ALEPH

16 millones de gracias

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Así decía una de las pancartas de la última manifestación. Como no hemos tenido un censo en Guatemala desde el año 2002, no sé si somos 16 o 19 millones de habitantes, cifra (esta última) que se coló entre la vorágine informativa de los últimos meses sin haber cobrado mayor relevancia. El hecho es que coincido y me sumo al agradecimiento a la Cicig por encabezar esta especie de cruzada contra la corrupción y la impunidad en el país.

Dicen que esto no habría pasado si Estados Unidos no quisiera el terreno libre para que su Plan Alianza para la Prosperidad se desarrolle sin mayores obstáculos. Como sea y por las razones que sean, a todos nos conviene salir de esta clase política corrupta, de sus socios y financistas. A todos nos conviene dejar de sentir el peso de la impunidad. A todos nos conviene salir de la empresarialización de la política y de esta partidocracia que nos tiene de rodillas. No es que Cicig haya dicho nada nuevo, es que nombró en público lo que se decía al oído y al nombrarlo, lo hizo existir.

La Cicig, como actor calificado e imparcial, lanzó la bomba que nadie había podido lanzar antes en este país, por miedo o porque el régimen estaba blindado. Dijo recio que los políticos son financiados por el capital emergente y tradicional, y también hizo importantes señalamientos a los medios de comunicación. En concreto, se trajo abajo el castillo de arena sobre el cual se ha construido una democracia de mentiras, con instituciones de mentiras. Cicig dio el banderazo de salida el 16 de abril del 2015, y desde entonces la ciudadanía también ha puesto de su parte, porque esta lucha es nuestra. Seguro nos tendrá que acompañar por un buen tiempo porque el pudridero es enorme, pero la responsabilidad final es de la ciudadanía guatemalteca.

El #Renunciaya llegó de la ciudadanía y creció a cuatro erres más: revela ya, reforma ya, rescata ya, (r)evolución ya. Ha habido participación ciudadana en las propuestas de reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, se han consolidado formas de participación ciudadana como los comités cívicos, se ha conformado un movimiento estudiantil inédito en el país, entre mucho más que hemos ganado con solo relacionarnos más los unos con los otros. Este sábado llegaremos a la décimo cuarta semana de manifestaciones que no se han quedado solo en el plano del grito y la denuncia. Como dije antes, hemos ganado juventud, ciudadanía y calle.

Ahora toca insistir que en estas condiciones no queremos elecciones. Queremos la renuncia de Otto Pérez Molina, que haya un gobierno de transición que rinda mejores cuentas que este al próximo gobierno que debería tomar posesión el 14 de enero del 2016. Subiría el actual vicepresidente y el Congreso debería de nombrar una persona para ese cargo, pero la sociedad civil no dejaría de poner el ojo en esta movida. Esto también pediría un nuevo gabinete de transición y la negociación de un presupuesto 2016 en mejores condiciones. Seguiríamos apoyando al MP y a la Cicig como hasta ahora, en un marco de mayor independencia judicial. En fin, como dijo un amigo, tendríamos que darle al comisionado Velásquez la Orden del Pueblo Soberano, no la del Quetzal.

cescobarsarti@gmail.com

ESCRITO POR:

Carolina Escobar Sarti

Doctora en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Salamanca. Escritora, profesora universitaria, activista de DDHH por la niñez, adolescencia y juventud, especialmente por las niñas.