De manera que tendremos, por una parte, a las entidades responsables de la planificación, diseño y control normativo del crecimiento del departamento, y por la otra, parte de la visión empresarial y académica de los profesionales citados respecto de esta problemática.

Menciono problemática porque todo esto tiene mucho que ver con el valor de las propiedades inmobiliarias.

Voy a suponer que usted, estimado lector, compró una propiedad, digamos su casa, en alguna zona, colonia, condominio, etcétera, ubicada en cualquier municipio de este departamento, y usted espera que esa inversión, probablemente realizada con muchos esfuerzos y sacrificios, pueda heredarla a su familia y, por lo tanto, espera que no sufra devaluaciones o depreciaciones causadas por elementos ajenos a su buena voluntad o a su alcance; como podrían ser, tránsito intenso, contaminación desagradable, inseguridad, tanto física de la infraestructura de su entorno, como la personal por la violencia y otras condiciones, todo derivado del crecimiento de este gran asentamiento humano.

En algunos municipios, sobre todo del sur del departamento, se tienen tasas de crecimiento poblacional muy altas, arriba del 2 por ciento anual, que hacen que las mismas demanden, como es natural, por ser un requerimiento de primera necesidad, un lugar para vivir.

Esto se traduce en una demanda de espacio, por lo que esta apropiación se mantiene en una constante aceleración, desbordando sectores que probablemente no estén en condiciones de soportar esa carga urbana. Esta demanda es parte del siguiente análisis.

Las personas se casan o forman un hogar normalmente a la edad de 25 años, por lo tanto, podemos analizar cuántas personas nacieron en este departamento en 1990.

En 1990 éramos nueve millones en todo el país, hoy somos aproximadamente 16 millones, según el INE, el departamento de Guatemala tiene el 20% de toda la población. Si hoy hay siete millones de nuevos ciudadanos, quiere decir que el 20% representan 1.4 millones, y si dividimos entre dos (hombres y mujeres que se casarán) tenemos que se requieren más de 700 mil unidades solamente para este departamento.

Si quisiéramos hilar más fino, podríamos restarle las licencias de construcción otorgadas durante este período y también restarle la población económicamente no activa que no tiene capacidad de pago y entonces podremos ver que todavía existe una demanda muy fuerte de viviendas.

Esto trae consigo la apropiación del espacio disponible para nuevas unidades habitacionales, que cada vez es menos o en lugares no apropiados.

La capacidad de soporte de los sectores, las fallas geológicas que son muchas y en diferentes lugares, la disponibilidad de agua potable, ya sea trasladada o extraída de pozos que luego se convierten en aguas negras y que hay que disponerlas en algún lugar previo a darles tratamiento o no, las demandas de satisfactores —comida, vestido, educación, salud, etcétera-, la necesidad de movilidad, tanto vehicular como peatonal, parques, museos, centros comerciales y otros tantos elementos que se requieren en un asentamiento humano, deben ser coordinados por las entidades de gobierno mediante la correcta asignación del uso del suelo a través de instrumentos normativos o legales que permitan a los ciudadanos vivir adecuadamente y en el caso de las inversiones económicas, que tengan el rendimiento esperado o por lo menos que no se impacten negativamente por decisiones erróneas, por desidia, ignorancia o indiferencia.

De esa cuenta el Colegio de Ingenieros de Guatemala, a través del Consejo de Educación Continua (Ceduca), ha organizado esta actividad a la que están invitadas todas las personas que deseen asistir, sobre todo los valuadores, corredores de bienes raíces, desarrolladores, funcionarios públicos, estudiantes e inversionistas.

Este evento será el viernes 21 de agosto de 8 a 13 horas, en el Hotel Camino Real. Los interesados en asistir pueden reservar su entrada al 2385 9008, 2385 9014, con Iliana de Cruz.