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Fervor se vive durante cortejos

Aserrín de colores, flores, altares en las puertas de las casas y olor a incienso anunciaban ayer el paso del cortejo del barrio El Gallito, la procesión infantil del templo recoleto y la de Jesús Nazareno de la Dulce Mirada, en Antigua Guatemala.

Jesús de la Dulce Mirada recorre calles de  Santa Ana,  Antigua Guatemala, Sacatepéquez.

Jesús de la Dulce Mirada recorre calles de Santa Ana, Antigua Guatemala, Sacatepéquez.

La procesión de El Gallito es la más grande de las que transitan los barrios de la capital, según el cronista Miguel Álvarez.

En 10 horas de recorrido, más de cuatro mil cargadores llevaron en hombros a Jesús Nazareno Redentor del Mundo por calles de la zona 3.

“No te olvides de mí cuando sea viejo”, rezaba el mensaje del anda.

El Gallito era una finca, un área de paseo a principios del siglo pasado, en cuya casa patronal había un gallo que indicaba la dirección del viento, recuerda el historiador, quien explicó que el lugar se convirtió en uno de los barrios de interés social después del terremoto de 1917.

“La edificación de la iglesia data de 1935, cuando el presidente Jorge Ubico donó el terreno a través de un acuerdo. Además, el alcalde Mario Méndez Montenegro cedió las puertas que pertenecían al antiguo Calvario, demolido siendo museo”, explica.

Pequeños cargan

En cinco horas, Jesús Nazareno de la iglesia de La Recolección atravesó el Centro Histórico. Cuatro mil 400 niños participaron de un singular cortejo.

Juan Pablo, de 5 años, deja de sonreír cuando el anda llegó frente a él. Su padre, exmiembro de la hermandad, le arregla el capirote y pellizca sus mejillas.

“¡Carga desde los 3 años!”, dice el orgulloso padre mientras lo filma. El anda se asemeja a un barco a pique, rescatado por cuatro fornidos celadores que interrumpen la grabación en video para enderezarla.

Juan Pablo va literalmente doblado. “¡Aquí voy, hijo!”, alcanza a escuchar, mientras su padre desaparece entre la multitud. El turno concluye y la cámara vuelve a grabar al niño sofocado, quien se restriega el hombro. La penitencia terminó.

La estatura no es impedimento en este cortejo. Se puede “cargar” desde que se está en brazos, en la procesión de bebés, explica Roberto Vásquez, de la hermandad recoleta.

Toda procesión se cierra con un desfile de algodoneros y vendedores de matracas. Ana María Hernández empuja una vieja carreta de supermercado, llena de corbatas de dulce. Mientras le arregla la mantilla blanca a su única hija, 6, quien cargará a la Virgen por primera vez, expresa: “Aquí vamos haciendo juntas la penitencia”.

En Antigua

Con la alegoría del sueño de Jacob, la consagrada imagen de Jesús Nazareno de la Dulce Mirada, de Santa Ana, Antigua Guatemala, Sacatepéquez, recorrió calles de la ciudad colonial en hombros de unos dos mil quinientos cucuruchos.

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