Guatemala

La Papaya

Tras ocho años de ausencia, numerosos recitales previos y varias grabaciones desde su creación en el 2002, nuevamente se agrupó la "Orquesta de la Papaya" y, por primera vez, actuó en nuestro país.  La ocasión ha sido la inauguración del XIII Festival Internacional de Cultura Paiz.

Por Paulo Alvarado

Por Paulo Alvarado

La propuesta no pudo haber tenido mejor lucimiento.  Doce artistas de todo el Istmo centroamericano, de Belice a Panamá, bajo la dirección musical del costarricense Manuel Obregón y la producción del guatemalteco Lenín Fernández, reunidos en escena para brindar una peculiar combinación de folclor, canto popular, algo de blues y jazz, y hasta un poco de rock.  Todo junto, en el marco de un festival bianual que ha sabido mantenerse y renovarse durante un cuarto de siglo.  Un efusivo reconocimiento a la Fundación Paiz para la Educación y la Cultura.

No era para menos.  El concierto de “La Papaya” fue un espectáculo abierto a todo público, en la plaza central de la ciudad “Capital Iberoamericana de la Cultura”.  Musicalmente muy completo y vibrante, el evento le hablaba a quien hubiera querido apersonarse, sin costo alguno, para apreciar el arte de nuestros territorios, pequeños en comparación con otros, pero ricos en manifestaciones culturales.  La música, la ejecución, la interpretación, formidables.  ¿Dónde estaban los músicos, los bailarines, los actores de teatro, que tanto demandan apoyo para sus iniciativas?  ¿Dónde andaban los promotores culturales, los curadores, las autoridades, los representantes de instituciones y organismos de educación y formación artística?  ¿A dónde se había ido el gran público que hubiera cabido esperar para la ocasión?

La metáfora va más allá de lo lírico:  si existe una posibilidad de unir a pueblos con raíces comunes, pero con peleas tan absurdas como poco constructivas, esa posibilidad se debe cimentar en la cultura, el arte y la educación.  Las angustiadas movidas de militares, comerciantes, fanáticos políticos, religiosos y deportivos no dan para más.  Gracias, maestros y maestras de la Orquesta de la Papaya, por ponerlo tan en evidencia.

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