Guatemala

El viaje sin retorno de un migrante guatemalteco asesinado en México

Un guatemalteco de 22 años es una de las 72 víctimas de la masacre de Taumaulipas (noreste de México), quien había emprendido el pasado 9 de agosto su viaje de regreso a Estados Unidos, donde vivió los últimos cinco años, tras volver a Guatemala para celebrar el cumpleaños de su padre.

Este joven vivía desde 2005 en California, a donde había llegado en su segundo intento de vivir en Estados Unidos.

“El regresó a Guatemala el 9 de mayo, el mero día de mi cumpleaños, fue un gran regalo. Pero se fue sin regreso porque mi hijo está entre los muertos en México”, dijo conmovido el padre del joven en la sala de su casa en la aldea Agua Caliente, unos 40 km al norte de la capital guatemalteca.

Entre sollozos, este hombre de 57 años que pidió reservar su nombre por temor a represalias, relata que su hijo partió nuevamente hacia Estados Unidos el pasado 9 de agosto, tres meses después que volvió al país.

En esta ocasión, el joven no viajaba solo, como lo hizo las primeras veces con apenas 17 años. Con él iba un adolescente de 17 años, hermano menor de su esposa, y su otro cuñado de 24 años.

Los tres han sido identificados entre los cadávares hallados en la peor masacre registrada en México, que se atribuye a la banda Zetas, ex soldados reclutados por el narcotráfico.

Un mejor futuro

El dolor de la tragedia se entremezcla con los gratos recuerdos que Morales les dejó durante los meses que pasó con la familia, porque “regresó distinto, muy amoroso, y nos dijo que había vuelto porque quería vernos en vida y no muertos”, contó este padre devastado.

Los tres jóvenes querían “un mejor futuro, darle lo mejor a sus esposas y que sus hijos pudieran tener una mejor vida. Fue la misma necesidad que padecemos muchos guatemaltecos”.

El 51 por ciento de los 14 millones de habitantes de Guatemala vive en la pobreza.

El padre del joven asesinado ya había trazado el camino de la emigración a sus hijos. Como millones de guatemaltecos, salvadoreños u hondureños, en su juventud salió en busca del sueño americano.

Entre 1984 y 1999 vivió en Estados Unidos, y algunos de sus seis hijos también viven en el país norteamericano.

Muestra de ello son los 19 balones de fútbol conmemorativos y la pantalla plana de 42 pulgadas comprada con dinero de las remesas que destacan en la sala de la vivienda, junto a decenas de fotografías de sus hijos.

Los tres jóvenes emprendieron el último viaje por su propia cuenta con tan solo $250 para todos.

En el primer intento del joven de los muertos en la matanza por llegar a Estados Unidos cuando supo que su joven novia de 16 años estaba embarazada, fue detenido y recluido en una prisión de Monterrey, México. La familia estuvo sin noticias suyas durante más de un mes.

Varias semanas después, y sin el consentimiento de su padre, volvió a intentarlo, esta vez con más éxito ya que llegó a California, donde permaneció indocumentado cinco años.

Recuerdos de un padre

El padre del joven prefiere no formular hipótesis sobre las causas de la matanza y lo deja en manos de “Dios y a la Virgen María”.

La última vez que habló con su hijo fue el pasado 17 de agosto, cuando éste le dio un número de teléfono de un supuesto traficante de indocumentados en Veracruz, México, quien le pidió $500 por cada uno para asegurar su llegada a Estados Unidos.

“Mi hijo era de carácter fuerte, por eso creo que lo agarraron en el camino y fue obligado a ir con esas personas. Él me dijo por teléfono que estaba bien, pero no era cierto, lo dijo para que no nos preocupáramos y ahora sé que esta muerto”, puntualizó.

En total, 72 cuerpos, 14 de ellos de mujeres, fueron hallados el martes en una hacienda del poblado de San Fernando, en el estado de Tamaulipas.

Hasta el momento han sido reconocidos 31 de ellos: 14 hondureños, 12 salvadoreños, cuatro guatemaltecos y un brasileño, gracias a que llevaban algún documento de identidad.