Guatemala

Efraín Recinos,

Aunque ya está jubilado, los proyectos no dejan de surgir en la cabeza del maestro José Efraín Recinos Arriaza, quien a sus 82 años recorre todos los días el Teatro Nacional, donde se encuentra su estudio, dispuesto a ayudar a quien se lo solicite.

Nació en mayo de 1928, en la Ciudad de Quetzaltenango. Es el mayor de tres hermanos. Durante los primeros años, su padre no lo envió a la escuela porque creía que los otros niños podían enseñarle “malcriadezas”. Pero sí le dio lápices y crayones, por lo que a los 5 años, Recinos ya dibujada monstruos, guerras, soldados y grandes batallas, con muchos colores y detalles. Fue autodidacta.

A los 7 años ya leía y escribía, y eso alimentó más su creatividad. Cuando tenía 13 cursó cuarto primaria en Quetzaltenango. Lo consideraban loco —dice Recinos—, porque se expresaba a la manera de Cervantes —había leído dos veces el Quijote de la Mancha—. Su padre, al ver su habilidad para el dibujo, lo inscribió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de Guatemala.

Cursó el bachillerato en el Instituto Nacional Central para Varones, donde varias veces fue abanderado, además de haber conseguido un récord nacional como atleta. Luego estudió Ingeniería en la Universidad de San Carlos de Guatemala, porque no existía la carrera de Arquitectura.

Su primer logro como artista lo obtuvo en 1959, cuando ganó un certamen universitario con su cuadro Indigestión de tamales. En 1962 ganó el premio en el Certamen Nacional Carlos Valenti, con su cuadro La huella de mis antepasados.

En 1967 se casó con Elsa, con quien procreó a Lorena. Posteriormente estudió en el Instituto Politécnico de Leicester, Inglaterra. También estudió acústica con el doctor Wilhelm Jordan, de Dinamarca.

Muestras de su genialidad

Su obra maestra fue el diseño del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias (1962-1978), aunque su favorita son los murales o difusores acústicos del Conservatorio Nacional de Música.

A esta obra le siguió una serie de murales en los que supo integrar el arte a los diseños arquitectónicos: la fuente del Parque de la Industria, los murales ponientes del Crédito Hipotecario Nacional, la Biblioteca Nacional y murales interiores y exteriores del Aeropuerto Internacional La Aurora.

Además de su genialidad como artista, Recinos se ha distinguido por su calidad como persona: siempre que alguna institución le ha solicitado ayuda, la brinda con gusto. “Él nunca ha sido amante del dinero; le gusta el arte”, comenta Íngrid Klussman, fundadora de la galería El Túnel.

Recinos es un artista plástico integral. Ha trabajado pintura, escultura, mosaicos, arquitectura, caricatura, escenografía y muralismo.

Su trabajo ha sido reconocido con innumerables premios y galardones, entre los cuales figuran la Orden del Quetzal, el doctorado Honoris Causa por la Universidad del Valle de Guatemala y el de Ciudadano Distinguido por la Municipalidad de Guatemala.

La Fundación Mario Monteforte Toledo se ha encargado de varias publicaciones impresas y audiovisuales sobre la vida y obra del maestro.

El 15 de mayo de este año se formó la Asociación Efraín Recinos, integrada por profesionales que a través de su obra transmiten el significado de ser guatemaltecos. Este grupo y la Universidad de San Carlos designaron el 2010 como el Año Efraín Recinos, lo cual contribuyó a que se le otorgaran distintos reconocimiento de la talla de Luna de Xelajú, de la Fraternidad Quetzalteca. La Asociación gestionó que fuera esculpida la imagen del maestro, y será develada para su cumpleaños, en el 2011.

El Hotel Casa Santo Domingo abrió en el Paseo de los Museos un área dedicada a la obra de Recinos, y también en Santo Domingo del Cerro, un parque cultural dedicado a él. Ambos sitios se encuentran en Antigua Guatemala, Sacatepéquez. Además de sus logros profesionales y artísticos, conocedores del arte coinciden en que Recinos tiene grandes cualidades humanas y que es modelo de integridad, siempre con una actitud positiva ante la vida.

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