Guatemala

Manuel Colom Argueta, político y padre afectuoso

El día de su muerte, el 22 de marzo de 1979,  Manuel Colom Argueta, fundador del Frente Unido de la Revolución (FUR),  inició su rutina habitual: desayunó, se bañó, se puso un traje verde y se despidió de su esposa, Anna  Borghini,  y de sus tres hijos Lorena, Mónica y Rodolfo, antes de salir.

El líder político, junto a su esposa Anna Borghini,  atrás, a la izquierda.

El líder político, junto a su esposa Anna Borghini, atrás, a la izquierda.

Ese día, las pesadillas que tanto atormentaban a Lorena, la mayor de sus tres hijos y quien  tenía 14 años, se materializaron. Ella  admite recordar tantos detalles del día del crimen.

Mónica,  quien en esa época tenía 13 años, recuerda que su padre le dio un beso afectuoso y 25 centavos para que comprara su refacción escolar. “Me miró, me besó, me sonrió y me pidió que me portara bien en el colegio”, refiere durante una entrevista telefónica desde Italia.

Reconoce que presintió que sería el último beso que recibiría del líder político. Además, admite haber estado consciente del riesgo que corría la vida de su padre.

La noticia de la muerte de Colom Argueta la recibió junto a Lorena y una prima, en el colegio La Asunción. “El día que lo mataron, cuando entró una monja en el aula, sabía que me iban a dar una mala noticia”, manifiesta con nostalgia.  

Progenitor amoroso

Los tres hermanos coinciden en que Colom Argueta, fundador del FUR, de la Asociación Nacional de Municipalidades  (Anam) y exalcalde de la ciudad de Guatemala, era un hombre de familia, afectuoso y bromista. “Nunca me pegó. No creía en la violencia, y ni siquiera recuerdo haberlo visto alguna vez exaltado, pues era un hombre muy equilibrado”, dice Lorena, la mayor de los hermanos Colom Borghini, la única que reside en el país. 

Sentada detrás de un escritorio y con una taza de café en la mano, no esconde la emoción al referirse a su padre. “Él llegaba cada noche, me acariciaba la espalda y me llenaba de besos”. Hace una  pausa y  continúa con el relato: “Es difícil para una adolescente aceptar que le mataron a su padre, pero ya no siento rencor hacia los autores” del crimen.

Rodolfo, el único hijo varón del abogado y político, y  quien entonces tenía 9 años, recuerda que estuvo con su padre un día antes. “Me llevó a todos sus viajes de trabajo, anduvimos por la capital, fuimos a su oficina”, dice a través de una entrevista telefónica.

Entre los valores que Rodolfo aprendió de su progenitor, se encuentra la humildad y la conciencia de que vivía en un país con gente necesitada. “Mi padre me decía que no comprara juguetes caros, porque había muchos niños guatemaltecos que no tenían con qué jugar. Mi padre me habló de su trabajo y me enseñó qué era la democracia. Me inculcó ser honesto. Recuerdo que me acostaba cada noche”, afirma.

Rodolfo dice haberse enterado de que su padre estaba amenazado de muerte y que planificaba un viaje a México en los meses próximos, pues las intimidaciones se incrementaban y cada día eran peores.

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La cena familiar

Colom Argueta, antes que un gran líder político era un hombre de familia. Sus hijos recuerdan con alegría la infaltable cena familiar. “Aunque cada quien tenía sus rutinas, nos veíamos a la hora de la cena. Eran siempre divertidas, porque mi padre era una persona de gran espíritu”, recuerda Mónica.  Lorena indica que  las  cenas eran convencionales, “se comía frijoles, huevos y algún otro plato”, pero siempre con  una agradable sobremesa.

En este tiempo, Colom Argueta aprovechaba a preguntarles a sus hijos respecto de sus estudios y  su cotidianidad. “Me recuerdo que yo hacía muchas travesuras, y mi papá se reía mucho de lo que hacía. Aunque a veces trataba de hacerse el serio, siempre estaba alegre”, expresa.

Lorena asegura que a su padre le gustaba llevarlos a los viajes de trabajo. “Una vez dormimos siete en un cuarto en San Marcos”, recuerda.

Amenazado

Colom Argueta estaba amenazado de muerte. Sus hijos, su esposa y la opinión pública lo sabían. De hecho, en 1976 el exalcalde y dirigente político fue víctima de un atentado, cuando varias heridas de bala ameritaron su hospitalización.

“En este momento, cuando reconocen mi partido, lo difícil es lograr que no me maten, ya que las técnicas de la ultraderecha para sostenerse en el poder han cambiado (…) En la actualidad la derecha ha enarbolado la bandera del crimen, jugando al asesinato político”, dijo el 19 de marzo de 1979, durante su última entrevista,  cuatro días después de la inscripción del FUR,   recogida por el libro  Latin American Political Report, citado en el informe Guatemala, memoria del silencio.  

Sepelio multitudinario

El día después de su muerte, el político fue enterrado  en el Cementerio General, con  una multitudinaria concurrencia. Millares de personas acompañaron el sepelio de él y de sus guardaespaldas —muertos durante el mismo ataque armado— Hilario Hernández y Héctor Barillas Zelada. Los restos fueron velados en una funeraria de la zona 9 y después fueron llevados al Liceo Guatemala, donde se ofreció una misa de cuerpo presente.

Posteriormente fue trasladado al  Paraninfo Universitario. Antes de que fuera enterrado, sus restos fueron llevados a la sede del FUR —15 calle, entre 9a.  y 10a. avenidas de la zona 1—. “En Guatemala todavía no ha habido ningún político de la talla de mi papá”, concluye Lorena.

Dio vida al FUR

Manuel Colom Argueta, alcalde de la capital entre 1970 y 1974, y fundador de la Anam, fue el octavo de ocho hermanos: Antonio, Teresa, José, María, Gustavo, Guillermo y Luisa. Durante su adolescencia quedó huérfano de padre y madre, por lo que se apoyó en sus hermanos mayores.

Se graduó de abogado y notario en 1957 y viajó becado a Florencia, Italia, donde culminó sus estudios en 1961. Ahí  conoció a Anna Borghini, con quien se casó en 1962, cuando ella cumplió 21 años. Fundó el Frente Unido de la Revolución (FUR), que fue inscrito el 15 de marzo de 1979, siete días  antes de su muerte.

“Mi padre me preguntó si no lo iba a felicitar por la inscripción del FUR, yo le respondí que no. Fue y me dio un abrazo. Como hija, sabía que su militancia política le restaba tiempo para estar conmigo, y eso me ponía celosa”, recordó Lorena, la primera de sus tres hijos. En la edición de Prensa Libre un día antes del crimen se publicó el artículo “FUR recibe felicitaciones por su reciente inscripción”, con mensajes de Bolivia, Costa Rica y Uruguay.

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