Wilfredo Villagrán, encargado de la Estrategia de Uso Eficiente de la Leña del Inab, explicó que aunque ese consumo no tiene que ver directamente con la deforestación sí afecta la degradación de los bosques.
Explicó que esto implica “una pérdida sostenida de biodiversidad y hace más vulnerable los terrenos a los desastres naturales”.
Por lo que realizar proyectos enfocados en el consumo eficiente de leña trae un doble beneficio, primero se elimina “condiciones maliciosas” que pueden generar enfermedades en los hogares de las personas.
Segundo, proporciona una alternativa efectiva a la perdida de la cobertura vegetal de los bosques, lo que a su vez asegura la biodiversidad del país y ayuda a comunidades a ser menos vulnerables ante los fenómenos climáticos.