidente de tránsito entre dos camionetas en Quetzaltenango, donde murieron 22 personas.

En enero de 2004, 13 personas fallecieron durante una colisión de un autobús que se dirigía a Ciudad Quetzal, San Juan Sacatepéquez.

Marzo 2004, un autobús se estrelló contra un cabezal en el kilómetro 118.5 de la ruta al Atlántico; hubo 13 muertos.

En abril y octubre de 2000 se reportaron dos percances de autobuses en la ruta Interamericana, con saldo de 54 muertos.

Testimonio

“Siento un dolor enorme”. “Mi mamá falleció cuando me iba a visitar desde Tajumulco a la aldea Tucaché, donde vivo. Siento un dolor enorme”, expresó Roberto López Pérez, hijo de Candelaria Ramírez Pérez, de 75 años, quien falleció en el accidente.

Roberto reconoció minutos después el cadáver de su madre, lo subió a un picop y se lo llevó para velarlo. “Aquí ya no tenemos nada que hacer; yo quiero darle cristiana sepultura, para que descanse en paz”, añadió.

Presentan propuesta

Durante una sesión plenaria, el entonces diputado Manuel Baldizón presentó a la dirección legislativa una propuesta de ley para reformar el Código Penal.

El propósito era aplicar sanciones drásticas a conductores que causen accidentes. También propuso aplicar multas de Q5 mil y la cancelación de la licencia a quienes condujeran en estado de ebriedad, bajo efectos de drogas o de forma imprudente y negligente.

Asimismo, multas de Q10 mil cuando los pilotos de transporte colectivo y pesado no portaran los documentos de ley.

Ottoniel Fernández, diputado independiente por Huehuetenango, expresó que las autoridades de Tránsito deberían ser destituidas, porque esta tragedia demuestra que sus controles no funcionan.

Entrevistas

Rottmann dijo que la responsabilidad era compartida y que la única responsabilidad del Departamento de Tránsito era la de entregar y verificar la licencia del piloto.

“Las responsabilidades deberían ser repartidas, ya que también el Ministerio de Transportes y el de Comunicaciones tienen leyes qué verificar, como el permiso del bus para transitar”, dijo Rottmann.

La falta de una policía que vele por normas de tránsito, así como de sancionar y vigilar las rutas, hace imposible el control preventivo de tantos accidentes. “Teníamos una policía de tránsito, pero el ministro la disolvió porque era muy corrupta y pedía mordida a los transportistas”, aseguró el funcionario.

Existe un proyecto para volver a constituir ese departamento, pero la capacitación de los agentes y la adjudicación de presupuesto no se asignaría sino hasta 2008.

Solo 20 inspectores

Las autoridades de la Dirección General de Transportes (DGT) informaron en aquella ocasión que no se daban abasto para ejercer control en carreteras y chequeos mecánicos para las casi 20 mil unidades del transporte extraurbano y pesado.

Carlos Quezada, director de Transportes, informó que solo cuentan con 20 inspectores, los cuales realizan revisiones todos los días.

La DGT no tiene un programa constante de revisiones mecánicas de las unidades extraurbanas; éstas se efectúan cuando el propietario solicita algún trámite. La Dirección cuenta con cinco mecánicos especializados.

Unas ocho mil unidades circulan sin tener legalmente la autorización que extiende aquella dependencia, dijo Quezada.

Inhuman a víctimas

Escenas de llanto y dolor se vivieron en varias comunidades de Tajumulco, San Marcos, en donde fueron velados y sepultados los cadáveres de las ocho personas que perdieron la vida en el busazo.

En el caserío Tochincuto, los deudos velaron los restos de Anastasia Ramírez. Posteriormente, efectuaron una ceremonia religiosa, y luego fueron inhumados en el cementerio local.

Fernando Pérez, hijo de la víctima, pidió que las autoridades efectuaran inspecciones en los buses para evitar más tragedias.

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