Acerca del tema de la reelección

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En el continente americano, existen cuatro maneras de relacionarse con la reelección: permitirla, permitirla alterna, rechazarla o no limitarla en forma alguna.

LOS TRES CASOS de este último tipo de reelección como posible base para una monarquía de hecho, se encuentran Cuba, Venezuela y ahora Nicaragua. Los tres se parecen en su total antidemocracia, en especial Cuba, donde existe una presidencia eterna combinada con una herencia entre hermanos, Fidel y Raúl Castro, quienes durante casi 55 años se han entronizado en el poder. Venezuela y Nicaragua son similares en el cambio de 180 grados de sus líderes, ambos provenientes de la izquierda. El venezolano Nicolás Maduro desde el sindicalismo, y el nicaragüense Ortega desde las filas de la revolución marxista sandinista. Los dos hacen ahora exactamente lo contrario, al punto de ser el actual Ortega un émulo de cualquiera de los Somoza.

LA SEGUNDA FORMA DE enfrentar la reelección es reducirla a una sola vez consecutiva. Es el caso de Estados Unidos, donde las elecciones con presidentes en ejercicio constituyen un referéndum a su mandato. Igual ocurre con Colombia, Ecuador, Argentina, Brasil, Bolivia. Es alterna, con un período de por medio, en Haití, República Dominicana, Perú, Chile, Costa Rica, Panamá y El Salvador. Y finalmente, está prohibida en México, Guatemala, Honduras y Paraguay. La principal diferencia de este grupo son los seis años de la presidencia mexicana y los cuatro años de los demás, un tiempo cuyo principal defecto consiste en ser demasiado corto para poder establecer decisiones de Estado y por ello necesitadas de más tiempo para funcionar.

EN EL CASO GUATEMALteco, la reelección debe mantenerse prohibida, como está ahora. A causa de la fragilidad y de la nula consistencia ideológica de los partidos políticos —en realidad inexistentes— se ha afianzado la tradición de no reelegir a los políticos, debido al abrumador voto de castigo y de la creencia inocente de los votantes en las promesas de los candidatos, irreales, demagógicas y populistas. Entonces, la única manera práctica de lograr la reelección sería vía el fraude en los comicios o la conversión del presidente en alguien necesitado de superar este tipo de promesas y de emplear al gobierno como plataforma y maquinaria electoral en su favor, de manera grotesca como elemento previo a la falsedad de los resultados oficiales.

EN LOS PAÍSES DONDE hay un sistema partidario sólido e histórico, la reelección puede darse inmediata o alterna sin provocar contingencias. Guatemala se encuentra en un callejón sin salida: la prohibición reeleccionaria es una de las causas de los súbitos y erráticos cambios de rumbo en todos los temas fundamentales del país, ocurridos cada cuatro años. Algunas personas en realidad ingenuas políticamente consideran necesario hacer una reforma constitucional y en la misma permitir la reelección, entre otros cambios. Incluso mencionan el caso del PRI mexicano en su primera etapa de 70 años en el poder y los beneficios obtenidos, causantes del retorno al gobierno de ese partido. En Guatemala, tal posibilidad llevaría a una dictadura, para colmo inculta.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.