Guatemala

Luto y confusión por incidentes en Totonicapán

El luto y la masiva protesta de los vecinos de Totonicapán, el repudio de varias organizaciones sociales y la versión del Gobierno de que siete militares dispararon al aire originó controversia en todo el país, mientras se determina qué ocurrió el jueves recién pasado en la protesta en el kilómetro 170 de la ruta Interamericana, donde seis pobladores murieron.

CIENTOS DE pobladores llevan en hombros los  féretros de los seis fallecidos, frente a la Municipalidad, donde está el  monumento  a   Atanasio Tzul, al que le colocaron una capa negra, en señal de duelo.

CIENTOS DE pobladores llevan en hombros los féretros de los seis fallecidos, frente a la Municipalidad, donde está el monumento a Atanasio Tzul, al que le colocaron una capa negra, en señal de duelo.

En Totonicapán, la tensión reinó todo el día, pues junto al luto de los deudos, miles de vecinos salieron a las calles para manifestar su repulsa contra el Gobierno, al que responsabilizan de las muertes.

También se conoció ayer que Marta Ixtabalán falleció cuando la ambulancia en la que era transportada de Quetzaltenango a la capital quedó varada en ese tramo.

El parque central fue el escenario principal del velatorio de los seis hombres que murieron cuando participaban en la protesta organizada por autoridades de los 48 cantones de Totonicapán.

Los manifestantes bloquearon seis tramos en la carretera Interamericana, para rechazar cobros excesivos en las tarifas de servicio eléctrico y las reformas a la Constitución y a la carrera de magisterio.

Jorge Destarac, jefe de la Unidad Regional de Medicina Forense del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), confirmó que los seis hombres murieron por heridas de bala, aunque no se había determinado el calibre.

El procurador de los Derechos Humanos, Jorge de León, quien viajó ayer a Totonicapán, afirmó que hay “casquillos de calibre 5.56, que son los que utilizan los fusiles Galil —arma del Ejército— y algunos de escopeta”.

Además, la premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú presentó en el parque de Totonicapán municiones y casquillos supuestamente recopilados en uno de los sitios del conflicto, que visitó ayer.

Surgen versiones

En Totonicapán, la versión reconstruida con base en testimonios de varios de los 35 heridos apunta a que un guardia que protegía un camión disparó contra los manifestantes cuando estos rodearon el vehículo. Luego, soldados del contingente de Seguridad Ciudadana dispararon contra los manifestantes al pensar que eran atacados.

Según otra versión, después del retiro de los agentes antimotines, los soldados dispararon contra los inconformes.

José Cua, uno de los lesionados, dijo que después de que se lanzaron gases lacrimógenos, los efectivos comenzaron a disparar. “Tiramos palos y piedras para que no se acercaran, pero luego arrojaron gases y después nos dimos cuenta de que estaban tirando con bala”, expresó.

Eddy Vásquez, estudiante de 19 años, dijo que aguardaban en el kilómetro 170. “Cuando nos dimos cuenta de que los soldados estaban disparando desde la milpa, corrimos y, de pronto, sentí que algo me daba en la espalda”, relató.

Junto a Vásquez, César Amílcar Yax, 20, afirmó que los ataques ocurrieron cuando a los antimotines se les acabaron los gases lacrimógenos. “Después, el Ejército empezó con las balas”, manifestó.

En conferencia de prensa en la Guardia de Honor, el presidente Otto Pérez Molina afirmó que los incidentes comenzaron cuando “un guardia de seguridad privada” que custodiaba un camión le disparó a la gente.

Aseguró que los inconformes se enfrentaron al contingente de dos camiones y un picop del Ejército, pero que solo 11 soldados iban armados.

“Siete soldados aceptaron que ellos dispararon al aire porque temieron por su vida, pues al conductor del camión no lo dejaban bajar y el camión estaba ardiendo. Dispararon porque estaban diciendo que los iban a quemar”, expresó el mandatario.

Agregó que los efectivos del Ejército y sus ministros de Gobernación y de la Defensa están en disposición de colaborar con las pesquisas que efectúe el Ministerio Público, que se informó revisa cerca de dos kilómetros del lugar de los disturbios.

Repudio

En el centro de la localidad, llantos y consignas contra el Gobierno acompañaron a los ataúdes, de camino al quiosco de la cabecera. Se leían pintas con textos como “Patriotas asesinos”.

La periferia de la zona urbana estaba desolada, las casas tenían moñas negras y los comercios permanecieron cerrados, mientras la población se congregaba en el parque.

Además, pobladores recorrieron las calles mientras repetían consignas y frases de protesta expresadas durante el velatorio de los fallecidos, quienes serán sepultados hoy en sus comunidades.