El problema se originó por la sobrepoblación que sufrió el parque el 20 y 21 de diciembre cuando ingresaron cuatro mil 500 personas y dos mil respectivamente en esos días y aunque la afluencia fluctuó toda la atención se centró en la plaza principal de Tikal y no en todo el parque arqueológico.
La subadministradora del parque dijo que “tristemente” no hay un respecto por el patrimonio cultural ya que las personas subían las pirámides en grupo y no hacían caso cuando se les pedía descender.
“Un sitio arqueológico no es apto para masas en ningún momento”, exclamó Pellecer, además admitió que aunque estuvo en desacuerdo de que una actividad de ese tipo se llevara a cabo en Tikal no solo su opinión contó.
“Hubo muchos más criterios en cuestión, sobre todo porque era un evento presidencial”, manifestó la entrevistada.