Guatemala

Llegan primeros deportados al país

"¡Bienvenidos a su país!", fueron las primeras palabras que 243 guatemaltecos deportados de EE. UU. escucharon ayer al regresar a Guatemala, en las oficinas de la Dirección General de Migración (DGM), zona 13, luego de haber arribado en los primeros dos vuelos del año provenientes de Texas.

Algunos de los deportados caminan hacia la sede de Migración, en la Fuerza Aérea Guatemalteca.

Algunos de los deportados caminan hacia la sede de Migración, en la Fuerza Aérea Guatemalteca.

Hoy se prevé la llegada de tres aviones más con inmigrantes indocumentados —con entre 120 y 130 connacionales cada uno—, para que en la primera semana del 2014 se registren cinco, uno más que en la primera semana del 2013, informó Fernando Lucero, portavoz de la DGM.

El funcionario comentó que, no obstante, para tener una tendencia se deberá esperar a que termine enero. En el primer mes del 2013 fueron devueltas de aquel país casi cuatro mil personas, y en el 2012, más de tres mil.

Así llegan

En fila. Primero bajan las mujeres y después los hombres. Caminan desde el avión, pasan junto a la torre de control hasta ingresar en una sala de la DGM, en la Fuerza Aérea Guatemalteca (FAG). En el camino, unos prefieren cubrirse el rostro para evadir a las cámaras.

Conforme entran se acomodan en unas sillas donde los espera una pequeña refacción. Personal de la DGM les da la bienvenida y los anima para que comiencen bien el año en su país, ante el cansancio y decepción que se nota en el rostro de quienes dejaron su trabajo y sueños en EE. UU.

La mayoría lleva zapatos sin cintas, o sandalias, y solo una camisa o sudadero.

“Tenía 13 años de estar allá. Se quedó mi familia y yo tengo una compañía de jardinería, pero tengo planes”, refirió Félix, de 27 años, quien no quiso dar su apellido y dijo que vivía en San Francisco, California.

En la misma sala se les explica cómo funcionan las ventanillas de Migración, donde deben registrar su ingreso. Después de que les dan la bienvenida se forman varias filas. Algunos quieren ir al baño, otros cambiar los pocos dólares que trajeron por quetzales o llamar por teléfono a sus familiares o amigos. Otros más desean tramitar el documento personal de identificación en el puesto del Registro Nacional de las Personas.

Al salir, los esperan buses que proporciona la Cancillería para transportar a quienes lo deseen a la terminal de buses, para partir hacia la provincia. En las afueras de la FAG también se forma una fila de taxis, a la espera de clientes.

“Soy de Todos Santos, Huehuetenango, pero voy a ver qué hago”, dijo un joven de 26 años que evitó decir su nombre.

Al momento de ser entrevistados en las ventanillas para recoger su ingreso migratorio, al menos dos de los deportados no recordaban su dirección o cédula, ya que llevaban más de una década en EE. UU.

ESCRITO POR:

Geovanni Contreras

Periodista de Prensa Libre especializado en Política y Poderes, con 21 años de experiencia. Galardonado en el 2017 por su trayectoria por la Embajada de México y la Hemeroteca Nacional Clemente Marroquín Rojas.