“Sería muy lamentable que, en esta edición de la Cumbre, si el Gobierno cubano decide aceptar la invitación y participar, otros Gobiernos decidan no estar. Eso resquebrajaría el principio de inclusión que todos estamos buscando y también la posibilidad de entendernos en la mesa”, opinó el candidato guatemalteco.

El Gobierno de Panamá ha transmitido al de Cuba su deseo de que asista a la Cumbre, pero las invitaciones formales se cursarán a final de este año.

Estados Unidos no ha precisado aún si se negaría a asistir en caso de que Cuba acuda, pero mantiene que el Gobierno cubano no debería estar representado en la cita porque considera que no está comprometido con los principios democráticos.

Stein mencionó el proceso de paz de Guatemala en la década de los años 80 como un “minúsculo referente de la conveniencia de sentarnos todos a la misma mesa”.

“Arriesgándonos a llegar al límite de una violación constitucional, en Guatemala nos sentamos a la mesa con los guerrilleros para hablar de un proceso que nos permitiera superar la guerra interna, y se logró”, sostuvo.

Aseguró que, con su intención de invitar a Cuba, el Gobierno de Panamá “ha tomado muy en serio el esfuerzo de dar ese paso hacia la inclusión plena, para que se discuta a fondo en lo interno cuáles son los objetivos que nos proponemos cumplir en el futuro, incluyendo los temas de compromisos de derechos humanos”.

En la última Cumbre, celebrada en Colombia en 2012, el debate sobre la exclusión de Cuba ganó protagonismo y los países de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA) dijeron que no asistirían a próximos foros si no participaba Cuba.

En la pasada cumbre, celebrada en Cartagena de Indias, la invitación al Gobierno de Raúl Castro no llegó a concretarse por falta de consenso, pese a los esfuerzos del Gobierno colombiano.

Cuba fue suspendida de la OEA en 1962 y aunque en 2009 se anuló esa suspensión, el Gobierno cubano no ha hecho los trámites para reincorporarse y ha dicho que no tiene intención de hacerlo.