Adolfo Sun

también en China Continental, y sacó una licenciatura en la Universidad de Tamkang, en la República de China, Taiwán, e hizo su maestría en Literatura Española en la Universidad de Salamanca, España.

Hace unos 65 años, cuando Taiwán se separó de China Continental, era un país sumamente pobre pero con el esfuerzo por un crecimiento económico saludable, Taiwán sabía que con educación lograría salir adelante, y así logró convertirse en un país del primer mundo. Con sus 36 mil 191 km2, aproximadamente del tamaño de Petén, Taiwán se ha esmerado en brindar no solo educación sino que le ha inculcado a sus ciudadanos la cultura del servicio al prójimo derivado de las enseñanzas de Confucio.

Un gran ejemplo de ello es el actual embajador, quien como “voluntario” y a través de la Fundación Budista Taiwanesa Tzu-chi ocupa sus fines de semana en compañía de sus colegas de la embajada en visitar hospitales, asilos de ancianos u orfanatos para llevarles ayuda humanitaria. Sun es el claro ejemplo de una persona con vocación de ayuda al prójimo.

A través del liderazgo de Adolfo Sun, son muchos los proyectos que realiza la Cooperación Técnica de Taiwán en Guatemala, los que nos han ayudado a superarnos, tanto con mejores carreteras e insumos para los ministerios de Comunicaciones, Salud, Agricultura, Medio Ambiente o de la Defensa y ha beneficiado a miles de personas necesitadas. Con la empresa ASUS logró donar alrededor de 400 computadoras a los centros educativos a escala rural. En materia de salud, colaboró con la unidad de trasplante de hígado a un pequeño bebé llamado Santiago.

En caso de desastres naturales, la ayuda humanitaria es la política del Gobierno de Taiwán, y fui testigo de la construcción en San Marcos de 600 casas de bambú para gente que se quedó sin techo después de la tormenta Stan. Fui testigo de la entrega de ambulancias, de la construcción de la excelente carretera a El Rancho y de numerosos proyectos que han ayudado a muchísimas comunidades de artesanos, agricultores, artistas, pequeños empresarios, viudas y niños huérfanos. El embajador de Taiwán, Adolfo Sun, es querido por todos, y por su gran labor humanitaria se le ha nombrado Hijo Predilecto de Zacapa y Jutiapa. Recientemente la Universidad de San Pablo le otorgó el título de doctor honoris causa, por su liderazgo organizacional.

Si la cultura de Taiwán es de servicio, debiéramos aprender de ellos y dar las gracias a un embajador y a un país que ha velado por nosotros por muchísimos años con proyectos de desarrollo. Y si evaluamos el hecho de brindarles nuestro apoyo político a escala internacional, pienso por cierto, ¡que se lo merecen!

vidamordepaz@yahoo.com

ESCRITO POR: