Comunitario

País desigual

Mientras algunas dependencias del Estado gastan el dinero a manos llenas, muchas organizaciones benéficas no lucrativas pasan serios apuros para darles sustento a niños y ancianos en situación de pobreza.

Basta hacer unas pocas comparaciones para evidenciar la desigualdad de un país de despilfarro y precariedad. Por ejemplo, mientras un diputado integrante de la Comisión Permanente del Congreso de la República paga Q135 por un almuerzo y lo pide a un restaurante de lujo, el costo del almuerzo en el hogar para ancianos Momentos Inolvidables es de unos Q15, según su directora, Liliana Zeceña. Lo que significa que por cada almuerzo de un parlamentario, se alimentarían a nueve de los 13 ancianos que residen en ese hogar.

Diferencias

La Asociación del Niño por el Niño, que les da sustento, medicinas y atención integral a infantes abandonados con distintas discapacidades físicas y mentales, invierte aproximadamente Q5 mil mensuales por niño.

“Con eso se cubre hospedaje, alimentación, enfermeras, personal de atención permanente, medicamentos y pañales”, explica la directora de esa institución, Evangelina Domínguez.

Si se toma en cuenta que en el hogar de Anini residen 66 niños y adolescentes con similares características, al mes se invierten unos Q330 mil. Aparte, la Corte Suprema de Justicia (CSJ) desembolsó en el 2012 Q1 millón 562 mil para el pago de combustible de los magistrados —unos Q130 mil 249 mensuales para pagar gasolina de los juristas—, monto que habría supuesto el cuidado y atención integral para 26 de los referidos niños y adolescentes.

En el hogar de niñas Las Marías se atiende a 20 menores de entre 5 y 12 años; el presupuesto mensual para la atención y mantenimiento ronda los Q20 mil al mes. Cada magistrado de la CSJ recibe en promedio unos Q10 mil por gasolina, monto que cubriría la manutención de 10 de las 20 niñas.

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